“La sumisión química no es un bulo. En el Clínico vemos unos cuatro casos al mes”
María del Carmen Ramos Rueda | coordinadora de enfermería de Urgencias del Clínico
Estima que el 60% de los pacientes que llegan a las Urgencias del Clínico podrían ser atendidos en un centro de salud
Advierte que hay que concienciar sobre la sostenibilidad del sistema sanitario
Málaga/DIRIGE a un equipo de unas 250 personas: todos los enfermeros y auxiliares de enfermería de las Urgencias del Hospital Clínico y del Valle del Guadalhorce. María del Carmen Ramos Rueda es la coordinadora de esa área a sistencial, una de las más calientes, concurridas y cuestionadas de la sanidad malagueña.
–Es la coordinadora de enfermería de Urgencias del Hospital Clínico y el del Guadalhorce. Dirige a unas 250 personas. ¿Duerme bien?
–Duermo muy bien. Y es gracias al equipo que dirijo, que incluye a auxiliares de enfermería y enfermeras de ambas Urgencias. Tienen una gran calidad humana y profesional... Y mucha implicación. Son gente que colabora mucho a la hora de ayudar en una descobertura, una necesidad que surja, en cualquier proyecto...
–Hay muchas críticas sobre las Urgencias del Clínico. ¿Son reales o exageradas?
–Es un poco exagerado. Son problemas no de las propias Urgencias, sino de atención primaria y del propio hospital que en alta frecuentación no tiene la suficiente capacidad de dar altas con celeridad. El paciente en algún sitio tiene que estar y la puerta de Urgencias es la puerta principal de entrada al hospital. Esos pacientes, si no tienen una salida en atención primaria o centros concertados, se quedan en Urgencias y eso dificulta la labor diaria. Nos pasamos de capacidad. Urgencias tiene una capacidad y si hay más demanda o el flujo de pacientes de salida no es adecuado, empezamos a tener dificultades asistenciales en las propias Urgencias. Pero siempre, cuando vemos que no es un día normal, que hay una asistencia por encima de lo habitual, reforzamos con recursos humanos.
–¿Y también influye que la gente cuando tiene algo banal, también acude a Urgencias de un hospital?
–También, por supuesto. Casi el 60% son urgencias percibidas por los usuarios, pero luego realmente se constata que son patologías demorables, que pueden ser atendidas en otras áreas asistenciales extrahospitalarias.
–¿Hacen falta más recursos en Urgencias o en atención primaria?
–Creo que en atención primaria. Parece ser que en eso están. Hay que recapacitar sobre la organización. De los recursos humanos no puedo hablar porque los desconozco. No sé si es cuestión de más cantidad de recursos humanos, de reorganización o de si los flujos de derivación se están haciendo correctamente. A Urgencias del hospital llegan procesos que se podrían reconducir desde atención primaria. De hecho hay grupo de trabajo de Urgencias que colaboramos y hacemos circuitos asistenciales con atención primaria.
–Hace poco fue el Día Internacional contra la Violencia de Género. ¿Urgencias de un hospital es un sitio clave para su detección?
–Hay una comisión en el hospital sobre violencia de género, que también aborda los casos de sumisión química y agresiones sexuales. La violencia de género a veces conlleva también una sumisión química.
–¿Eso de la sumisión química es un mito o una realidad?
–Es una realidad. Yo soy la coordinadora que gestiona las muestras. Al principio yo también creía que era un bulo. Pero mensualmente gestiono con el juzgado tres o cuatro casos de sumisión química. Eso es una realidad, no es un bulo, para nada.
–Ha mejorado el abordaje de la violencia de género en los centros sanitarios...
–Sí. Se hacen campañas y talleres de sensibilización porque es importante que los profesionales estemos concienciados con el problema para realmente poder ayudar a esas mujeres. Aquí en Urgencias tenemos que tener un sexto sentido. La mayoría de las veces son casos sospechosos [de violencia de género] que detectamos por una serie de signos. Muchas de ellas no lo dicen, pero por una serie de señales que están protocolizadas en el Plan Andaluz de Violencia de Género podemos llegar a esa sospecha. Y hay una serie de procedimientos ante esa sospecha.
–¿Pero hay más casos o más sensibilización en su detección?
–Llevamos trabajando casi cuatro años con los profesionales en este tema. Está la campaña de la Junta y el trabajo de la Comisión del hospital. Hemos detectado más casos, antes se detectaban menos. Es porque se está haciendo una campaña de sensibilización muy importante. Estamos haciendo visible datos que estaban, pero a los que nadie les metía mano.
–¿Y el consumo de drogas?
–Sí lo hay. Aumenta la frecuencia de casos por consumo de drogas, opiáceos, alcohol, mezcla. Es raro el fin de semana que no tenemos. Durante los fines de semana aumentan los casos de personas que vienen con adicciones. Y ya no de jóvenes. Sino que son edades medias. No son niños, jóvenes que no tengan cabeza. Son gente de una edad media; entre los 30 y los 40. Nosotros tenemos proyectos para aprovechar el momento en que esa persona llega a Urgencias para darle consejos e información para, si quiere, que encuentre una salida. Es prevención secundaria. Se aprovecha el momento de que está en Urgencias para informarles.
–¿Desde que se abrieron las Urgencias del Guadalhorce se han aliviado las del Clínico?
–No. Creíamos que íbamos a tener un alivio y no ha sido así. Las Urgencias del Hospital del Guadalhorce están funcionando muy bien y están absorbiendo procesos más banales. Viene menos gente de aquella zona, pero no ha disminuido el número de entradas en las Urgencias del Clínico.
–¿Cuánta gente ven al día?
–En Urgencias del Clínico, unas 540, y allí, unas 160. Unas 700 entre las dos. Estamos organizados de tal forma que en el caso de los pacientes que tienen un proceso tiempodependiente [que debe ser atendido contrarreloj], se activan recursos humanos, materiales y espacios para atenderlos en tiempo y forma. La gente se queja de las esperas, pero el que viene por un proceso demorable tiene que entender que esa espera es parte de venir a las Urgencias de un hospital de primer nivel para un proceso por el que puede ir a un centro de salud. El que viene con un proceso grave no espera. En ese caso activamos el cuarto de críticos, el código ictus, el código trauma, el código de dolor torácico. Ante esta situaciones, la atención es inmediata.
–¿Tres cosas que le mejoraría a la sanidad pública en general?
–La confortabilidad; sillas, sillones. La sostenibilidad también. Tenemos que concienciar a los profesionales que trabajamos en el sistema sanitario sobre la necesidad de mirar por los recursos que tenemos porque detrás hay dinero público. También incidiría en el uso responsable de las bajas laborales. Tenemos que ser concienciarnos de que el sistema tiene que ser sostenible. Los profesionales sanitarios tenemos que darle una vuelta de tuerca en todos los ámbitos –quirófanos, plantas– y usar los recursos como si fuera en nuestra casa.
–Lleva unos 27 años en el Clínico, es casi de los fundadores, ya que el hospital cumple los 30.
–Sí, yo voy por los pasillos y voy saludando a mis compañeros de toda la vida. En este tiempo, el hospital ha cambiado a mejor.
–En estos años, ha visto la progresiva incorporación de la mujer al mundo laboral...
–Sí, pero todavía nos queda camino por recorrer. Se va avanzando, pero estamos pasando una transición; faltan generaciones. Hay que educar en esa línea. Es un cambio generacional y evolutivo. Nosotros estamos viviendo en esa transición. Estamos en camino, pero en buena línea, pero necesitamos más apoyos institucionales porque la conciliación familiar con la laboral es complicada. Yo tengo un grupo importante de profesionales con reducciones de jornada para conciliar. Enfermeras tengo muchas, pero enfermeros no hay ninguno que tenga una reducción de jornada por cuidado de hijos. Es curioso. La mujer es la que sigue llevando la mayoría de los cuidados de los hijos. Asumimos ese rol por educación; también es culpa nuestra, tenemos que educar a nuestras hijas e hijas e ir cambiando estilos. Seguro que lo vamos a conseguir, aunque no sé si lo veremos, pero seguro.
–¿Ha visto el alumbrado navideño?
–Sí, sí, el domingo. Muy bonito, me ha encantado.
–¿Y cómo ve ese gasto?
–Es positivo [ese gasto] porque se recupera el dinero exponencialmente. Hay personas que critican ese gasto. Pero poner unas luces, llena una ciudad de alegría, hace que la gente salga, que vengan turistas y que los hoteles estén al 80%. Creo que es bueno para Málaga.
–La Lotería está a la vuelta de la esquina. ¿Qué haría si le tocara?
–No soy nada materialista. ¿Qué haría? Lo gastaría en viajar porque no tengo deudas.
–¿Qué le mejoraría a la provincia en general?
–Mejoraría la accesibilidad. Yo vivo en Churriana y para venir a Teatinos no hay autobús. Yo tengo coche, pero mi hija está en la facultad y tiene que ir al centro y del centro venir a Teatinos. ¿Otra cosa que mejoraría? Reduciría los ruidos. Mejoraría la limpieza porque hay barrios que están mal. Y también la población se tiene que implicar en la limpieza, hace falta educación cívica y ciudadana. Hay que crear también zonas para la defecación de los animales.
–¿Algo que añadir?
–Dar las gracias a todo el equipo de Urgencias. Quiero transmitir mi gratitud a todo el equipo médico y de enfermería; al jefe de Urgencias, Eduardo [Rosell]. Hay muy buena relación con el equipo. Venimos con mucha alegría a trabajar. Yo el día que me pese el trabajo, me iré a otra zona asistencial. Tú tienes que tener entusiasmo con lo que hace. A mí me mueven mis compañeros, con los que empecé hace casi 30 años. Yo tengo mucha ilusión cada día por mi trabajo. Esa ilusión me la dan mis compañeros y yo intento ilusionarlos a la hora de hacer cualquier proyecto. Y vamos todos a una. Hemos conseguido ser un equipo compacto. Nuestro estilo es trabajar en equipo y con alegría. Para mí son superimportantes mis compañeros. Es que me gusta mucho mi trabajo.
Ex campeona de taekwondo de España
María del Carmen Ramos Rueda es de Alhaurín el Grande. Estudió enfermería en la escuela del Hospital Civil y en 1992 entró en las Urgencias del Clínico. Desde hace 12 años coordina al personal de ese área asistencial del hospital, en donde ha desarrollado toda su trayectoria profesional. Lo más llamativo de su curriculum es que fue campeona de taekwondo de España de peso walter, pero lo dejó con 23 años para centrarse en sus estudios. Está orgullosa del equipo profesional que han formado y dice que trabaja con mucha ilusión.
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