La Policía italiana toma muestras de ADN a la madre de Sibora y enviará un informe genético a España

Una vez que el documento se encuentre en manos de los investigadores españoles, la identificación del cadáver hallado el pasado martes emparedado tardará unos tres días

La familia de Sibora pretende repatriar el cuerpo de la joven a Italia y darle el último adiós en su país

Los tatuajes de Sibora, claves para la identificación del cadáver hallado tras nueve años en Torremolinos

Agentes de la Policía Nacional hallan los restos de Sibora.
Agentes de la Policía Nacional hallan los restos de Sibora. / Policía Nacional

Finalmente, la madre de Sibora Gagani, la joven italo-albanesa desaparecida hace nueve años, no viajará a España para realizarse las pruebas de ADN que presumiblemente confirmarán que el cuerpo sin vida hallado tras una pared en Torremolinos corresponde al de su hijo. Las muestras ya han sido tomadas por la Policía de Italia, que se encargará de elaborar un perfil genético y enviarlo, a continuación, a los investigadores de España.

Como consecuencia de las dificultades que presentaba la progenitora de Sibora para desplazarse y con el objetivo de asegurar la cadena de custodia de la muestra de ADN, la decisión por parte de las autoridades españolas, en colaboración con las italianas, ha sido que la Policía Nacional no viaje hasta Nettuno -municipio italiano de la ciudad metropolitana de Roma Capital donde reside la madre- ni que tampoco lo hagan las muestras, han informado a este periódico fuentes cercanas a la investigación.

Los investigadores italianos realizarán un informe basado en las muestras genéticas, tomadas a la madre de Sibora el pasado viernes, y lo enviarán a la Policía Nacional a través de la Oficina Sirene (Solicitud de Información Complementaria a la Entrada Nacional), cuya finalidad es la preparación de expedientes para la introducción de datos en el Sistema de Información Schengen (SIS) -un sistema de intercambio de información de mayor envergadura para la seguridad y la gestión de las fronteras en Europa, intercambio de información y servir de órgano de comunicación bilateral con las Sirene de otros países.

Una vez que el documento con el perfil genético se encuentre en manos de los investigadores españoles, la identificación del cadáver encontrado el pasado martes 6 de junio en el interior de un cajón de madera, envuelto en bolsas de plástico y dentro de un saco de acampada, en la última vivienda que Sibora compartía con la que hasta el momento de su desaparición era su pareja, Marco R., será cuestión de un par de días o tres. Por tanto, se espera que el crimen contra la mujer desaparecida en 2014 quede resuelto esta semana.

La confesión del sospechoso de su asesinato y el examen de un equipo de forenses del Instituto de Medicina Legal (IML) de Málaga, que desvela que los tatuajes que presentaba el cuerpo sin vida encontrado son idénticos a los de Sibora dejan pocas dudas al aire. Si bien, será el ADN el termine de confirmar la identificación de la víctima.

Cabe recordar que el cadáver hallado, según la autopsia, presentaba signos de haber sido agredido con un arma blanca. Las pesquisas apuntan a que, en este caso, el presunto autor usó ácido para evitar el fuerte olor que suele desprender un cadáver en estado de descomposición. No obstante, las mismas fuentes consultadas señalan que, pese al tiempo transcurrido desde que se cometiera el crimen, los restos se han conservado en un estado que ha permitido concluir inicialmente que se trata de Sibora.

El cuerpo estaba bajo cal, junto a un cuchillo ensangrentado y flores sobre el torso. Fue localizado dentro de una caja de madera escondida en una doble pared del piso de Torremolinos en el que la joven convivió con Marco R., la última residencia conocida de la víctima antes de su desaparición hace nueve años, denunciada por el propio sospechoso.

Una novedosa técnica con empleo de instrumental de rayos X ha posibilitado el hallazgo del cadáver, que estaba en el interior de un cajón mortuorio repleto de cal situado tras una doble pared que levantó el propio detenido en un rincón del dormitorio del piso, donde desde hace siete años vive otra familia.

En la investigación se utilizaron también densímetros y microcámaras entre las paredes del inmueble. Los agentes centraron sus esfuerzos en un dormitorio de la vivienda en el que se había detectado una alteración en la construcción de una de las paredes. Así, los investigadores compararon este espacio con el inmueble colindante, de igual distribución, y observaron que en el lugar correspondiente se había construido un armario, hueco que no existía en la casa objeto de registro.

Con la total colaboración del propietario y los inquilinos actuales de la vivienda, según la Policía Nacional, se procedió a demoler el muro y se localizó tras el mismo un gran cajón de madera de aglomerado.

Los restos fueron encontrados el pasado miércoles. Tras varios intentos infructuosos, la búsqueda había tocado a su fin. Todo parecía indicar que pertenecían a la mujer, cuya ex pareja Marco R., había admitido haberla matado y que, tras ello, había emparedado su cuerpo.

Los policías localizaron una bolsa de plástico envuelta en cal que contenía un cuchillo con restos de sangre seca. Al extraer la cal, aparecieron enterrados bajo la misma diferentes objetos que podrían haber pertenecido a la desaparecida y un ramo de flores sobre el torso de un cadáver, que se hallaba en el interior de un saco de acampada.

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