Pepe Castillo: una vida de tiempo y sonido… la música
Pepe Castillo | Grupo Los Íberos
Componente del mítico grupo Los Íberos, unos de los "hijos de Torremolinos" acude a nuestra cita al restaurante del Club Naútico de Benalmádena
Málaga/A veces uno se deja llevar por la nostalgia y se adentra en evocaciones del pasado, y si esos recuerdos vienen además de la mano de un protagonista de una parte de nuestra vida, se hace más real aún. Juan José Castillo, Pepe Castillo, músico, artista, escritor en la actualidad, hombre de mundo, es componente de aquel en otra época mítico grupo Los Iberos. Su batería ha sonado en locales de toda España, de gran parte de Europa, de latino américa. Todavía continúa haciéndolo, resistiéndose a apagar su sonido de compás y tiempos. Como ha sido toda su vida. Hoy vamos a conocer más de él.
El restaurante: Club Naútico de Benalmádena
Abierto ex proceso para la ocasión, el restaurante del Club Naútico de Benalmádena fue testigo de nuestro encuentro. Fuimos recibidos por uno de sus socios, Ricardo Carboni, ante la ausencia temporal de Jesús Muñoz. Un restaurante llamado a ser un referente gastronómico. Este remodelado establecimiento, cuenta con una zona de snack, una innovadora videoteca, un salón principal con hermosas vistas al puerto y su terraza restaurante.
Un establecimiento abierto a todo el que quiera disfrutar de una buena comida. Para atender tan importante espacio cuenta con los chefs Manuel Gamon y la próxima incorporación de Luis Wenceslao Marina Navarro. Seis personas en cocina y 8 en salones atienden el servicio. Unido a todo lo anteriormente mencionado, tuvimos la suerte de ser atendidos por Irene Martínez, todo un lujo para nosotros de manos de esta gran profesional a pesar de su juventud. De la presentación gastronómica les cuento más adelante.
El invitado: El músico Pepe Castillo
Llevaba algún tiempo intentando realizar este encuentro con nuestro invitado de hoy y el destino ha permitido que un día luminoso, casi de verano, nos recibiese en Puerto Marina. Elegantemente vestido y con un pin de Málaga CF en la solapa de su chaqueta, Pepe Castillo sigue siendo de alguna manera aquel joven entusiasta que con 19 años lo abandonó todo para irse a Inglaterra a triunfar. Y le recordé ese hecho. “(risas) Pues así fue. Nosotros ya habíamos debutado hacía tiempo en El Pimpi, cuando era un pequeño night club, entonces éramos solo un trío. Un día, en una de nuestras actuaciones en el Carihuela Palace -estamos hablando de los años sesenta- nos dijo nuestro manager que un señor, promotor inglés, quería que actuásemos en Manchester. No nos lo creímos porque además era el día 28 de diciembre, ya sabes, de los santos inocentes".
¿Y fue real? “(risas) Totalmente. A los pocos días nos llegó una carta. Nos pagaban 40 libras semanales a cada uno, una fortuna para la época. Y no lo pensamos. Para allá nos fuimos. De Málaga a Londres hay un gran cambio. Hay que tener mucho valor para dejarlo todo y marcharse”.
Realmente fuisteis un grupo referente en aquella época. “Es cierto. Todos procedíamos de la música clásica – piano, violín– y pensamos en hacer un grupo de música moderna. Nuestras voces eran muy cuidadas, acompasadas y además cantábamos en inglés. Sin saber inglés. Realmente, y no debería decirlo yo, pero éramos de los mejores sonando en directo”.
¿Has pensado como seríais con los medios de hoy en día? “Aunque es algo imprevisible, no es difícil imaginar que con los medios técnicos de hoy, sonaríamos de maravilla. Nosotros trabajábamos mucho. En Londres grabábamos en estudio todos los días hasta las once de la noche. Era muy duro, pero muy gratificante”.
¿Cómo hacías para desenvolverte en Inglaterra sin hablar inglés? “Me pasaba las horas viendo la televisión y mirando periódicos. Pero veía que aquello avanzaba poco. Se me ocurrió que lo ideal sería echarme una novia. Así tenía que aprender a la fuerza”.
Muy personal
Nacido en el número 25 de calle Lagunillas, a pesar de ser denominado como “hijo de Torremolinos”, Juan José Castillo es malagueño de corazón. A causa del fallecimiento de su madre cuando él solo contaba con dos meses, fue criado por sus abuelos. Bautizado en la iglesia de la Victoria, el destino quiso que Chari, Rosario Martín, su mujer, fuese bautizada en esa misma iglesia. La vida les haría estar finalmente juntos. Una historia digna de contarse.
Seis años tenía Chari cuando Pepe, con doce para trece años, la conoce, y aunque fuese una niña, quedó prendado por ella. La presencia en su casa, por motivos puramente musicales – iba a tomar clases de piano del hermano de la niña, su amigo Antonio Martin, consagrado pianista desde muy joven, ya daba conciertos con trece años- le hizo estar en contacto durante mucho tiempo. Llegó el momento de partir a Londres y aquello fue una revolución en su familia, ya que Pepe abandonaba hasta su trabajo por aquella aventura. Y pasaron muchos años hasta que en 1986 se encontraron en Londres y Pepe supo que estaba soltera. “He querido a Chari toda mi vida, pero mi profesión me impidió estar con ella antes. Por eso me causó mucha alegría saber que continuaba soltera. A partir de ahí se encontraron nuestras vidas”. Llevan casados 21 años, aunque de alma llevan juntos desde la infancia. Tuve la suerte de poder charlar unos minutos al final del encuentro con Chari. Una mujer excepcional, quien definió a su marido como un hombre cercano, familiar y muy acogedor. Y terminó Pepe con este mensaje para ella. “Has sido la mujer a la que quise siempre. Los mejores años de mi vida han sido los que hemos pasado unidos. Si pudiese cambiar algo, cambiaría la vida por poder haber estado más tiempo juntos. Gracias a Dios estamos viviendo a tope”.
¿Funcionó? “(Risas) Ya lo creo. Una hija tuve con ella, Paula. Vive en Bath, Inglaterra. Es directora de un colegio. Mi mujer era una chica guapísima. Luego nos separamos. La vida de un músico es muy difícil. Aquella etapa fue de puro vértigo”.
Tengo entendido que en Irlanda tuvisteis un éxito clamoroso y que las chicas casi os desnudaban en vuestras actuaciones. “(Risas) Eran los años setenta, con el fenómeno Beatles empezando a barrer. Nosotros sonábamos muy bien y cantábamos en un perfecto inglés. La canción Summertime Girl era todo un éxito. En Cork, en Irlanda, fue una locura. Las chicas nos sacaban en volandas. (risas) Éramos muy jóvenes. Coincidimos con Mike Jagger, con los Beatles, en distintos locales de Londres “.
Y de la mano de Pepe, la conversación se sumergió en momentos inolvidables que uno se imagina en locales cargados de humo y con sonidos de música pop, de jazz, de noches de poco dormir y giras interminables.
Sin embargo la producción de discos no fue muy grande para los años de éxito que tuvisteis. “(Silencio) Nueve singles y un larga duración, así es. En una de nuestras giras sufrimos un accidente y el alma de nuestro grupo, Enrique Lozano, qepd,qepd quedó bastante mal. A partir de ahí, aunque continuábamos con nuestras actuaciones, no grabamos más discos.”
¿Y hoy en día seguís tocando? “Sí, de vez en cuando nos llaman para algún acto especial. Hace unos años nos descubrió Javier Ojeda. Se sorprendió por como sonábamos, y que fuésemos de Torremolinos. Nos organizó un homenaje en el Cervantes y los principales grupos de Málaga tocaron nuestras canciones. (Silencio) Fue algo que jamás olvidaré. Javier es un tipo excepcional. Pero sí, seguimos tocando. Yo tengo un estudio en casa, donde doy clases de piano y batería. Y ensayo cada día, con mi batería “Premier” de toda la vida”. Entonces eso de que los viejos rockeros nunca mueren… “Totalmente de acuerdo, eso se lleva en el alma”.
Cambiando de tema, ¿cuándo surge tu pasión por la escritura? “Desde muy joven escribía de todo. Me encanta. He viajado mucho y eso me hacía anotar muchas cosas. Del presente. De mi imaginación. Hace un par de años publiqué mi primera novela, El color de los sueños”.
Una novela que trata una historia de amor en la España de la postguerra, muy interesante. ¿Te quedarás en esta novela? “No, pienso editar alguna más. Tengo mucho material. Pero por encima de todo soy un apasionado de la música, especialmente de la clásica”.
¿Echas de menos el Torremolinos de aquella época? “Sí, aunque más que echar de menos, recuerdo Torremolinos y Málaga y muchas cosas de aquella época”.
¿Los artistas sois gente un tanto extraña? “(Silencio) A veces puede resultar extraño hablar con un músico, parece que estamos fuera de onda. Yo siempre tengo los pies en el suelo, aunque soñar es muy importante”.
La comida
Las vistas sobre el puerto, el día veraniego y la conversación nos habían preparado para disfrutar de la comida y esta no se hizo esperar, que tras el descorche de una botella de Oinoz verdejo, Irene nos abrió mesa con un tataki de atún con almendras crocanti y espinacas fritas realmente bueno y a continuación una ensaladilla náutica que permítanme les diga, es de las mejores ensaladillas rusas que uno puede probar.
Al estilo clásico, con un toque de salsa de pimiento y rematada con dos velas de pan frito es todo un homenaje a ese famoso plato. Presentación, gusto y textura. Extraordinaria. Le pregunté a Pepe con quién le habría gustado compartir escenario. “Con Eric Clapton, sin duda. Un día lo vi tocando en un pub, acompañado a la batería por Ginger Baker, que barbaridad. Mis grandes ídolos. Inglaterra fue la cuna del pop y de la gran música, todo salió de allí”.
¿Cómo ves la juventud de hoy con respecto a tu época? “(Silencio) La juventud de hoy lo tiene todo muy a mano, de inmediato. A mi estudio vienen jóvenes y en dos días quieren ser virtuosos. Esa velocidad –que es mala consejera– la quieren para todo en la vida. El sistema tiene mucha culpa. Escalar paso a paso es muy importante, en todos los órdenes de la vida. Las subidas vertiginosas traen acarreadas casi siempre una caída estrepitosa”. Sabias palabras de un hombre que ha forjado una vida de encuentros y desencuentros.
La llegada de Irene con un nuevo plato nos hizo detener nuestra charla. En esta ocasión se trataba de unos calamares fritos con raspadura de lima y col kale y cebollino. Un plato original y riquísimo de la casa que no deben perderse. El descorche de una botella de tinto Cuatro Pasos Black , selección de bodegas Lara, nos preparó para el plato estrella : arroz caldoso de mariscos. Una experiencia culinaria digna de disfrutarse. ¿Qué no soportas en la vida? “La impostura, la mentira, la infidelidad. Es horroroso”. Podrías perdonar… “Cualquier cosa que esté hecha sin maldad”. Una selección de postres de la casa compuesto por tartas de queso y de tres chocolates, tocino de cielo y helado de yogur y mango con arándanos y moras, completaron este extraordinario recorrido gastronómico.
Queremos expresar nuestro agradecimiento a Irene Martínez por sus atenciones durante toda la comida y a Ricardo Carboni y Jesús Muñoz por su cálido recibimiento. Nuestras felicitaciones a todo el equipo del restaurante del Club Náutico de Puerto Marina. Y por último le pregunte a qué época se trasladaría si estuviese en su mano hacerlo. “A la época del esplendor de la música clásica. A Salzburgo, con Mozart. Con Chopin. La esencia de la vida”. Pepe Castillo, esencia de una vida dedicada a la música.
Y con el sol todavía haciéndose notar, una llamada telefónica le recuerda que tiene ensayo en unos minutos. Y nuestro amigo Pepe, responde que sí, que pronto estarán manos a la obra, con la misma ilusión de aquellos 19 años. Ahora le esperan en Trocadero Beach de Marbella… la música sigue.
Los vinos
Tinto: Cuatro Pasos black
Magnifico vino de la D. O. del Bierzo elaborado por Martin Codax. Un vino monovarietal mencia. Equilibrado y redondo, destacan en él las frutas rojas y las notas florales. Marida perfectamente con los arroces como el que degustamos.
Blanco: Oinoz
Extraordinario de la D. O. Rueda, vino monovarietal de verdejo, fresco y elegante, con aromas intenso, limpio y afrutados tropicales en armonía con toques florales a hierbas frescas y anís. Muy recomendable.
Patrocinado por:
Temas relacionados
No hay comentarios