Lo que el Metro dejó atrás
Metro Málaga | Restos arqueológicos
La decisión de la Junta de rescatar ahora parte de los restos musulmanes de la Avenida de Andalucía contrasta con su negativa a hacer lo propio años atrás con otros vestigios encontrados en la traza del suburbano
Málaga/Las piedras del siglo XII perfilan la traza de una calle del arrabal de Attabanim; a pocos menos se levanta parte de la estructura de una antigua casa musulmana de la misma época... Piezas que componen parte de un puzzle enterrado bajo el hormigón y el asfalto de la Avenida de Andalucía y que sale a la luz tras ser levantados por la piqueta del Metro. Parte del yacimiento, al menos, será recompuesto en un espacio próximo para servir de testimonio vigente de la Málaga que fue.
La determinación de la Junta de Andalucía semanas atrás supone un rara avis en el escenario del ferrocarril urbano, donde el volumen de restos dejados atrás y enterrados excede con mucho el rescatado. Ni los testares y estructuras asociadas al entorno del yacimiento de Alfar de Carranque; ni las estructuras romanas de posibles almacenes, de época altoimperial, en la calle Santa Marta; ni la estructura muraria del siglo I d. C. cimentada sobre un depósito con materiales cerámicos de tradición feno-púnica en las calles La Unión y Reboul; ni los restos de una necrópolis romana en La Unión... Nada de eso fue objeto de una operación de rescate y exhibición con la ahora diseñada.
Las numerosas resoluciones dictadas por la Consejería de Cultura conforme la obra avanzaba dan muestra fiel de ello. A excepción de lo ocurrido con la muralla nazarí sacada a la luz en Callejones del Perchel y el muro oeste del fuerte de San Lorenzo, en la Alameda Principal, ambos catalogados como Bien de Interés Cultural (BIC), la propuesta de intervención para el resto de hallazgos se limitó a documentación y enterramiento tras el dintel en aquellos puntos en los que técnicamente era factible.
Los actuales responsables regionales, atendiendo al pronunciamiento de los arqueólogos responsables de la excavación del tramo de la Avenida de Andalucía y a la existencia de cierta demanda social para que lo encontrado no fuese totalmente destruido, optaron salvaguardar aquellos vestigios de mayor relevancia y por permitir su conocimiento directo. Para ello, será habilitada una especie de sala museística en el primer nivel del túnel del Metro en Callejones, haciendo posible también la contemplación de la muralla nazarí localizada en el entorno.
La reciente decisión dista de la que, siete años atrás, adoptó la misma Administración regional, cuando en las proximidades de la zona aún abierta por las zanjas de investigación, eludió la vía del rescate y la recuperación de lo hallado. El caso concreto queda descrito en la resolución que Cultura firmó en 3 de julio de 2012. En la misma se informa de la intervención arqueológica realizada en "una isleta urbana limitada por la Avenida de Andalucía, la plaza Poeta Manuel Alcántara y la Glorieta Albet Camus (...), en un espacio destinado a una futura estación (estación Guadalmedina)", en pleno trazado del Metro, en la que quedo confirmada la existencia de restos del arrabal de Attabanim.
"Los resultados han sido positivos, ofreciendo restos pertenecientes al arrabal oeste de la Málaga musulmana; presentan una organizada trama urbana de carácter residencial con estructuras de edificaciones públicas y domésticas, agrupadas por manzanas y delimitadas por calles, de las que se ha podido documentar hasta un total de once; siete de claro ambiente doméstico y dos edificios públicos", desgranaba el informe emitido por los arqueólogos.
El mismo continuaba con una detallada descripción de lo aparecido, destacando varias viviendas, "en general pertenecientes a un único núcleo familiar". Las mismas presentaban planta rectangular y superficies totales de entre 29 y 91 metros cuadrados, con un número de estancias de entre cinco y diez por casa. Fueron documentadas letrinas, cocinas con hogares excavados en el suelo y alguna alacena, salones, alcobas con suelos elevados "para evitar la humedad", un calentador de alcoba. Y varios edificios públicos;en concreto, dos pequeños baños.
El equipo encargado de las excavaciones confirmaron la localización del viario del arrabal, con cuatro viales documentados. Dos de ellos daban a calles abiertas; otros dos a callejones sin salida. De ellos "uno podría corresponder a una de las calles principales que articula internamente el arrabal". "Todo ello ha aportado datos acerca de la construcción del arrabal, situándola en el siglo XII d. C. y su posterior abandono en el XIII-XIV", apostillaban.
A pesar de admitir "un grado importante de erosión o alteración" en los restos encontrados, el equipo destaca la conservación de "un importante volumen de restos con parte de los alzados de las estructuras murarias, pavimentos y canalizaciones de los edificios y calles que dan clara muestra de la trama urbana del arrabal en la zona excavado".
El escollo principal es que la afección de la construcción del suburbano sobre el yacimiento era "total, ya que es necesario llevar a cabo un rebaje del terreno que supondrá la eliminación completa de las estructuras exhumadas". Por tanto, sostuvieron que era "incompatible" la ejecución del trazado ferroviario con la conservación in situ.
Ante el conflicto evidente, Cultura reclamó una memoria más completa, en la que los técnicos confirmaron el "arrasamiento" que parte superior de la restos había sufrido en época moderna y contemporánea, así como que arrabal ya fue documentado en otras excavaciones sin que se plantease su conservación in situ. Finalmente, propusieron la emisión de un estudio técnico por parte de los ingenieros del Metro "a fin de valorar la viabilidad de conservar los restos" sin entrar "en discordia" con la ejecución de la infraestructura. La Agencia de Obra Pública no dejó duda, cerrando esa puerta.
El ente autonómico arguyó, de un lado, la imposibilidad de integrar los restos en la estación Guadalmedina, puesto que ello implicaría "sacrificar" el área de vestíbulo; de otro, rechazó la posibilidad de modificar el trazado. "Resulta inviable porque no garantiza la falta de afección, supondría un trazado más sinuoso penalizando la velocidad comercial y confort de los viajeros", expusieron como argumentos. Con todos los datos sobre la mesa, la decisión final correspondió a Cultura. El 3 de julio de 2012 decidió "desafectar arqueológicamente la zona intervenida".
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