Pablo Farfán, el arquitecto que recicla la madera quemada de Sierra Bermeja y la transforma en vigas
Para el malagueño "las vigas tienen vibración, colores y tonalidades diferentes, le dan un valor artesanal y forman parte de la historia de la casa"
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Málaga/Sierra Bermeja se vio afectada por un gran fuego hace ya casi dos años en los que ardieron más de 9.500 hectáreas, tratándose del peor incendio que sufrió España en 2021. Ahora el arquitecto Pablo Farfán demuestra que cuando un bosque sufre una catástrofe como esta no todo está perdido. En su último proyecto ha convertido parte de los árboles afectados en las vigas de un hogar en Rincón de la Victoria.
Los árboles una vez arden generan plagas e insectos que se comen la madera y acaban con el resto del bosque. Por ello, la Junta de Andalucía saca esta materia prima a concurso y termina destinándose a palets y energía biomasa. "Se infravaloran estos materiales, se utilizan durante un par de años o directamente se queman", asegura el arquitecto. Por esta razón y porque no consideraba lógico comprar el leño en Noruega y Alemania, decidió darle a este material una vida duradera. "La madera bien tratada, conservada y mantenida en buenas condiciones, dura más que el hormigón", añade el malagueño.
El Astillero Nereo, en Pedregalejo, fue el encargado de convertir los troncos en vigas. Este negocio construye barcos con madera local desde hace tres generaciones. "Trataron los leños durante seis meses, curándolos con el salitre del mar, eliminando naturalmente los insectos", cuenta el arquitecto. Tras todo este proceso sometieron el material a pruebas de laboratorio para comprobar su flexión en las que dio C24. "Dio cuatro puntos por encima de lo esperado", añade.
Pablo Farfán atravesó dificultades cuando llegó la hora de instalar las vigas. "Se ha perdido la tradición maderera. Varias empresas nos dijeron que solo trabajaban con material industrializado, porque no saben utilizar otra cosa", cuenta el arquitecto. En ese momento toparon con un maestro italiano, que vive en Algatocín, que solo trata madera serrada. "Este leño tiene sus particularidades, tiene grietas, se gira, no es perfecto, hay que conocerlo bien", añade.
El arquitecto relata que este maestro no trabajó con un metro y un láser, como se hace ahora, sino que en su lugar utilizó una cuerda, un péndulo y una cinta métrica mientras dibujaba con un lápiz en el suelo las medidas "a la antigua". "Tenemos la suerte en Málaga de contar con gente y con empresas que mantienen conocimientos importantísimos y que están a punto de desaparecer pero que aun podemos mantener", señala Pablo Farfán.
La madera aún conserva signos de las llamas, incluso de los insectos que pudieron atacar el tronco. "Las vigas tienen vibración, colores y tonalidades diferentes, le dan valor artesanal y forman parte de la historia de la casa", afirma el arquitecto.
Pablo Farfán no busca solo utilizar madera de bosques quemados como en este caso, sino que quiere utilizar también árboles que se puedan aprovechar como los del cortafuegos de Ubrique.
La Asociación Forestal Andaluza y la Universidad de Granada, entre otras organizaciones, han mostrado su interés por la iniciativa llevada a cabo por el arquitecto. "Hay mucho interés porque no hay nadie que esté haciendo esto y es absurdo que tengamos los bosques llenos de madera y la estemos trayendo de otros países", añade Farfán.
De la rehabilitación de edificios a la arquitectura sostenible
Al arquitecto nunca le ha atraído la arquitectura convencional así que dirigió su carrera profesional a la rehabilitación de edificios históricos anteriores al cemento, al acero y al plástico. "Me gusta la construcción con cerámica, cal, tierra y madera", añade. Ha restaurado más de 30 edificios entre ellos la Real Fábrica de Tabacos de Madrid para el Ministerio de Cultura. En la actualidad rehabilita en Málaga la Casa Molino de Cútar.
El conocimiento de cómo evolucionan los sistemas constructivos antiguos y los materiales le dan la seguridad de que esos métodos son duraderos y válidos para construir en la actualidad con ellos. "Son edificios que han resistido terremotos, inundaciones, incendios y en lo que han vivido centenares de personas durante siglos, por ello no tengo dudas", añade el arquitecto.
Farfán apuesta por una arquitectura sostenible y local que le viene de familia. Su padre fue director de la histórica fábrica Salyt durante 20 años así que confiesa que conoce de cerca el mundo de la cerámica. "Mi padre, en los años 70, cuando estaba la crisis del petróleo utilizó orujo de aceituna en lugar de este para cocer los ladrillos", añade el arquitecto.
Para el malagueño es importante que todos los materiales sean locales y de kilómetro 0 (que se encuentren en un entorno inferior a 100 kilómetros de las construcciones). Entre ellos se encuentran el aserradero de Pedregalejo y la empresa de Vélez Málaga que cuece sus ladrillos con leña de aguacate. "Si recuperamos la tradición maderera damos puestos de trabajo y creamos riqueza en los en la zona", asegura Pablo Farfán.
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