El Metro de Málaga hace cirugía con la arqueología
Acometen una solución que permitirá salvaguardar los dos trozos de muralla nazarí hallados en la Avenida de Andalucía
Bajo ellos se excavará el túnel del suburbano hacia la Alameda Principal
Málaga/De cuando en cuando, el Metro de Málaga se transforma, muda su piel aparentemente hosca y ruda, y se viste de cirujano. Es en esos momentos cuando sale a relucir una sutileza extraña para una obra acostumbrada al acero y al cemento, en los que la ingeniería se pone al servicido de una meticulosa operación de rescate de estructuras con hasta nueve siglos de antigüedad.
Aunque contados, estos episodios son fiel reflejo de la relación que el ferrocarril urbano viene guardando con la arqueología, de cuya mano avanza desde hace ahora más de catorce años en acortar la distancia que le sigue separando del centro de la ciudad. Veinte meses hace ahora del día en que los operarios tomaron el mando de las operaciones en el tramo del suburbano de la Avenida de Andalucía. Y veinte meses después, la tarea sigue inconclusa.
Recuperado parte del pasado nazarí, en una tarea ingente que ha permitido conocer en profundidad la traza del arrabal de Attabanim, la empresa se cierne ahora sobre dos tramos de muralla de los siglos XII-XIII y XIV localizados casi en la frontera con el río Guadalmedina. A siete metros bajo tierra, mientras en la superficie el tráfico desfila sin descanso, más de una decena de trabajadores, muchos arqueólogos, se afanan desde hace semanas en salvaguardar lo desenterrado.
¿Y qué es? En su memoria preliminar de los trabajos en la zona de Nazareno del Paso, la dirección arqueológica subrayaba por su valor el hallazgo de dos muros medievales, correspondiendo "uno a la muralla del arrabal aparecido con anterioridad en Callejones del Perchel, y el otro, a un segundo muro de cierre del mismo arrabal construido con posterioridad (siglo XIV)". De manera literal se hablaba de "un muro de fábrica de tapial de calicanto con zarpa de cimentación y 1,6 metros de ancho por 1,35 a 1,95 metros de potencia conservada y 14 metros de longitud, que es la anchura aproximada del trazado del túnel".
A tenor de las propuestas realizadas, la Delegación de Cultura emitió a finales del pasado de julio una resolución en la que resolvía soterrar los restos excavados de los muros de cierre por encima de sus zarpas de cimentación y proteger el resto de la estructura con geotextil. A esta primera acción sumó la necesidad de conservación in situ estos restos, consolidando previamente sus estructuras. Y es justamente esto lo que se lleva a efecto sobre el terreno.
El project manager y gerente de proyecto y obra de Metro Málaga, Miguel Ángel García Cañizares, explicó en una visita al emplazamiento del hallazgo que la solución finalmente dispuesta guarda muchas semejanzas con la que años atrás se ejecutó para salvar los muros este y oeste del Fuerte de San Lorenzo, encontrados en la Alameda Principal y también catalogado como BIC.
"En Atarazanas fue diferente porque pudimos sacar los elementos, aquí los tenemos que dejar in situ", admitió García Cañizares. El proceso al que aludió consistió en el corte en varios trozos de las dos estructuras para, posteriormente, ser extraídos. Los mismos fueron devueltos meses después, una vez ejecutados los muros pantalla que dan forma al túnel en la zona Centro.
El responsable técnico explicó que la operación actual incluye una limpieza inicial de los muros, para después realizar una excavación hasta la cimentación de las murallas. "Se acomete un pequeño muro para evitar riesgos de desprendimiento", aclaró, a lo que ha seguido la realización de 56 perforaciones por debajo de la muralla protegida mediante un taladro de 30 centímetros de diámetro. En ellos se introducen grandes barras de acero de 18 centímetros de canto y de alto, de longitud suficiente para superar el ancho de los muros, siendo rellenados con mortero de cemento.
"Lo que se consigue es que quede embutido debajo de la muralla", dijo, dando forma a una especie de abanico de barras. La última fase consistirá en la instalación de unas jaulas metálicas "para que todo quede abrazado por un muro de parte a parte". "Con esto lo que tenemos son dos vigas laterales muy potentes a cada lado de la muralla, que recoge el abanico de perfiles que hay por debajo, lo que nos permitirá excavar debajo", añadió. No obstante, para asegurar que no haya desmoronamientos se harán otros taladros por debajo de la muralla y se empleará un hilo de diamante para poder cortar la estructura antigua.
El desarrollo de esta actuación, según García Cañizares, no va a suponer alteración en el calendario de construcción de este tramo. "Es un punto que se encuentra entre estaciones y hay tajo en el que se sigue trabajando", comentó. En el interior del túnel se puede observar que la excavación del paso soterrado en la Avenida de Andalucía está completada casi en su totalidad.
Esta parte de la infraestructura cuenta con tres niveles, en el primero de los cuales se encuentran los dos tramos de muralla. El segundo y el tercero (será en éste por donde circularán los trenes) ya están materializados salvo un segmento de unos cien metros de longitud.
Esta intervención arrancó formalmente el pasado 10 de noviembre y se espera que pueda estar completada en las primeras semanas de enero. Pero al tiempo que se avanza en una operación casi quirúrgica, en el plano administrativo la Consejería de Fomento trabaja en la aprobación de un nuevo modificado presupuestario que dará encaje a estas actuaciones.
Desde el departamento dirigido por la consejera Marifrán Carazo eludieron por el momento poner números a esta variación, aduciendo, entre otras razones, que el mismo tiene aún que ser objeto de negociación con las empresas contratistas del tajo, Acciona y Sando. Sí apuntaron que esa modificación incluirá actuaciones de mejora de la futura visualización de la muralla nazarí localizada en Callejones de El Perchel.
El rescate de los restos de la Avenida de Andalucía es una muesca más en la larga lista de logros del Metro en su estrecha relación con el pasado de la ciudad. La arqueología es protagonista en el día a día de una obra que debe permitir la llegada de viajeros a la Alameda a finales de junio de 2022.
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