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Tras varios intentos infructuosos, ayer la búsqueda tocó a su fin. La Policía Nacional encontró los restos óseos de una mujer que, según los primeras pesquisas, podrían corresponder a Sibora Gigona, la joven italo-albanesa desaparecida hace nueve años, cuya ex pareja Marco R., confesó que había acabado con su vida y que, tras ello, había emparedado el cuerpo.Los investigadores emplearon un sistema de Rayos-X para localizar el cadáver durante el registro que efectuaron en el domicilio que el autor, ahora en prisión, compartía con ella.
Agentes pertenecientes a la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Brigada de Policía Judicial de Torremolinos descubrieron el cadáver en el interior de un cajón de madera, oculto entre dos paredes de la vivienda, lo que coincidiría con la confesión espontánea que hizo el presunto autor durante su detención por la muerte a puñaladas de la que también había sido su compañera sentimental, Paula, que tenía 28 años.
La investigación continúa abierta a la espera de confirmar si, como todo parece indicar, se trata de Siboria, que permanece en paradero desconocido desde 2014. Las pruebas de ADN que se llevarán a cabo permitirán la identificación de los restos.
El levantamiento del cadáver fue realizado por la comitiva judicial y trasladado al Instituto de Medicina Legal de Málaga, donde se le practicará la autopsia.
Fue el pasado 23 de mayo cuando Marco R., el ciudadano italiano detenido como presunto autor de la muerte de su expareja, Paula, de 28 años, en Torremolinos, confesó que emparedó a su ex novia Sibora Gagani antes de su declaración judicial cuando lo conducían unos agentes policiales, según confirmó entonces el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández.
El presunto asesino de Paula acababa de negarse a declarar ante la Policía e iba a ser trasladado ante el juez pero al ver una imagen de Sibora Gagani en un tablón, en las dependencias policiales, admitió haberla matado y aseguró que la había emparedado. A renglón seguido, precisó que pudo utilizar ácido para hacer desaparecer el cuerpo.
Confesó el crimen "de forma espontánea, sin la presencia de su abogado ni la autoridad judicial", pero posteriormente, una vez que estaba ya presente su letrado, el presunto homicida de Paula se retractó. Tras esa primera confesión aunque no oficial, la Policía realizó una entrada y registro de la vivienda del investigado. La búsqueda, hasta ayer, no había dado sus frutos. "Lamentablemente en muchas ocasiones hay personas que están en prisión preventiva y van diciendo una serie de cosas al margen de la presencia de su abogado o la autoridad judicial o bien a terceras personas en prisión", apuntó el delegado del Gobierno andaluz.
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