Visto y Oído
Broncano
En las últimas horas, más allá de una gota que colme el vaso de la paciencia de los vecinos de Nuevo San Andrés, ha caído otro chaparrón para seguir mojando sus viviendas. Dicen que llevan así desde el paso del tornado, hace ya un mes. "Cada vez que llueve, nos mojamos", denuncian. El alcalde, Francisco de la Torre, confirma que apenas se han reparado el 15% de las cubiertas afectadas y habla de falta de materiales. Por ello, más de un centenar de vecinos, cansados, se echaron ayer a la calle para pedir soluciones.
"Nos mojamos igual en la calle que en la casa, aquí por lo menos se nos escucha". La Avenida de Europa, uno de los viales que soporta más densidad de tráfico en la capital, fue su altavoz. Los cortes se prolongaron, con un parón a la hora del almuerzo, desde media mañana hasta las diez de la noche. A última hora fue necesaria la presencia de policías nacionales antidisturbios para disolver la protesta, aunque las movilizaciones terminaron sin cargas policiales. Aunque con muchos nervios por parte de los vecinos.
Las últimas lluvias han obligado a desalojar a 14 personas más en Nuevo San Andrés, procedentes de cinco familias distintas, según los datos que ayer hizo público el Ayuntamiento de Málaga. Sin embargo, Mariví Romero, concejal de Bienestar Social, hablaba a primera hora de la jornada de ayer de una cifra superior. Este periódico pudo contactar con familias cuyas viviendas se encontraban completamente inundadas y habían iniciado los trámites para ser realojados, por lo que la cifra oficial podría crecer durante la jornada de hoy. Hasta ayer había otras 20 familias, integradas por 63 personas, repartidas entre dos hoteles de la zona. Además, el Consistorio informa que ofrece un servicio de comedor a los afectados.
Respecto a los cortes de tráfico, ocasionados por una manifestación que según Policía Local estaba autorizada, colapsó la circulación en la zona oeste de la capital, que sufrió retenciones prácticamente durante toda la jornada. A última hora de ayer, un grupo de vecinos persistían en su intento de no permitir el paso de vehículos por Nuevo San Andrés. Los nervios de algunos, les llevaron a volcar contenedores. Entonces hizo acto de presencia una patrulla de la Policía Nacional, que intentó calmar los ánimos con el diálogo. Fueron recibidos con el lanzamientos de algunos huevos, pero no respondieron con cargas. Al intentar abrir el tráfico en varias ocasiones sin éxito, llegaron refuerzos de antidisturbios y su mera presencia fue suficiente para disolver la protesta. Hoy dicen que continuarán. Igualmente, también se espera inestabilidad meteorológica.
"Pasé la noche recogiendo agua, sin dormir un solo minuto"
María José Velasco vive en la última planta de un edificio de Cancho Pérez y su casa está inundada. En este domicilio habita el matrimonio, cinco hijos y un abuelo. Ocho personas. A la madrugada del martes empezaron las últimas goteras. "Pasé la noche recogiendo agua, sin dormir un solo minuto", dice la señora de la casa. Esta fue una de las vecinas que llamó a los Bomberos, que asegura que acudieron "enseguida" pero que poco pudieron hacer. Ayer seguía achicando agua a la espera de ser realojada o de otra solución.
"Lleva un mes entrando agua"
Antonio se ha llevado a sus padres, vecinos de Nuevo San Andrés, a su vivienda, en otro barrio. Pero con las últimas lluvias, acudieron para comprobar si había nuevos destrozos. Y así era. "A las cinco de la mañana (del martes) salimos de casa preocupados y nos encontramos todo inundado. Ya no se puede salvar ni un mueble, pero llevamos así un mes, cada vez que llueve entra agua". Este vecino, de Hoyo Higuerón, teme que el agua afecte a la estructura de la casa, pues asegura que el suelo ya filtra al vecino de abajo y el techo está "que se deshace poco a poco".
"Nos levantamos y se cayó el techo sobre la cama"
Enriqueta y su marido dormían como cualquier noche cuando se percataron, la pasada madrugada del martes, que la casa se estaba mojando. "Me puse a gritar y mi marido se despertó enseguida. Entonces nos levantamos y a los pocos minutos el techo se cayó sobre la cama, nos hubiese matado", narra esta vecina. Su vivienda es un octavo piso de Nuevo San Andrés, pero el noveno ha sido desalojado y se encuentra inundado. "Por ahora sólo nos ha calado el dormitorio, que se ha echado a perder entero. Esta noche [por ayer] dormiremos en el salón con unos colchones en el suelo".
"Ya no se pueden ni cerrar las puertas"
María Jesús contempla con impotencia cómo cada vez que llueve desde el paso del tornado, hace ya un mes, se moja la casa donde viven sus padres, vecinos de la calle Cortés El Viejo, también en Nuevo San Andrés. No dan a basto para achicar agua. Además, tal y como este periódico pudo comprobar ayer, todos los muebles del domicilio están hinchados de tanta agua como han recibido y, como denuncia la propia vecina, "ya no se pueden ni cerrar las puertas". Como medida de prevención, por si pasado el temporal pueden salvar algo, han forrado todos los muebles con plásticos, pues además de agua el techo se desploma poco a poco. Como el resto de vecinos afectados, la mayoría de las últimas plantas, piden celeridad en los trabajos de rehabilitación.
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