Muere Francisco Luis Carrasco, el pediatra de Málaga que salvó a un conductor de la EMT con un infarto

"No sabíamos cómo parar el autobús, había muchos botones". Con la ayuda de los viajeros, lo consiguió. El pediatra Francisco Luis Carrasco que salvó la vida a un conductor de la EMT que había sufrido un infarto, ha muerto este miércoles a los 63 años. "Mi obsesión y la de otros pasajeros era quitarle el pie del acelerador para que el autobús se parara y, al tiempo, sacarlo del cubículo en el que estaba para poder asistirlo", relataba tras su hazaña, en 2019, cuando el autobús arrolló a más de una decena de vehículos en calle Héroe de Sostoa. Los pasajeros pedían a gritos que frenara, pero había entrado en parada cardiorrespiratoria.

El facultativo, que ejercía en el centro de salud de San Andrés-El Torcal de Málaga, dedicó toda su vida profesional a la Pediatría. Era, según han informado desde el Colegio de Médicos de Málaga, "muy querido por sus compañeros". Nacido en septiembre de 1959, y colegiado desde 1982, cuando finalizó los estudios de licenciatura en Medicina y Cirugía, se doctoró, además, por la Universidad de Málaga.

"El héroe del día"

Su nombre acaparó titulares en los medios de comunicación cuando viajaba como pasajero en el autobús de la línea 1 de la EMT que recorrió más de 30 metros sin nadie a los mandos tras padecer el conductor un infarto al volante. Carrasco, junto a otra médica, Clara Sánchez, le practicó durante 10 minutos las maniobras de RCP que le salvaron la vida. La actuación le supuso un reconocimiento por la Escuela de RCP del Colegio en 2021. También su labor fue aplaudida por el gerente de la Empresa Malagueña de Transportes (EMT), Miguel Ruiz, que le calificó como “el héroe del día”.

"Una vez que tranquilicé a los pasajeros me fui hacia el conductor y vi que estaba totalmente inerte. Intenté ver lo que pasaba: al principio pensé que se trataba de una crisis epiléptica, pero pronto comprobé que el hombre estaba totalmente rígido", contaba el pediatra. El pánico se había apoderado de los trece viajeros, entre ellos tres menores de edad, y de los ciudadanos que contemplaban la escena en la calle.

"Boom, boom, boom', solo oía eso"

La casualidad hizo que el sanitario viajara ese día en el autobús a las 8 y cuarto de la mañana. "Iba, temprano, a mi trabajo, y lo hacía circunstancialmente en autobús ya que lo suelo hacer en coche, y en una de las paradas, al arrancar el vehículo, noté un impacto, y luego vinieron varios más. 'Boom, boom, boom', solo oía eso. Me di cuenta, en medio de la confusión, de que el autobús estaba arrollando coches. Uno, otro, y luego otro y otro más. En ese momento, la gente empezó a chillar, a gritar, y yo intenté calmarla como pude", describía el médico.