Un Museo de la Ciencia para Málaga

Territorio Comanche

Sólo a efectos de que la candidatura de la ciudad para ser sede de la Expo 2027 pueda tener credibilidad, convendría ir ejecutando acciones sostenibles, que tiempo tenemos

Terrenos en  los que se prevé  la Expo 2027.
Terrenos en los que se prevé la Expo 2027. / Jorge Zapata/Efe
José Damián Ruiz Sinoga - Catedrático de Geografía Física

07 de enero 2022 - 06:05

Málaga/Probablemente Málaga merezca ser sede de la Expo de 2027 e incluso bajo el lema Hacia la Ciudad Sostenible, ahí es nada, porque si hay algo de lo que podemos presumir los malagueños es de sostenibilidad. A la vista de los acontecimientos, la estrategia para lograr ese objetivo debe pasar porque lo repitamos muchas veces hasta que consigamos creérnoslo, empezando por nuestro propio regidor, dado que ya sabemos que es un método que viene funcionando en otras temáticas, y de hecho, él mismo ha conseguido durante todas las fiestas navideñas convocarnos a las 7 de la tarde en actos municipales, para después decirnos a las 9 que procuremos evitar los riesgos derivados de la asistencia a dichos actos. Mítico. Aquí podría hacer algo parecido, y decirnos por la mañana que Málaga es una ciudad sostenible.

A mediodía con el ángelus, que Málaga es ciudad que irradia sostenibilidad por los cuatro costados, por la tarde, que los malagueños no es que tengamos una ciudad sostenible, es que somos los paladines de ello, y por la noche, antes de la citada homilía de acción de desgracias, que hemos de luchar por ser mas sostenibles no vaya a ser que algún ayuntamiento falaz se dedique a hacer como el mito de Penélope, y destruya durante el día la sostenibilidad que el regidor bueno construye por la noche. Modo sarcasmo.

También, paralelamente, y solo a efectos de que la candidatura tenga cierta credibilidad, convendría ir ejecutando acciones sostenibles, que tiempo tenemos, y será en ese caso, con los deberes hechos, cuando quizá merezcamos ser la sede de la Expo 2027 bajo el reto de la sostenibilidad urbana por bandera, pero en ello han de empeñarse quienes tienen que encargarse de la gestión de los mismos, no solo en la elaboración del Plan Alicia (por el OMAU), sino mediante su ejecución, porque hoy por hoy mas parece el Plan Pinocho, …y ya saben por qué.

De poco podrá valer la voluntad, que me consta, de Pedro Marín, sin un ejecutivo que no solo lo presente, sino que ademas, se lo crea y lo ejecute. O de Carmen García en la Fundación Ciedes en pro de la consecución de retos dentro del marco de la agenda urbana de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Esto va de eso, de ejecutar proyectos en pro de una Málaga sostenible. EJECUTAR, en mayúsculas. Y si la sostenibilidad es nuestro lema elegido, apechuguemos con él. Aunque de momento, del bosque urbano, de la red de carriles bici, o de la gobernanza ciudadana hablaremos otro día, si acaso...

Pero en lo que parece que hay consenso y mas en estos tiempos que corren es en reconocerle a la ciencia el importante peso especifico que ha tenido y tiene a lo largo de esta pandemia. No me refiero a algunos opinadores que han obtenido la cátedra de epidemiología como algunos políticos consiguen sus méritos académicos. De esos se encargan las redes sociales. Desde el primer momento y desde el ámbito científico se han ido proponiendo medidas preventivas, organizativas, curativas, prospectivas, de urgencia, de control… todas buscando un objetivo común, salir de esto cuanto antes y de la mejor forma posible. Nadie tenia varita mágica, salvo los catedráticos del todo mal, eso sí, siempre a toro pasado, como se suele decir, no vaya a ser que quien tome las decisiones acierte, y se tengan que ingerir sus propias interesadas opiniones.

Málaga tiene masa critica, la ha creado en las últimas décadas, desde la Universidad, el PTA, y desde el esfuerzo que de las academias y la sociedad civil se ha hecho. Pero también en el cambio de la conceptualización que se ha generado en relación con el conocimiento científico, su importancia, validez y fuerza en estos tiempos en los que estamos viviendo, también con tanto cantamañana suelto. Málaga sí merece y se merece un Museo de la Ciencia, y desde la Academia Malagueña de Ciencias se lleva reclamando desde hace décadas, las mismas en las que fue despojada de su sede, pero ya sabemos que la ciencia vende poco, y el sentido común, menos. Lo siento, pero lo hemos visto muy recientemente con algunas de las reacciones ante la declaración nuestra farola como BIC. Tremendo el papelón que están haciendo algunos casi chapoteando en el ridículo.

Sigo con mi hilo. Dicho museo tendría que ser algo transversal como lo es la propia ciencia y el conocimiento científico, donde tengan cabida desde qué está sucediendo en el antropoceno, hasta la dinámica climática actual, desde cuales son los avances en la lucha contra el cáncer a las estrategias genómicas para la producción de aguacates menos consumidores de un agua que no tenemos, desde como nos está ya afectando el calentamiento global hasta qué hace un vehículo no tripulado recogiendo muestras de suelo en Marte, desde como se combatió la denostada gripe española y como se hace con Covid, sus argumentos científicos, el por qué de las actuaciones, y sobretodo, la incertidumbre inherente al método científico, la hipótesis de partida, la metodología, la duda, la replica, muy ajena, por lo que se ve, a la veracidad intangible del método de las verdades absolutas, tan usado como poco consistente en los últimos tiempos.

Un museo que podría ser referencia a diferentes niveles no solo geográficos, sino también de los colegios, institutos que podrían llevar a sus estudiantes a que observasen otra perspectiva de las cosas. En Málaga levantamos tronos a pulso, podemos elegir entre 12 tipos de cafés distintos, ponemos las luces de navidad en octubre, hacemos coincidir en el tiempo dos ferias, espetamos las sardinas al asarlas, tenemos diversos museos… y también hacemos ciencia.

En esta empresa han de estar involucradas todas las instituciones. No debe ser difícil deducir la voluntad política de los representantes de las principales instituciones, desde el subdelegado de Gobierno, presidente de la Junta de Andalucía, de la Diputación, rector de la Universidad de Málaga que cumplirá este año medio siglo desde su fundación, alcalde, así como los representantes de la sociedad civil, desde la Academia Malagueña de Ciencias, pionera en la reivindicación, pero seguida de cerca por la Academia de San Telmo, el Ateneo, o la Sociedad Económica de Amigos del País. Y no puede ser de otra manera. No tendría mucho sentido el apoyo de los máximos representantes de las instituciones en todos y cada uno de los actos vinculados con el conocimiento científico, como así sucede, si paralelamente las propias instituciones no se involucran en dicha sede.

Desde luego aun parece incierto el camino hasta que logremos ser la sede de la Expo del 2027, pero lo que sin lugar a duda parece insostenible es que a estas alturas Málaga carezca de un Museo de la Ciencia.

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