Pablo, un chute de motivación para los “titos” del Materno de Málaga
El niño que salvó su vida porque un equipo de esta ciudad lo trasladó conectado a un corazón artificial de Madrid a Burgos visita a los profesionales del hospital
Compromiso y whatsapps para salvar a Pablo
Málaga/Pablo entra a la UCI pediátrica del Materno con una pelota en la mano y pasos tranquilos. Y empieza a recibir abrazos. Luego, le regalan un peluche de una cabra legionaria... Está en Málaga... Detrás van sus padres, emocionados. A medida que avanza por el pasillo, a su alrededor se van arremolinando los profesionales.
–“Es el niño de Burgos”, le explica una enfermera a otra. Pablo es el pequeño de 2 años que salvó su vida gracias a que un equipo de cinco sanitarios del Materno recorrió media España para conectarlo a un corazón y pulmón artificiales. Así lo trasladaron del Hospital Universitario de Burgos al Doce de Octubre. Y así se pasó 18 días en este centro madrileño, viviendo gracias a una máquina llamada ECMO (Circulación por membrana extracorpórea). Sin ella, habría muerto a causa de la neumonía grave que sufría.
Pero vivió. Y no hace falta ninguna analítica para ver que está bien de salud. A medida que toma confianza, echa los brazos a todo el mundo y corretea. Después, cuando llega el posado para inmortalizar la foto con los “titos” del Materno, levanta el dedo en señal de éxito .
Sus padres –Cristina Dúcar y Rubén García– visitaron este jueves la UCI del Materno para agradecer a los profesionales su implicación en el caso de su hijo. Ellos les llaman “los titos de Málaga”. La madre confirma: “Se ha recuperado estupendamente, habla hasta por los codos y está más travieso”. Dice que aunque tuviera 50 vidas, no le alcanzarían para agradecer a los profesionales de los tres hospitales que salvaran a su hijo. Y acota: "Son unos grandísimos profesionales. Nuestro agradecimiento es infinito. Estaremos siempre en deuda con ellos".
“Si no hubiera sido por vosotros, Pablo habría tenido otro destino”, reconoce el padre emocionado, que recuerda todavía aquel 19 de octubre pasado, cuando su hijo estaba al borde de la muerte y vieron llegar por aquel pasillo al equipo de Málaga, con unas maletas de material para que Pablo tuviera la oportunidad de seguir peleando por su vida. “Son unos grandes profesionales y muy humanos”, agrega.
Francisco Vera –el cirujano cardiovascular que lo conectó a la máquina de ECMO y que este jueves lo veía sembrando la alegría por la UCI del Materno– apuntaba: “Estoy muy contento de verlo así, porque no tiene ninguna secuela. Reconforta mucho. Es una recompensa para nuestro trabajo”.
Porque la visita de Pablo ha sido eso: un chute de motivación para los “titos” del Materno. Mariluz Recio, la perfusionista que se encargó de la circulación extracorpórea durante el traslado de Madrid a Burgos, no paraba de estrujarlo entre sus brazos. Lleva unos 30 años trabajando y estaba exultante: “Es una alegría, por lo que hemos hecho y por el resultado”.
El jefe de la Unidad de Urgencias Pediátricas y Cuidados Críticos del Materno (UCIP), José Camacho, también lo cogía en brazos. Pablo se dejaba querer. Camacho fue quien recibió la llamada de auxilio del hospital de Burgos y activó todo el dispositivo. “Es una inmensa alegría que algo que hicimos de manera excepcional tenga este resultado. Y es un detallazo de los padres que vengan a agradecernos porque nos llena de moral y alegría”, comentaba. Luego precisaba que al año atienden a unos 500 niños en la UCIP y destacaba que la entrega es total para sacarlos adelante. “Porque aquí se cierra una historia y empieza otra. Esto no para”, añadía.
Mientras Pablo sigue camelándose a todo el que se le acerque, Cristina discretamente se mete en un box de la unidad. Alguien le ha dicho que la niña que está en ese cama acaba de salir de la ECMO. Así que no duda en arrimarse a la madre y darle esperanzas: “Un día más es un día menos para salir del hospital”. Y le señala a Pablo, que sigue conquistando “titos” a base de sonrisas y dedos hacia arriba.
“Antonio”, dice sin titubeos pese a sus dos años cuando ve aparecer al pediatra que también participó en el traslado. Antonio Morales se abraza con los padres y se palpa el afecto de haber compartido momentos difíciles. En el traslado también participaron las enfermeras Marina Sánchez y Montserrat Bermúdez.
José Miguel García no fue a Burgos. Es el supervisor de la UCIP y se quedó en el Materno. Pero fue clave en la organización del dispositivo. “Esta visita es un chute de energía para seguir. Nos llena de satisfacción”, comenta.
Trinidad Guzmán y María José Espíldora también forman parte del equipo de la UCIP que cubrió turnos para que los cinco compañeros pudieran desplazarse a Burgos. Estuvieron, por así decirlo, en la retaguardia. “Esto nos da fuerza para seguir porque aquí se pasan malos momentos”, comenta Trini. “Es una gran alegría, una recompensa”, añade María José observando al protagonista indudable de esta historia con final feliz.
Por eso el padre no se olvida de reivindicar un protocolo nacional para el transporte en ECMO a fin de facilitar los traslados entre comunidades autónomas. “Estos equipos salvan muchos niños. Hay muchos Pablos. Hace falta un protocolo nacional. Porque en octubre fuimos nosotros, pero mañana serán otros. Estos equipos se tienen que fortalecer”, opinó. Ya hay negociaciones entre el Ministerio de Sanidad y el Servicio Andaluz de Salud en ese sentido. El equipo del Materno ha hecho traslados con ECMO en 12 ocasiones.
Tanto Rubén como Cristina, agradecen a los profesionales de los tres hospitales públicos que participaron en el dispositivo. Ya visitaron a los de Burgos. Este jueves tocó Málaga. Queda pendiente el reencuentro con los sanitarios del Doce de Octubre.
Los padres –dos humildes trabajadores– han visitado el Materno porque los compañeros de trabajo de Rubén, que vivieron tan de cerca la historia, les regalaron el viaje. Querían ayudarles a cumplir su deseo de agradecer en persona a los profesionales –y con Pablo correteando como prueba fehaciente– lo que hicieron por su hijo: nada más ni nada menos que darle la oportunidad de seguir viviendo...
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