Pilar España, especialista en digestivo: “La celiaquía es más que una intolerancia, es una enfermedad”
En el día de esta afección, Pilar España, médica del Hospital Regional Universitario de Málaga asegura que cada vez son más los diagnósticos a cualquier edad, pero porque actualmente los médicos están más sensibilizados
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Málaga/Cada año a mediados del mes de mayo se celebra el Día de la Enfermedad Celíaca, una enfermedad que hace que miles de personas no puedan tomar gluten. En este sentido, Pilar España, especialista en digestivo del Hospital Regional Universitario de Málaga, sostiene que “la celiaquía es más que una intolerancia, es una enfermedad", la cual debe tratarse como es debido, ya que puede hacer que el paciente "desarrolle enfermedades graves". Además, también asegura que en los últimos años tanto la población como los médicos están más sensibilizados con la celiaquía y por ello se diagnostica más, pero no porque haya más casos, sino porque se tiene como una opción de diagnóstico.
–¿Qué es la celiaquía?
–De entrada la celiaquía se llama también enfermedad celiaca porque no es simplemente una intolerancia. La celiaquía es más, es una enfermedad. Esto quiere decir que si no se trata adecuadamente, el paciente no es que tenga gases, diarreas o síntomas digestivos, sino que puede desarrollar otras enfermedades graves para su salud como el hipotiroidismo, la diabetes o tumores digestivos. Es una enfermedad que hay que tomarse en serio porque necesita de una dieta si o si. Hay otras intolerancias como la de la lactosa, si un intolerante la consume puede ponerse mal clínicamente, pero no te va a ocasionar déficit nutricionales ni va a acarrear otras enfermedades digestivas y extradigestivas. A veces metemos en un cajón desastre la intolerancia al gluten con todas las demás y creo que es un error.
–¿Cómo puede saber una persona que es celíaca?
–El enfoque es diferente en pediatría y en medicina de adulto porque los pediatras suelen ver niños y cuando se manifiesta en la infancia tiene síntomas muy llamativos que hace que se piense muy rápido en ella. En cuanto a los adultos, es una enfermedad que se puede manifestar de muchas maneras y muchas veces pasa desapercibida. Hay personas que en la época adulto están diagnosticados de colon irritable y resulta que lo que tienen es una celiaquía y nunca nadie había pensado en ello, ni le habían hecho los estudios pertinentes porque el colon irritable es tan común y tiene síntomas que todos tenemos. Por eso en los adultos estamos sensibilizados a decir qué síntomas miramos y observamos todos los que se parecen al colon irritable como es la diarrea, a veces el estreñimiento intermitente, la distensión abdominal, los gases o la pérdida de peso. Además, siempre que se vean en un paciente hay que hacer una analítica para descartar y esta te da prácticamente el diagnóstico. Pero también hay otros síntomas en los que hay que pensar como la anemia ferropénica, anemia por falta de hierro en hombres o, algo que vemos muchos los digestivos, el aumento de transaminasa, es decir, en el estudio de alteración del perfil hepático cuando el hígado está inflamado en las pruebas que hacemos siempre pedimos la prueba de la celiaquía porque hay celíacos que manifiestan la enfermedad porque tienen una alteración del perfil hepático. Estas cosas son los síntomas comunes que hacen saltar el diagnóstico, pero también está la osteoporosis, aftas en la boca de repetición o la polineuropatía.
–¿Por qué las personas padecen esta enfermedad?
–Es un trastorno inmunitario, por lo que hay una predisposición genética. Es algo con lo que nacemos. Lo que provoca es que cuando entra el gluten en nuestro organismo, la mucosa intestinal reacciona ante eso con una cascada de fenómenos inmune que conducen a una alteración de la mucosa que puede llegar hasta a una atrofia. Esto puede causar déficits nutricionales graves de hierro o de vitaminas. Es un problema serio de salud, pero hay grados de aceptación mucosa, y cómo desencadena fenómenos inmunitarios también se manifiesta en otros órganos por eso hay personas que no tienen mucha afectación intestinal. Esto no significa que puedan tomar gluten, ya que no es una intolerancia. Yo siempre digo que el gluten es veneno que mata a fuego lento porque puede estar actuando y no es como una alergia que mata bruscamente, sino que es una intolerancia que hace que si una persona que está toda la vida cuidándose con la dieta, consume gluten aparte de tener síntomas, ese tejido intestinal que se lleve restaurando años a base de que no está en contacto con el gluten, vuelva otra vez a alterarse y se deba empezar la recuperación. Por eso, un celiaco no puede saltarse la dieta en ningún momento.
–¿Y qué sucede con la contaminación cruzada?
–El paciente debe tener cuidado, la dieta tiene que ser muy estricta. Ahora está internet, hay muchos foros, por lo que los celiacos están muy sensibilizados. Hay algunas veces que cuando el paciente no normaliza los anticuerpos hay que ver qué está haciendo mal y en ocasiones una simple tostadora puede hacer que exista esta contaminación porque se puede encontrar en cualquier sitio. Se habla de contaminación cruzada hasta en los cosméticos o las pastas de dientes. Los celiacos deben tener cuidado en los restaurantes con las freidoras, sobre todo, aunque en Málaga somos pioneros en este sentido y hay muchos establecimientos concienciados.
–¿Qué pasos se deben de seguir para que una persona sea diagnosticada con celiaquía?
–Normalmente en los adultos varía con los niños porque lo que vale para los adultos, puede no servir para los niños y que los pediatras tengan otra forma de actuar. En el caso de los adultos siempre que una serología -una analítica de sangre- es positiva, hay que hacer una biopsia duodenal para ver el grado de afectación que hay. Por protocolo se hace siempre. Luego es cierto que los análisis tienen tanto peso que al paciente lo podemos considerar celíaco con la analítica aunque se complemente con la biopsia. También es verdad que hay grupos de personas como los que tienen hijos celiacos o son diabéticos que no solo sirve la serología para el diagnóstico y hay que hacer biopsia para confirmarlo porque es algo más complejo.
–¿Qué pacientes acuden a su consulta actualmente?
–A nosotros nos llegan pacientes que van mal porque algunos celiacos no se acaban de corregir y, sobre todo, los celiacos que se diagnostican en la edad adulta. Se ven muchos, no sé el número exacto de cuántos, pero no es una enfermedad infrecuente. Se están viendo muchos casos y a todas las edades, desde niños de 18 años a adultos de 30 y hasta de 80 años. Eso sí, a todos los pacientes, aunque tengan sospechas de que puede ser celiaco se les dice que no pueden dejar el gluten hasta que se hagan la endoscopia. Muchas personas lo dejan y eso es un error porque cuando se hace un test a alguien que ha dejado de tomar gluten de forma voluntaria sin que un médico se lo indique, puede que los resultados sean un falso negativo porque no se sabe si es un celiaco que está corregido o que nunca lo ha sido.
–Al margen del ámbito sanitario, ¿considera los precios de los productos sin gluten adecuados?
–Es una barbaridad que los productos sin gluten sean tan caros. Ahora con la inflación está todo carísimo y no entiendo cómo no tienen un descuento porque esto es una enfermedad, no un antojo. Voy a comprar para mí y veo los productos sin gluten y las diferencias de precios son bestiales. Me parece muy fuerte que no se tenga en cuenta porque la celiaquía es un problema de salud serio.
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