‘Querer es crearla’, el documental de la UMA que lucha por la educación inclusiva
Investigadores de la Universidad de Málaga estudian cómo transformar las escuelas para que todos los alumnos tengan cabida dentro de las aulas
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Málaga/¿Qué se puede hacer para que la comunidad educativa sea inclusiva? Esta es una de las preguntas que el equipo de investigación del proyecto “Narrativas emergentes sobre la escuela inclusiva” de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga se hizo en 2018 cuando celebraron un workshop para recoger las narrativas con las que estaban trabajando distintos colectivos educativos para conseguir que la escuela fuese más inclusiva.
Teresa Rascón e Ignacio Calderón son los directores del proyecto, en el que también participan familias activistas, profesores, orientadores y estudiantes. Esta investigación comenzó al “rescatar las narrativas colectivas que ya se venían trabajando y ver cómo podíamos articularlas para provocar esas transformaciones en la escuela y que todos los chicos y chicas tuvieran cabida en la misma y no fueran excluidos”, según Teresa Rascón. Asimismo, Ignacio Calderón también asegura que querían reunir “a mucha gente" para que se pusieran a construir ideas y a contar lo que ya sabían sobre la educación inclusiva.
De este proyecto, a partir del cual se han recopilado diferentes saberes para intentar crear la escuela inclusiva, han nacido “guías para construir la escuela inclusiva, un documental y una campaña que pretende propiciar el debate público de la necesidad de la educación inclusiva”, señala Calderón.
Querer es crearla, así se titula el documental que este equipo de investigación ha creado para trasladar a la sociedad la importancia de esta educación. En este sentido, Rascón insiste en que “lo que se trata con el documental es mostrar que esa transformación hacia las escuelas inclusivas es necesaria y mostrar también la cotidianeidad de estos chicos y chicas que no son diferentes a nosotros, es decir, que tenemos más en común con ellos que lo que nos puede diferenciar”.
La película documental arranca con el caso de Rubén Calleja, un joven que fue expulsado de su escuela primaria y mandado a un centro de educación especial, algo que a su familia no gustó y se negó a trasladarlo de colegio. Años más tarde, el caso de Rubén fue respaldado por la ONU, con una sentencia en contra del sistema educativo español.
La historia de Rubén es el hilo conductor de esta película documental, en la que muchas familias se han visto reflejadas y han decidido contar su experiencia. El principal objetivo de este trabajo audiovisual es llegar a la sociedad para que en un futuro se puedan “hacer mejor las escuelas y que no exista un tipo de estudiante que sea el correcto y otro que sea el incorrecto”, remarcan los directores del proyecto.
El documental lo ha dirigido Cecilia Barriga, una directora chilena, y se estrenó el pasado mes de octubre en el Museo Reina Sofía de Madrid. Asimismo, este lunes y martes se presentará y se proyectará la película en la Facultad de Ciencias de la Educación.
Con respecto a las guías, este proyecto de investigación ha creado cuatro diferentes. En primer lugar, un grupo de alumnos de secundaria ha creado una guía para alumnos sobre “cómo hacer sus institutos más inclusivos y en la misma dan pautas de cómo podría hacerse a través de su visión”, sostiene Teresa Rascón.
En este sentido, la directora del proyecto señala que también han realizado una guía con el CEIP La Parra de Almáchar sobre “cómo hacer investigación – acción participativa dentro de los centros educativos para hacerlos más inclusivos”. También han creado otra con orientadores para idear “otras formas de afrontar la orientación en el terreno de la inclusión y alternativas a los dictámenes de escolarización a los que estamos acostumbrados”. Asimismo, las “madres activistas” que forman parte del proyecto han desarrollado una guía sobre “cómo disentir, cómo resistirse a ese mensaje que nos tratan de hacer creer que es lo normal”.
En este punto, Ignacio Calderón señala que con esta guía se pretende que las familias aprendan a “cómo mostrar tu disconformidad, cómo oponerte a un sistema escolar que está impidiendo que tu hijo o hija tenga lugar allí y pueda aprender, participar y aprobar”. Así pues, Rascón añade que “estamos acostumbrados a que nos den ese mensaje de si mi hijo tiene un problema, entonces no puede estar ahí y lo aceptamos. Pero no, tu hijo o tu hija tiene derecho a la educación y tienes que conocer las herramientas para saber disentir”.
A partir de este trabajo, que lleva realizando el equipo de investigación estos últimos años, se están abriendo nuevos caminos y senderos, según Calderón, para que “los niños y niñas no sean objeto de la inclusión que hagan los docentes, sino que se pongan ellos a hacerlas. Un sendero para los orientadores que no están de acuerdo con hacer evaluaciones psicopedagógicas y un sendero de escuelas que quieren avanzar en este camino y están investigando en cómo hacerlo”.
“La educación inclusiva es un derecho fundamental reconocido por la ONU y a la vez sabemos que es un cambio social”, remarca el director del proyector. Por lo que, estos nuevos caminos que se están generando, ambos investigadores señalan que están ayudando a las personas que desconocían el cómo hacer una escuela inclusiva, a imaginarla. Asimismo, actualmente hay muchas familias que son inclusivas, pero los investigadores se preguntan si “¿podrán las escuelas aprender de esas familias?”. A su juicio, deben hacerlo, pero primero han de observar cómo realizarlo.
Al mirar al futuro y a cómo continuarán con su proyecto, los investigadores remarcan que establecerán “líneas de acción para actuar sobre esas barreras que habíamos ido viendo en el primer workshop” y trabajarán en difundir el documental porque la educación inclusiva “es un tema educativo, pero también es un tema social y hay que provocar esa conciencia social en torno a ella”.
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