Miles de pacientes aguardan más de un año por operaciones sin tope de espera
Quistes, verrugas, vasectomías, ligaduras de trompas, extracciones de muelas del juicio y retirada de placas tras una fractura son algunas de las intervenciones afectadas
Málaga/El SAS cuelga una vez al año el total de pacientes que están en lista de espera para operarse. Pero hay muchos más porque las estadísticas sólo recogen las intervenciones más graves o frecuentes que están amparadas por topes de espera que pueden ser de 120 ó 180 días. Pero además están las operaciones fuera de decreto, es decir aquellas que no están protegidas por un tope de espera. Los pacientes incluidos en esas listas pueden llegar a tirarse más de seis meses y hasta casi tres años aguardando pasar por el quirófano.
Suman miles de personas. Quistes, extracciones de muelas del juicio, retiradas de placas tras una fractura, verrugas, ligaduras de trompas, vasectomías, prolapsos, reparación de abdómenes que cuelgan tras una importante pérdida de peso... El listado de intervenciones afectadas es muy largo. Se trata de patologías benignas y que muchas veces no dan problemas mientras el paciente espera. "Pero cuando por un prolapso el útero se descuelga, molesta y no es agradable pasarse casi dos años", apuntaba un especialista.
Otro cirujano advertía que una muela del juicio que oprime el maxilar porque no tiene sitio no mata; "pero te puede hacer rabiar y aguantar así meses, más todavía". Las ligaduras de trompa y las vasectomías las cubre la sanidad pública, pero también sin tope de espera. Las demoras suelen sobrepasar el año. Ginecólogos y urólogos señalaban que las consecuencias en este caso pueden ser tener un hijo no deseado.
Todas las especialidades tienen patologías fuera de decreto. Es decir, con demoras que superan los 180 días porque no están protegidas por los topes máximo de espera establecidos por la Junta. Un traumatólogo explicaba que a veces las placas que se ponen para reparar las fracturas causan molestias. Y en ese caso hay que retirarlas. Pero la espera para la operación puede ser "de más de un año".
Un cirujano apuntaba que tienen que atender lo urgente, lo prioritario y también estas intervenciones no amparadas por límites de espera: "Y los gestores no sólo nos tiran de las orejas si vamos mal con las operaciones del decreto, sino también si se nos acumulan las que están fuera de decreto".
Así que van entremetiendo unas con otras. Hacen filigranas para atender a los pacientes según su prioridad clínica, para cumplir con los mandatos del tope máximo de espera (180 y 120 días) y para que no se acumulen los enfermos que están fuera de decreto.
Un abdomen que cuelga después de que un obeso mórbido ha perdido mucho peso puede tardar más de dos años en llegar al quirófano. También esperan mucho más que los topes que marcan los decretos, los enfermos que necesitan una reconstrucción intestinal para dejar de defecar a través de una bolsa y recuperar la normalidad porque tampoco esta intervención está protegida por un tiempo máximo. Y las personas que aguardan un cambio de sexo. Y muchas de las que padecen ciertas patologías benignas de piel. Y las que tienen una deformidad nasal tras un traumatismo...
"Operamos a los pacientes que están fuera de decreto en los huecos que nos quedan", apuntaba un cirujano. A veces, la lista de espera de enfermos fuera de decreto engorda tanto que los hospitales públicos recurren a conciertos para que le saquen trabajo.
Otro especialista matizaba que esta situación se da porque "la cobertura del sistema es muy grande; mayor que la de otros países de nuestro entorno". Y añadía: "De hecho, hay extranjeros que vienen a operarse aquí. Hay patologías que en Inglaterra o Francia no las cubre la sanidad pública y aquí sí". Luego agregaba que a veces los ciudadanos hacen un "mal uso" de la sanidad porque después de estar esperando más de un año, "las llaman en verano para la intervención y no quieren operarse". Otro profesional, más crítico, opinaba que el problema se produce porque "el sistema está diseñado para agradar a la gente, porque son votos" y porque los recortes han mermado los recursos. "Y no se puede hacer más con menos", concluía. Según los últimos datos del SAS, en junio de 2017, en la provincia de Málaga había 9.626 pacientes esperando una operación de las protegidas por el tope de 180 días. Pero hay muchos más, aunque no estén amparados por ningún decreto, aunque no consten en las estadísticas y aunque parezca que no existen.
Decretos de topes: un criticado avance
El sistema sanitario público andaluz fija topes de espera para las operaciones más graves y las más frecuentes (180 ó 120 días), para una primera cita con el especialista tras la derivación desde el centro de salud (60 días) y para las pruebas diagnósticas (30 días). Estos derechos suponen un avance y una garantía de cara a que los pacientes no se eternicen en las listas de espera y a asegurar que no haya dilaciones que empeoren su pronóstico. Pero los profesionales critican que la presión de los gestores para que se cumplan los plazos a veces pervierte el sistema y que más de una vez se maquillan las estadísticas cuando se superan los topes máximos marcados. Hasta el hartazgo han denunciado además que muchas veces por agilizar la primera cita con el especialista a fin de cumplir el decreto, se demoran las revisiones, que también son importantes para el seguimiento del paciente y de su patología.
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