Tribuna Económica
Carmen Pérez
Un bitcoin institucionalizado
"Si nos oponemos al matrimonio entre personas del mismo sexo, no podemos usar argumentos confesionales. Existen argumentos racionales que dicen que ese matrimonio no debe tener la misma protección por parte de los poderes públicos que el matrimonio natural. La pervivencia de la especie, por ejemplo, no estaría garantizada". Lo dijo el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, el pasado domingo en un acto en el Vaticano, y despertó todo tipo de críticas entre los colectivos homosexuales, que tildaron de "homófobas" sus palabras.
A Juan Andrés Teno y Tomás Narbona tampoco le sentaron nada bien, máxime porque esta pareja es el claro ejemplo de que un matrimonio entre homosexuales puede ser tan feliz, e incluso más, que uno entre heterosexuales y que están criando a un hijo con el mismo amor y responsabilidad que cualquier otro matrimonio. Su caso es, además, especialmente llamativo ya que adoptaron a un niño aún a sabiendas de que tenía un problema de salud y que, por tanto, iban a tener un sufrimiento extra. "Era nuestra única posibilidad y asumimos ese riesgo. Su enfermedad pasó a un segundo plano porque el deseo de ser padres era tan fuerte que todo lo demás quedó anulado", afirma Teno.
Llevan 17 años juntos y tenían claro que querían casarse y ser padres, como cualquier pareja heterosexual. La legislación no se lo puso fácil al principio. Impedía el matrimonio homosexual y, por tanto, la adopción. "Nos casamos una vez en una fiesta con los amigos, cuando pudimos nos hicimos pareja de hecho y al final pudimos hacer la boda oficial en 2006 tras la aprobación de la ley de matrimonio homosexual", recuerda.
La idea inicial fue recurrir a la adopción internacional, "pero no te aceptan en ningún sitio siendo homosexual", subraya. La única opción, en este caso, "era mentir a las autoridades y decir que éramos heterosexuales. Teníamos que ocultar que vivíamos juntos y hacer ver que no éramos lo que éramos. Hay gente que lo ha hecho pero nosotros no queríamos mentir a nadie".
El Gobierno de Zapatero aprobó en 2005 la modificación del Código Civil que permitía a los homosexuales casarse y tener los mismos derechos que un matrimonio heterosexual, incluyendo la adopción. El PP lo recurrió y en noviembre del año pasado el Tribunal Constitucional avaló el texto aprobado hace ocho años.
Juan Andrés y Tomás no desaprovecharon la ocasión e iniciaron los trámites de adopción en España. Presentaron toda la documentación en la Junta de Andalucía e hicieron el curso para padres adoptantes que tiene que realizar cualquier pareja, homosexual o no, que quiera adoptar a un menor. Teno hace especial hincapié en la "profesionalidad, buena acogida y calidad humana de los funcionarios del Ayuntamiento de Málaga, la Junta de Andalucía y el Gobierno porque no tuvimos ningún problema".
Tuvieron que esperar dos años hasta que un buen día les llamaron por teléfono y les dijeron que tenían un bebé de seis meses para ellos. Eso sí, había un tema importante a tener en cuenta: el niño tenía un problema respiratorio severo. No solo no les importó sino que Teno afirma emocionado que "ya está casi sano". Solo hay que verle. El pequeño Tristán tiene ahora dos años y medio y no para de jugar y de saltar con sus padres, con una sonrisa de oreja a oreja, en el transcurso de la entrevista.
El menor estaba acogido por una familia a través de la asociación Infania. Hablaron con la madre de acogida y, una semana después, se llevaron al entonces bebé a casa. Ni que decir tiene que Tristán es la alegría de la familia y que tiene a todos sus miembros embobados, sobre todo, como suele ser habitual, a los abuelos. "La experiencia está siendo muy positiva y muy enriquecedora. Nuestra familia y nuestro entorno están volcados e incluso gente del barrio a la que no conocíamos nos ha parado por la calle para felicitarnos por lo que habíamos hecho", relata Teno.
Juan Andrés y Tomás solo querían la adopción, desechando desde un inicio otras posibilidades como los vientres de alquiler o la fecundación in vitro que sí han realizado otras parejas en el extranjero. "No me gusta nada eso de vientre de alquiler porque una mujer no es un vientre, es una mujer. Respeto las opciones de los demás pero nosotros queríamos ser los padres sin tener que recurrir a ninguna mujer", dice Teno.
Este matrimonio destaca que el niño "está siendo educado como cualquier otro niño" y afirma que, aunque ellos son los padres, también cuenta con referencias femeninas de sus madres y hermanas. ¿Qué le dirán en el futuro? Lo tienen claro. "El niño tiene dos papás y no pasa absolutamente nada porque los niños lo asimilan todo. Cuando sea mayor le diremos que nació de una mujer que no pudo cuidarlo y que nosotros estábamos allí para cuidarle, igual que cualquier otra pareja". La pervivencia de la especie .
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