Personas trans: “Por fin se nos están reconociendo nuestros derechos”
Tras la reciente aprobación de la ley para la igualdad real y efectiva del colectivo, varios cuentan sus experiencias y reconocen los beneficios de la norma
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Málaga/El 86,6% de la comunidad LGTBI en España considera necesario ocultar su orientación sexual o identidad de género en las entrevistas de trabajo. Son las personas transexuales las que registran una tasa de desempleo más alta, alcanzando el 80%. Según datos de UGT, tardan una media de tres años en encontrar un puesto de trabajo; tiempo que además se incrementa en cada tramo generacional a partir de los 30 años.
Este es el caso de Óscar Manuel Solera. A sus 42 años, se encuentra en paro después de una vida dedicado a la limpieza y el cuidado de personas mayores. Hace ocho años, cuando comenzó su transición, ya le manifestaron en su empleo que "no lo veían bien". Aunque reconoce que desde que ha conseguir "cambiar el DNI" tiene "más facilidades", el acceso registral en su caso ha sido toda una odisea.
Con 34 años, Óscar comprendió que no pertenecía al sexo que se le había designado al nacer, por lo que trató de comenzar un proceso de hormonación. Pero, solo se encontró puertas cerradas. Con un Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), la Ley de Identidad de Género aprobada en 2007 establecía como requisitos que a la persona se le hubiese diagnosticado disforia de género y que hubiera recibido tratamiento hormonal durante al menos dos años para acomodar sus características físicas a las correspondientes al sexo reclamado. Para este último, los médicos solicitaban no presentar ninguna psicopatología.
Numerosas visitas a endocrinos, psicólogos y psiquiatras, tanto en la sanidad pública como privada fue el camino que Óscar recorrió hasta que consiguió hormonarse y, a los dos años, cambiar en su carnet de identidad tanto el nombre como el sexo. Aunque él finalmente lo consiguió, celebra con entusiasmo la entrada en vigor de la reciente Ley para la Igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos LGTBI. "Con todo lo que yo he pasado, saber que el resto de chavales y chavalas no van a tener que sufrir el calvario de estar hormonándose u operándose para poder hacer simplemente ese cambio en el DNI es una alegría", manifiesta.
Y es que la entrada en vigor de este texto permite que el colectivo pueda realizar un cambio de nombre y sexo en el Registro Civil sin ningún requisito, a partir de los 16 años, por lo que se eliminan los requisitos necesarios hasta ahora para acceder a este procedimiento.
Los menores trans de entre 14 y 16 años también podrán llevar a cabo el cambio registral, pero deberán estar acompañado por sus padres para llevar a cabo el proceso; mientras que, si el menor no cuenta con su consentimiento, se nombrará un defensor judicial para resolver el conflicto. De 12 a 14 años también se puede modificar el género siempre y cuando el menor tenga la autorización de un juez, que examinará su madurez. En el caso de los menores de 12 años no pueden cambiar la mención registral del sexo, pero sí su nombre para ajustarlo al género con el que se identifica.
Cabe recordar que esta ley también prohíbe la cirugía correctora en los bebés y menores intersexuales, es decir, aquellos en los que las características sexuales no estén claras al nacer; tampoco permite las terapias de conversión que vayan encaminadas a modificar la orientación, identidad sexual o la expresión de género; pone fin al requisito de matrimonio de las parejas homosexuales para registrar a los hijos, y obliga a promover el estudio y la investigación sobre las necesidades sanitarias que requieren las personas LGTBI y especialmente las trans.
Grandes avances que reconocen desde el colectivo. Si bien, insisten en que el corazón de esta norma es la autodeterminación del sexo sin tutela, de la que ya se han beneficiado algunos como Cameron Silva Coello, pues aún le faltaba un mes para cumplir los dos años en hormonación y, por consiguiente, llevar a cabo este trámite administrativo según la anterior norma.
Nacido en Cádiz hace 49 años, Cameron comenzó a sentir que no se identificaba con una persona cisgénero heterosexual con 18 años años, al mismo tiempo que entró en la Universidad. "En aquellos entonces o eras heterosexual u homosexual, pero no se hablaba nada de trans, así que yo seguí con mi vida", cuenta.
Tanto es así que llegó a dar a luz a sus dos hijas -que actualmente tienen 16 y 18 años-. Pero, hace tres años, a raíz del confinamiento originado por la pandemia de la Covid-19, confiesa que hizo "un viaje interior". "Reconecté conmigo mismo y ese adolescente. Fue cuando quise explorar y, a finales de ese año, decidí empezar la transición", señala.
Decidió hormonarse para poder hacer el cambio de nombre y sexo en el DNI pero, por problemas de salud de su familia, relata que su médica quiso hacerle unas pruebas porque no estaba segura de si podría llevar a cabo el tratamiento hormonal. "Ahí me cayó un jarro de agua fría", lamenta.
Aunque finalmente los facultativos consideraron que era seguro llevarlo a cabo e iniciar el proceso, destaca que "de lo contrario y, en caso de que no se hubiera aprobado la nueva ley trans, nunca habría podido cambiar su sexo legalmente". A menos de cumplir un mes en hormonas, el pasado viernes, el mismo día que entró en vigor la Ley para la Igualdad real y efectiva de las personas trans, Cameron acudió al Registro Civil de Alhaurín el Grande para solicitar la modificación registral. "Cuando vi que podía hacer el trámite de una manera tan rápida y fácil sentí una sensación de alegría. Por fin nos están reconociendo nuestros derechos", expresa.
Como profesor de inglés en enseñanza secundaria, destaca el nivel de aceptación e integración en las escuelas andaluzas y el apoyo tanto de sus compañeros. "Durante los casi tres años que llevo de transición, he puesto solo dos partes por transfobia. Lo ideal sería ninguno, pero creo que está bastante bien".
Para Cameron es "esencial" dar visibilidad. "Siempre hemos estado aquí, pero no se nos ha visto porque no nos hemos querido mostrar por el miedo y el rechazo, pero creo que es el momento de decir que somos personas normales e integradas en la sociedad", manifiesta. En este punto, considera que la labor informativa y divulgativa, como la que hace la asociación Trans Huella, en los centros educativos es "fundamental".
La asociación Trans Huellas, que nació en Málaga en 2015, se encarga de acoger, dar asesoramiento y acompañar a personas trans. Otro de los pilares fundamentales es la educación. "Siempre que podemos estamos presentes en los centros escolares porque nos parece muy importante", explica Lipe De Lima, secretario de la unidad.
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