El Metro estancado

Los trabajos arqueológicos en la Alameda aplazan el arranque de la obra civil del tramo al centro El tajo de El Corte Inglés cumple ocho meses sin actividad alguna

El lateral norte de la Alameda, abierto por las excavaciones arqueológicas que se alargan desde hace varias semanas.
S. Sánchez Málaga

21 de abril 2016 - 01:00

El Metro de Málaga se estanca. Su maquinaria, siempre activa, parece ahora adormecida ante la imposibilidad de avanzar en el único tajo abierto, el de la Alameda Principal, tanto en cuanto se está a la espera de que los arqueólogos culminen la tarea de inspección; de que la Consejería de Fomento licite los trabajos para finalizar las obras pendientes en el tramo de El Perchel, que deben permitir llevar el túnel hasta el puente de Tetuán, y en la incertidumbre de qué rumbo tomará la finalización del trazado en superficie hasta la trasera del Hospital Civil.

El escenario en el que se mueve en la actualidad el mayor de cuantos proyectos siguen vivos en la provincia de Málaga se presenta salpicado de obstáculos, barreras que preocupan sobremanera en la idea de alcanzar los hitos contemplados en las fechas previstas. Calendarios, cabe recordar, que vienen a ser el retraso de lo ya retrasado.

Si los antecesores en las responsabilidades de Fomento, con Izquierda Unida al mando, aplazaron a finales de 2017 (en la modificación del contrato con los socios privados encargados de la explotación comercial se fija el mes de octubre de ese ejercicio) la llegada de los trenes hasta la estación Atarazanas, en el cruce de la Alameda con la calle Torregorda, y hasta Blas de Lezo, el actual titular de la consejería, Felipe López, desplazó tal acontecimiento a mediados del año 2018.

Para alcanzar esa frontera temporal restan poco más de dos años. 24 meses en los que se han de poner aún piezas indefinidas en un puzle inacabado. El caso más cierto es el de los trabajos que se desarrollan desde hace seis meses en el lateral norte de la Alameda. La entrada del Metro en la zona obligó a aplicar los desvíos de tráficos ya por todos conocidos, dejando sin circulación no sólo el lado norte de la Alameda sino también el lateral norte del puente de Tetuán, que habrá de ser demolido para la ejecución futura del paso soterrado del Metro.

Sin embargo, la visión que tiene cualquier espectador es que de la infraestructura del suburbano se sigue viendo más bien poco en la zona. La razón principal que viene obligando a las empresas adjudicatarias del tajo, Acciona y Sando, a aplazar este paso definitivo apunta a las tareas arqueológicas que se realizan desde hace varios meses, estando pendiente de elaboración de informe por parte de Cultura recomendando o no algún tipo de acción de conservación.

Lo conocido hasta el momento no apunta en esta dirección, dado que lo encontrado en el subsuelo viene a confirmar lo previsto: la existencia del fuerte de San Lorenzo, dibujado ya en las cartas antiguas. A ello se suma, más en el tramo central del lateral norte, construcciones antiguas de escaso o nulo valor. No obstante, hasta que Cultura no dé luz verde las constructoras no podrán dar entrada a las máquinas pantalladoras, las encargadas de horadar el terreno para, tras las inyecciones necesarias de hormigón, dar forma a las pantallas del futuro túnel.

De acuerdo con los calendarios manejados por las empresas, la denominada obra civil (que es la que afecta más a la superficie de la vía) tiene un plazo de unos 15 meses. Sin embargo, esa cuenta atrás está seriamente condicionada, dada la imposibilidad de haber avanzado en esta fase. Y ello a pesar de que la firma del contrato entre la Administración regional y las empresas constructoras data del 24 de marzo del año pasado. De acuerdo con el compromiso asumido, desde ese día empezaban a contar los 28 meses en los que los socios privados se comprometieron a construir esta parte de la infraestructura, de 295 metros de largo, y que habrá de ser completada con las instalaciones, superestructura y arquitectura de la única estación.

En el marco de esta parte del recorrido se incluye la demolición del lateral norte del puente de Tetuán, que será repuesto una vez culminada la excavación del túnel bajo el lecho del río Guadalmedina en este punto. Esa tarea, según los datos manejados meses atrás por los responsables de Fomento iba a iniciarse el pasado mes de marzo, sin que haya ocurrido aún.

Las dudas se extienden a los 300 metros previos al puente de Tetuán, donde el recinto de obra y la acumulación de material sigue generando la idea de que se trata de un tajo vivo, a pesar de que transcurren ya ocho meses sin actividad. Las diferencias económicas entre Fomento y Grupo Ortiz, contratista original de esta parte del recorrido, acabaron lastrando el desarrollo de estos trabajos. La terminación de la infraestructura se calculó en 18 meses y acumula ya 72 meses. La previsión de Fomento es que la licitación de las obras pueda tener lugar a lo largo del mes de mayo.

El otro gran frente teórico al que se enfrenta el proyecto del suburbano es la prolongación del ramal de Carretera de Cádiz hasta la zona norte, atravesando la calle Eugenio Gross y Blas de Lezo. La incógnita es aún mayor en este tramo, dada la negativa inicial del Ayuntamiento a autorizar esta intervención si previamente los vecinos del entorno no dan su visto bueno. Extremo que, al menos en lo que a varios colectivos se refiere, se antoja inviable.

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