Padres de alumnos con discapacidad piden seguir en el sistema educativo tras los 21 años
Las familias de estudiantes de Programas Específicos de FP Básica han emprendido una lucha al considerar que la normativa vulnera sus derechos fundamentales
El hijo de Carmen Morales tiene 21 años y estudia primer curso de Jardinería en un Programa Específico de FP Básica en el IES Nº1 Universidad Laboral. Cumple los 22 en diciembre. El curso que viene no podrá seguir en un centro en el que ha encontrado su lugar pese a su diversidad funcional, en el que aprende -en la medida de sus posibilidades- un oficio que le encanta con el objetivo de tener una certificación profesional. La normativa Lomce fija en los 21 años el límite de permanencia en estas enseñanzas. En situaciones parecidas se encuentran los hijos e hijas de Manuela Expósito, Yolanda Palomino, Ana María Romero o José Antonio Gómez. Una treintena de alumnos cursan Cocina, Jardinería y Marroquinería en este instituto y muchos de ellos no podrán continuar su formación en septiembre porque superan la edad.
Tampoco podrán seguir matriculados aquellos que hayan repetido curso dos veces, límite impuesto en el artículo 74.1 de la LOE que refunde la Lomce sin variaciones. De esta forma, la mayoría de los alumnos de estos programas si no promocionan este año deben de abandonar la educación postobligatoria. Ante este panorama, los padres reclaman que no se pongan límites que consideran vulneradores de los derechos fundamentales de sus hijos y piden que la Consejería de Educación emita una orden que permita contuinuar a los perjudicados dentro del sistema educativo a pesar de haber cumplido la edad límite.
"La normativa vigente es ilegal", sostiene Carmen Morales, presidenta también de Solcom, asociación nacional que defiende los derechos de las personas con diversidad funcional. "Nadie me puede decir que una persona con diversidad funcional y 21 años no puede seguir estudiando dentro de los programas específicos o estudios postobligatorios porque se estaría vulnerando la Convención Internacional sobre los Derechos de Personas con Discapacidad ratificada por España en 2008", agrega esta madre. También considera un "error" la concepción de los Programas Específicos de FP Básica como "unidades y centros específicos de educación especial" que también tienen impuesto el techo de permanencia en los 21 años. "Esto son estudios postobligatorios que dan la posibilidad al colectivo de personas con diversidad funcional de adquirir conocimientos que le otorgarán certificaciones profesionales para poder presentarse a un empleo", añade. Es más, ahonda Morales, "el artículo 74.1 tendría que estar derogado porque vulnera un derecho fundamental que es el derecho a la educación".
Han enviado escritos a la Delegación de Educación y al Parlamento andaluz. Lo que solicitan estas familias es que no se ponga límite de edad y que cada curso se pueda repetir hasta cuatro veces, teniendo en cuenta las posibilidades y capacidades del alumno para dicho aprendizaje, que el alumno esté dispuesto a seguir y que tanto la familia como equipo educativo consideren que es posible. "Los procesos de aprendizaje tienen su tiempo y este colectivo requiere más, por su diferencia requieren otras oportunidades y su igualdad reside en la posibilidad de tener más tiempo legalmente", apunta Carmen Morales.
Ana María Romero sostiene que "mi hija será discapacitada ahora con 19 años y siempre, hay que tener una mayor laxitud con ellos y a esos jóvenes hay que darles la oportunidad de que tengan su certificado, si no no tienen opción a nada". El problema que se les presenta ahora es que "cuando se sale del sistema educativo institucionalmente no hay una solución", como subraya la presidenta de Solcom. "Las opciones que nos dan es un centro ocupacional si tienes dinero y si no poco más", expone José Antonio Gómez, padre de una alumna de 23 años. "Ellos van aprendiendo más despacio de lo normal y si encima le cortamos las alas y la posibilidad de que puedan formarse, mal camino lleva España", añade.
En el mismo argumento coinciden Manuela Expósito y Yolanda Palomino. "¿Si los demás pueden estudiar hasta la edad que quieran, por qué ellos no?", se pregunta Manuela e indica que "no llegamos a entender estas barreras, si hubiese otra salida la tomaríamos pero es que no la hay y no es que ellos no quieran estudiar, es que necesitan más tiempo". Por eso, sostiene esta madre, "si tienen que abrir más líneas, que lo hagan, ellos también tienen derecho". Yolanda Palomino, que tiene una hija con 21 años estudiando Cocina, señala que "no es nada justo que se limite aún más las posiblidades de estos jóvenes" y asegura que, como el resto, seguirá luchando para que puedan permanecer en estas enseñanzas y en un centro "que funciona muy bien", apunta Expósito. "Estamos contentísimos con el centro porque es lo que estábamos buscando", afirma Manuela Expósito. "Si eso te lo quitan, apaga y vámonos", agrega.
Las familias están estudiando emprender acciones judiciales si les obligan a abandonar el centro en el cumplimiento de la normativa. La Delegación de Educación, por su parte, remite a dicha norma. "El alumnado de Programas Específicos de Formación Profesional Básica podrán repetir cada uno de los cursos dos veces, siempre que no se supere la edad de veintiún años, establecida en el artículo 74.1 de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo".
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