La Policía de Málaga elevará el control sobre ciertos puntos del Centro para evitar aglomeraciones
Busca evitar situaciones como las ocurridas este fin de semana en la calle Beatas y sus alrededores
Málaga/Las imágenes de una calle Beatas colmada de personas consumiendo alcohol y otras bebidas sin mascarilla y sin respetar la distancia social que requiere el actual escenario de pandemia parece haber encendido las alarmas en el seno de la Policía Local de Málaga, que contempla incrementar el control en ciertos puntos del Centro con el fin de evitar aglomeraciones.
Así lo apuntó ayer el concejal de Seguridad, Avelino Barrionuevo, al ser preguntado por este periódico acerca de lo ocurrido días atrás y de las quejas de vecinos del casco antiguo alertando de que lo sucedido en Beatas se repite en otras vías del barrio. "El Centro está ya como antes", vino a resumir el presidente de la Asociación del Vecinos Centro Antiguo, Alfonso Miranda.
Barrionuevo confirmó que se incrementará la vigilancia, sin cerrar la puerta a un mayor número de efectivos. No obstante, dijo que según los datos de los mandos policiales el actual contingente se considera suficiente. Tras la ampliación del horario de apertura de bares y comercios hasta las 21:30, son 315 los efectivos desplegados en la capital los sábados (67 extraordinarios y 248 ordinarios), mientras que los domingos baja a 293 (45 extraordinarios y 248 ordinarios).
El Centro es ahora, principalmente, el punto de mayor control policial. Algo que justificó en el cambio de hábitos y conductas de muchos de los clientes. "Antes había más vigilancia en el litoral porque al cerrar los bares a las 18:00 había muchos que continuaban bebiendo en las playas; ahora siguen dentro del bar hasta la hora de cierre; como el toque de queda es a las 22:00, en este intervalo se produce una gran concentración de personas”, explicó Barrionuevo.
Sea como fuere, la mayor presencia policial en las calles del Centro no parece estar evitando, al menos a ojos de los residentes, episodios como el de Beatas. "Esta calle es una ciudad sin ley, un embudo, porque es larga y estrecha y –los clientes de algunos bares– se colocan uno al lado del otro. Están de pie, como en un botellón, con sus bebidas", denunciaba una vecina de la zona, que habla de "despiporre" y de una sensación de peligro "al ver a gente orinando, bebiendo y vomitando".
Para la concejala de Comercio, Elisa Prez de Siles, el problema observado no es tanto de ocupación como de las aglomeraciones que se producen en torno a los locales. "Es importante que sigamos siendo responsables, desde el Ayuntamiento hacemos un llamamiento al consumo responsable", destacó.
Por su parte, los vecinos del Centro insistieron en la necesidad de que exista "una auténtica labor de fiscalización" por parte del Ayuntamiento a la hora de velar por el cumplimiento de las normas. "Lo que pedimos es que actúe de oficio", añadió el presidente del colectivo, Alfonso Miranda.
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