Miriam Rifai, inspectora jefe de la Policía Nacional: “Fui rompiendo moldes porque había pocas mujeres”
Entrevistas 8-M
Aunque asegura no haber sufrido un trato desigual dentro del Cuerpo, reconoce que aún se extrañan cuando comenta que es un mando
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Licenciada en Ciencias Biológicas, además de políglota, Miriam Rifai Corpas es actualmente inspectora jefe de Policía Nacional en la Comisaría Provincial de Málaga destinada en una Unidad llamada Gabinete Técnico, que hace de apoyo a la dirección del Comisario. Comenzó sus andaduras en el Cuerpo en Madrid, en la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) central. Años más tardes, fue destinada a la provincia malagueña, donde pasó por la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) y por el Grupo de Homicidios, donde ha desarrollado gran parte de su carrera, tanto es así que fue la primera mujer en liderar esta unidad. Ascendió entonces a inspectora jefe y fue destinada a la Brigada de Extranjería y Fronteras de Málaga. Al poco tiempo, volvió a regresar a la capital. Indudablemente, ha roto moldes en un mundo de hombres. ¿El secreto? La ilusión y la vocación por el servicio público. Preservar los derechos y libertades de los ciudadanos, su bandera.
–¿Qué funciones desempeña en su día a día?
–Ahora mismo estoy en Gabinete Técnico. Se trata de una unidad de apoyo a la dirección del Comisario Provincial de Málaga. Hacemos informes, estadísticas, relaciones institucionales y prensa, entre otras funciones. Unificamos los informes, atendemos peticiones de preguntas parlamentarias, al Defensor del Pueblo, a la Subdelegación del Gobierno. También hacemos las difusiones de todas las instrucciones de Secretaría de Estado, del Ministerio del Interior, de Jefatura Superior...todo eso pasa por este gabinete.
–¿Tuvo siempre claro que quería ser policía?
–Yo empecé a hacer Biología porque me encantaba la ciencia, pero en tercero de carrera empecé a buscar las salidas que había. A mí me encantaba la investigación, pero evidentemente aquí era muy complicado y tenía que irme fuera...Entre las posibilidades que había, una compañera me comentó que tenía un primo suyo que había estudiado Biología y que estaba en Ávila para prepararse para ingresar en la Unidad de la Policía Científica y, de pronto, fue como un amor a primera vista. Me interesó el tema y fue un encuentro.
–¿Tenía familiares que pertenecieran o hubieran pertenecido al Cuerpo?
–Sí, mi abuelo. Aunque era un tema que no me era ajeno, tampoco me lo había planteado nunca. Pero una vez que empecé a indagar me encantó porque la Policía da muchísimas posibilidades, son áreas muy distintas y te formas como persona y como profesional. Desarrollas tu carrera en distintos ámbitos porque no tienen nada que ver unos con otros. Es una formación continua y diaria, entonces me gustó el tema. Aunque he de decir que he pasado por todas las unidades menos por la Policía Científica.
–¿De qué año estamos hablando?
–Juré el cargo en 1998.
–¿Entonces ya había mujeres?
–Sí que había, aunque es cierto que aquí en Málaga cuando llegué todavía había pocas. De hecho, ahora mismo, estoy en el nivel 27 y ninguna otra mujer está en esa categoría. Por tanto, se puede decir que fui rompiendo moldes, pero porque había pocas mujeres.
–¿Había pocas mujeres porque era difícil hacerse un hueco en un mundo de hombres? ¿Encontró alguna traba?
–No teníamos ningún tipo de limitación ni de problemas, yo no tuve ningún obstáculo. Cuando estuve en Madrid en la Udyco central era la única mujer y viajaba por toda España coordinando distintas unidades a nivel nacional. Cuando llegué aquí la verdad es que me integré en la UFAM, pero porque tenían una necesidad de personal, pero al año y poco ya di el salto a Homicidios. Fui la primer mujer jefe de esa unidad en Málaga, fui la primera mujer jefa en Extranjería y la primera jefe de gabinete ahora mismo. Pero todo ello no es porque tengamos ninguna limitación, sino porque había pocas mujeres en el Cuerpo.
–¿Sigue siendo una profesión mayoritariamente de hombres?
–En los últimos años se están incorporando muchísimas compañeras. En Málaga es un ejemplo porque a nivel nacional el número de mujeres representa el 17%, pero en la provincia estamos en el 25% y la verdad que hay una representación de la mujer muy importante, y ya hay varias compañeras que ya son inspectoras jefe y ocupan cargos de responsabilidad. Yo creo que anteriormente la mujer era más reticente, pero ahora mismo de comisarías a comisarías principales se han incrementado en tres años un 147%, que es nuestra máxima categoría, es decir, que las mujeres que llegan lo hacen hasta el final y tienen un empeño en hacer carrera en la Policía Nacional.
–¿No considera entonces que haya techo de cristal en el Cuerpo?
– Yo creo que el límite nos lo ponemos nosotras, igual que también se lo ponen en muchas ocasiones los compañeros. No considero que tengamos techo de cristal como pueden tenerlo en otros sectores.
–¿La conciliación puede ser uno de los motivos por los que históricamente las mujeres no hayan decidido dar un paso al frente? ¿Cómo se lleva?
–Se lleva exactamente igual que en el sector privado, y atañe tanto a hombres como a mujeres. Todos hemos tenido hijos pequeños y hemos tenido que hacer equilibrios para atenderlos a ellos y a nuestra profesión, pero yo creo que eso pasa en todos los sectores. Además, tenemos evidentemente reconocido el derecho a la conciliación familiar y hay tanto compañeras como compañeros que lo solicitan y se les reconoce como en el resto de la administración general. Si bien, es cierto que hay que hacer cierto esfuerzo para poder progresar en la profesión, pero no depende del género, nos pasa a todos.
–En profesiones en las que hay una mayoría clara de hombres, muchas veces se pude dar también ese fenómeno del paternalismo en las mujeres, sobre todo cuando son jóvenes. ¿Lo sintió durante sus primeros años de servicio?
–Poco, pero eso no nos limitaba. Todo lo contrario, yo creo que nos ayudaba a desarrollar nuestra profesión porque éramos reclamadas por todos los grupos, ya que para hacer, por ejemplo, un seguimiento pasaba más desapercibida una pareja que dos hombres. Nos tenían más en cuenta e incluso podíamos escoger qué hacer.
–¿En la calle, con los ciudadanos, sí ha sufrido esa discriminación por el hecho de ser mujer y agente de la autoridad?
–Cuando empecé, sobre todo, la gente no se hacía a la idea de que nosotras también pudiésemos ser policías. Todavía hoy cuando digo que soy un mando de la policía, se extrañan un poco porque yo creo que tienen una idea preconcebida de que es casi totalmente masculina, y eso es porque no conocen el Cuerpo.
–¿Recuerda alguna experiencia incómoda?
–Me acuerdo una vez en plena investigación, toque una puerta para preguntar qué había pasado y cuando me abrieron me contaron la vida y milagro porque pensaban que era del Ayuntamiento. De hecho no daba tiempo ni de identificarte. A lo mejor estaban pendientes de alguna cita del padrón en aquellos entonces que iban casa por casa y te asociaban con eso, nunca pensaban que eras policía.
–Me comentaba antes que también pasó por la UFAM, ¿cómo han cambiado las violencias machistas? ¿Ahora hay más o se cuentan más?
–Lo importante aquí es que todo el mundo está muy concienciado con el tema y sensibilizado, y entonces las conductas que antes no se denunciaban o se tapan ahora se hacen y está muy bien. Yo creo que antes había una cifra negra de hechos que no se denunciaban y se tapaban socialmente.
–¿Qué cualidades ha de tener una policía mujer?
–Ilusión y saber que somos un servicio público a disposición de los ciudadanos, y que nuestra función principal es velar por el cumplimiento de las leyes y por el libre ejercicio de los derechos y libertades de los ciudadanos. Esa es nuestra bandera.
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