Ruta de la Fábrica en Canillas de Albaida
Senderismo
Este sendero recorre hermosos paisajes de las sierras de Tejeda y de Almijara a lo largo de la séptima etapa de la Gran Senda de Málaga
Ficha
Ruta: semi circular.
Distancia: 10 kilómetros aprox.
Dificultad: baja.
Inicio y meta: Ermita de Santa Ana o la Fábrica de Canillas de Albaida.
Tiempo: 4-5 horas.
Aunque muchos no lo crean, en la provincia de Málaga existió una industrialización que va más allá de la cesta del sector servicios en el que estamos empeñados en poner todos los huevos. Los restos de dicha industrialización podemos encontrarlos por todas partes: molinos, chimeneas en las costas, canteras, fábricas de luz (que sobrenombre tan hermoso para una central hidroeléctrica)... La cáscara de una de estas centrales se observa en la ruta de la Fábrica de Canillas de Albaida, que recorre parte de la etapa 7 de la Gran Senda de Málaga, por las sierras Tejeda y Almijara.
Este recorrido discurre por la cuenca del arroyo de la Cueva del Melero, resultando un paseo de una gran belleza al unirse un terreno abrupto junto con una abundante vegetación debido al paso del agua. Esta ruta se puede realizar durante todo el año, pero durante la primavera es especialmente hermosa, y en verano es perfecta para complementarla con baños en diversas pozas a lo largo del río.
Hasta Canillas de Albaida se llega por la carretera de Algarrobo que, con dirección a Nerja, nos conducirá, justo antes de llegar a la localidad canillera, a la iglesia de Santa Ana. En sus proximidades dejaremos el coche (o el patinete eléctrico, que es lo que está de moda) y comenzaremos la ruta a pie. Hay quien deja el coche un poco más adelante, a unos cuatro kilómetros, pero lo cierto es que lo interesante de recorrer una senda en mitad de la naturaleza es hacerla caminando. De otro modo no tiene mucho sentido.
Así, comenzaremos a andar de forma paralela a la acequia real, donde el camino discurre por la ladera sur del valle del río de la Llanada de Turvilla. Caminando río arriba, durante unos 4 kilómetros, llegaremos a la Fábrica, un edificio en ruinas que son los restos de la antigua fábrica de la luz de Canillas de Albaida.
Esta fábrica, hoy acondicionada como lugar de descanso y merendero en medio de un paraje natural maravilloso, se encuentra a 3 kilómetros escasos del municipio canillero. Su estado actual es de ruina total. El edificio está completamente abandonado, sin tejado ni maquinaria de ningún tipo.
Junto a él se encuentra otra construcción que se ha condicionado tanto para el servicio forestal como zona de recreo y que antiguamente era el lugar donde residían los operarios ya que la situación tan recóndita del lugar les obligaba a permanecer en este punto las 24 horas del día. Cuando funcionaba esta fábrica de la luz, el agua llegaba hasta esta cota a través de una acequia o canal que tomaba el agua del arroyo de la Cueva del Melero
Aquí es donde muchos dejan el coche, junto a la zona recreativa, que dispone de aparcamiento, y desde aquí comienzan a recorrer la ruta. De hecho, tras el aparcamiento, encontraremos un camino que sube y gira hacia la casa forestal, a 800 metros de altitud.
Pasada la casa, localizamos una vereda que sube y a lo largo de la cual nos encontraremos con algunas albercas que antiguamente servían para almacenar agua y hacer funcionar la central hidroeléctrica.
Continuamos ascendiendo por ese camino durante más de una hora hasta que alcancemos un carril que conduce a Sierra Tejeda. A lo largo de este camino iremos divisando bajo nosotros la iglesia de Santa Ana, el pueblo de Corumbela y, a lo lejos, el mar.
Si seguimos ascendiendo, a una media hora de caminata, alcanzaremos la Cueva del Melero -que da nombre al arroyo que hemos seguido en paralelo durante casi toda la subida- y donde, a una veintena de metros, localizaremos una pequeña presa de agua levantada con piedras.
A partir de este punto se puede continuar por el mismo camino si queremos ampliar el paseo. De hecho merece la pena seguir avanzando hasta llegar a un edificio conocido como el cortijo de la Cueva del Melero.
Una vez aburridos de observar el cortijo en su aparente imperturbable permanencia en el tiempo, para regresar daremos la vuelta y recorreremos el camino de ida en sentido inverso.
Se baja, pues, en dirección al arroyo por una senda que suele estar señalizada por un poste de madera, a menos que los vándalos de turno lo hayan echado abajo.
Por este camino realizaremos la vuelta atravesando el cauce por un pequeño puente y, tras unos pocos kilómetros, llegaremos a la zona del merendero, donde, i) habíamos llegado andando, si no somos flojos, por lo que tendremos que seguir caminando hacia la iglesia donde nos espera nuestro coche; o ii) en donde habíamos dejado el coche porque somos un pelín vagos y sabemos que esto de hacer rutas los domingos es flor de un día.
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