Rafael Prado: Historia viva de nuestra ciudad

Desde su carismático Café Central exporta Málaga al mundo entero

El encuentro tiene lugar en el prestigioso Asador Ovidio, donde almorzamos

Ovidio Rosado, Rafael Prado, Miguel Rosado y Juan Luis Pinto. / Paco Menjívar
Juan Luis Pinto Doblas

14 de noviembre 2019 - 07:02

Málaga/Hoy tenemos el honor de recibir en esta sesión de Personajes con Sabor a un hombre, empresario y emprendedor, que ha sumado muchísimo a la historia de nuestra ciudad. Desde su escaparate al mundo que es el Café Central ha desarrollado una vida de malagueñismo y ejemplo ciudadano que es digna de contar.

Rafael Prado, el defensor de causas imposibles, que lo mismo te desarrolla una aplicación para el turismo, que da vida a una tuna, de las de toda la vida, conformada por “ex estudiantes” de más de cuarenta años. Que ha visto miles de amaneceres y otros tantos anocheceres en la Plaza de la Constitución. Como vigía permanente de lo nuestro.

El restaurante: Asador Ovidio

Y sin movernos del casco histórico, nos recibieron Ovidio Rosado y su hijo Miguel, quién hace las veces de metre y gerente, del prestigioso Asador Ovidio de la calle Denis Belgrano, en el corazón mismo de nuestra ciudad.

Uno de los momentos de la conversación en Asador Ovidio. / Paco Menjívar

Un restaurante reconocido por sus extraordinarias carnes de vacuno y chuletón y que de cara a las fiestas que se avecinan tiene en sus vitrinas una selección de carnes de buey realmente extraordinarias. Si a ello le sumamos la carta de entrantes y platos de vanguardia nos encontramos ante un ejemplo de gastronomía cuidada al detalle, como lo es en sí mismo el propio establecimiento.

Cuatro personas en cocina, bajo las órdenes de Juan Dueñas y su segunda, Rocío Franco, y siete para atender salones y terraza completan la plantilla del establecimiento.

El invitado: Rafael Prado

Como decía en la presentación de esta crónica, hoy tenemos el lujo de contar con el testimonio de un hombre que ha vivido en primera línea, desde dentro, la transformación del centro de nuestra ciudad. Que ha ocupado cargos en la gestión de diversas asociaciones y estamentos, todo ello con una visión crítica y constructiva del mundo empresarial.

Rafael Prado. / Paco Menjívar

¿Calle Larios y la Plaza de la Constitución no se entendería, al menos en los últimos cincuenta años, sin la figura de Rafael Prado? “Bueno, yo eché los dientes en la hostelería [risas]. No recuerdo otra cosa que olor a licores, café y churros, y claro, fue inevitable dejarme llevar por eso. Aunque mi enfoque del negocio familiar fue distinto. Fui el primero en hacer carrera en la familia [empresariales y auditor], y eso me hizo ver las cosas de otra manera.“

El café Central es uno de los establecimientos más conocidos y de prestigio de nuestra ciudad, no solo del casco histórico. “[Silencio] Para mí es un deber y un lujo tener el Café Central. Y menciono el deber porque todo se debió al esfuerzo de mis padres y mis tíos. Con una manera de trabajar increíble –en aquella época se dormía en el propio negocio–. Veintitrés horas abierto al público cada día. Se cerraba a las cinco de la madrugada y se abría a las seis. Y unos riesgos enormes que tuvieron que asumir. Verdaderamente admirables.”

Muy personal

Nacido en la calle Ollerias el año de la famosa nevada en nuestra ciudad, Rafael Prado se considera un hombre muy soñador y emprendedor, algo que considera le ha contagiado a sus hijos. Un hombre al que le gusta la bondad y practicarla y que se emociona cuando habla de sus padres. “Mi padre fue el gran referente de mi vida. Siempre le hice caso, aunque eso no quita que sea rebelde e independiente. Mi madre, Nena, era una mujer luchadora y bondadosa”. Amante de la música, desde muy joven tocó la guitarra y más tarde la batería. Muy joven todavía, con veinte años, se casa con su mujer Trini, con la que tiene tres hijos: Ignacio al frente de los negocios hosteleros y que en la actualidad trabaja para cerrar el círculo que inició su abuelo, elaborando su propio café; Trini, profesora de Educación Especial y logopeda; Rafa, óptico y gran emprendedor, se dedica también al mundo del cómic. “Actualmente me dedico a invertir en mis hijos. Tengo fe ciega en ellos y por lo tanto emprendo lo que sea necesario”. Rafael Prado habla con verdadera vehemencia de Málaga, del pasado, con la pasión de los amantes de la historia. “Me encanta la historia, especialmente la de España. Lo que está pasando ahora es muy triste. La constitución y la unidad son los elementos básicos de nuestro país. Un país es como una familia. Si una parte se separa se desestructura toda”. Y he querido dejar para el final las emocionadas palabras que dirige a su mujer de toda la vida, Trinidad, Trini . “Mi mujer es y ha sido siempre el pilar de mi vida, de mi familia. Es una mujer sensible a la vez que firme y recta. Yo soy el arrojado, el que cree en las causas imposibles. Ella siempre ha puesto la templanza y la cordura. Y quiero decirle que la quiero mucho. Eso lo resume todo.” Y de esta manera nos despedimos de Rafael Prado. Un hombre que narra cualquier anécdota con la vehemencia y la ilusión con la que solo lo hacen los verdaderos soñadores. Felicidades.

Pero aquel café Central no era tal y como lo conocemos hoy. “No, en realidad café Central es la unión de tres establecimientos: Café Suizo, la parte del local que hace esquina con calle Santa María y que tenía la vivienda encima, Café Central y Café Munich. Los tres juntos conformaron lo que sería el café Central”.

Es inevitable observar cierta nostalgia encerradas en estos recuerdos del pasado. “Claro. Recuerdo mucho aquella calle Larios en la que desarrollé mi vida. Con establecimientos que solo están en la memoria de los más mayores [risas], Rodolfo Prados, Café Español, Temboury, La Cosmopolita, Pañería Rosaleda, Casa Mira, Rueda… y muchos más que, Gómez Raggio, muchos.”

¿Se queda entonces con aquella Málaga de los setenta y ochenta? “ No, de ninguna manera. Soy un nostálgico, pero viví mucha pobreza y mucha gente pasándolo muy mal en aquellos años. Mucha inseguridad, falta de medios. Se perdieron todos los turistas. No, prefiero la Málaga de ahora.”

Cuando uno desarrolla su vida a pie de calle, en una ciudad como Málaga, ¿ve las cosas de otra manera? “[Silencio] Mira, tengo un deber, casi cumplido, con esta tierra nuestra. A esta tierra hay que agradecerle haber nacido aquí. Cada uno tiene que devolverle a Málaga lo que ella nos ha dado. Solo cuando estás fuera te das cuenta el paraíso en que vivimos. Yo desde joven he querido devolverle lo que me ha dado.”

Tantos años al frente del negocio y gran parte de ellos además al frente de la Asociación de hosteleros de Málaga. “En efecto. 20 años he estado al frente de la asociación.[Silencio] Han sido muchos años de peleas y sinsabores, pero también de mucho aprendizaje y mucho conocimiento. Estuvimos durante 12 años en el pleno de la Cámara de Comercio. Eso es pasado. Creo que los distintos gobiernos se han cargado las Cámaras de Comercio. Las han dejado sin presupuestos”.

¿Continúa en la actualidad relacionado con algún estamento de la ciudad? “Sí, sigo perteneciendo a la comisión de Turismo. Nuestro primer valor como ciudad es el clima, luego la seguridad y ahora nos toca defender como nunca nuestras tradiciones. Eso es lo que busca el turista”.

Hablando de tradiciones, si todo el año fuese Semana Santa o Feria, estaría encantado, ¿no? “Para nada. Si todo el año fuese Semana Santa o Feria, moriríamos de éxito. No creo en eso. Mira, estamos en noviembre y hace semanas que ya hay productos de Navidad. No creo en eso. Todo tiene su tiempo y su momento. Por eso, si hay algo que me preocupa especialmente son las bullas y dar mal servicio”.

Pero no me puede negar que eventos tradicionales como la Semana Santa son extraordinarios. “Pues no creas. Esta Semana Santa pasada sin ir más lejos creo que ha sido pésima. Creo que se ha hecho mucho daño. Se ha hecho inaccesible. Son tradiciones populares y abiertas. Vendemos en las ferias de turismo a las que acudimos, en Berlin, WTM en Londres, Fitur en Madrid, la Semana Santa como un hito. Y luego cuando vienen los turistas, nacionales y extranjeros que quieren ver lo que les hemos vendido en esas ferias, resulta que no pueden acceder a ellas. Creo que se han equivocado. Es mi opinión”.

Uno de los platos.

Eso ocurre en el centro histórico. “Bueno, como yo digo, histórico no, histérico. A veces los objetivos de los políticos son unos y los del resto otros. Y solo te queda el pataleo”. Pero es que el centro está muy saturado y había que ordenarlo. “Siempre he defendido que no podía existir un plan general para el centro. No es lo mismo la Plaza de la Merced que la Marina, por poner un ejemplo. El hostelero lo tiene que saber y ser juicioso, pero el político tiene que saber que vivimos de esto. Mira, mantener una terraza es carísimo y la ley del tabaco sacó a la gente a la calle, en toda Europa”. Con la comida continuamos esta interesante charla.

La comida

De inmediato y atendidos personalmente por Miguel Rosado, comenzamos a disfrutar de la gastronomía de Ovidio. Unos lomos de sardinas ahumadas sobre lecho de porra y cebolla caramelizada nos despertó el apetito. Para maridar tan sabroso plato abrimos una botella de Javier Sanz blanco. A continuación fuimos sorprendidos por un pulpo a la brasa al estilo Ovidio realmente riquísimo.

Otro de los platos.

Y nosotros continuamos. Entre las muchas cosas que ha hecho en la vida hay una sorprendente. ¿Qué es la cuarentuna? “[Risas] La cuarentuna malacitana surgió en un momento muy complicado. Vivía mucha tensión y estrés en la asociación de hostelería. Nos juntamos un grupo de amigos de entre algo más de cuarenta y ochenta y dos años, que es la edad del mayor, y ahí seguimos. Ahora vamos al certamen internacional en Santiago. Estamos considerados una de las mejores tunas de España. Ensayamos sin falta cada semana y tenemos editado nuestro propio CD. Con él ayudamos a asociaciones como AECC”. Existe mucha competencia en el sector de hostelería ¿Cómo lo lleva? “El hostelero de al lado no es mi enemigo, es mi vecino. Pensar lo contrario es ser un mal empresario”.

Todo lo contrario que demuestra ser Asador Ovidio con la calidad de sus productos. Como muestra la chuleta gallega con verduras y patatas que disfrutamos. Acompañada por una copa de Cepas Viejas, un vino, selección de bodegas Lara, que maridó a la perfección son tan extraordinaria carne.

El postre.

Un pastel de queso manchego con lecho de caramelo cerraron nuestro recorrido gastronómico. Todo un lujo que recomendamos disfrutar a los amantes de la buena mesa. Felicidades a todo el equipo de Asador Ovidio, de manera muy especial a Miguel Rosado y a los fogones en esta ocasión de Rocío Franco.

No puedo terminar esta conversación sin preguntar por el mosaico de las variedades de cafés de café Central. “El mosaico del café Central es la base del café en Málaga. Lo creó mi padre en el año 1954 y aunque el establecimiento evolucione ahí continúa. Mi padre siempre decía que me adaptase sin perder nunca la esencia porque el cliente va cambiando. Y ahí seguimos”. Sabias palabras de don José Prado que entre otras cosas dejó a su hijo la esencia de la lucha y la justicia en la vida. Para bien y orgullo de los que le conocemos.

Los vinos.

Los vinos

Blanco: Javier Sanz fermentado. Vino de la D.O. Rueda, elegante y fresco con aromas a fruta madura. Un vino amplio y sabroso exponente de las propiedades de las uvas verdejo.

Tinto: Dominio de Tares. Cepas Viejas. Vino de la D. O. Bierzo. Un vino intenso muy equilibrado y delicado. Destacan sus aromas a frutas negras. Marida a la perfección con carnes y asados. Muy recomendable.

Bodegas Lara

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