Ruta de los Tajos de Sábar de Alfarnatejo
Senderismo
Siguiendo este sendero contemplaremos el Tajo del Fraile, el Tajo de Doña Ana y el Tajo de Gómer
Además, nos podremos hermanar con las cabras montesas de la provincia
Ficha
Ruta: circular.
Distancia: 13 kilómetros aprox.
Dificultad: media.
Inicio y meta: Alfarnatejo.
Tiempo: 8 horas aprox.
Altitud máxima: 1.225 metros.
Altitud mínima: 676 metros.
Un tajo, geográficamente hablando, es un precipicio estrecho y profundo formado, por regla general, por la acción erosiva de un río. Los tajos suelen corresponder a espacios abruptos llenos de vida y en la provincia de Málaga encontramos algunos de ellos de una belleza y espectacularidad inusitadas. Este es el caso de los que podemos visitar en la ruta de los Tajos de Sábar de Alfarnatejo, los cuales reciben el nombre de Tajo de Gómer, el Tajo de Doña Ana y el Tajo Alto del Fraile.
Para visitarlos podemos realizar una ruta que discurre casi en paralelo al río Sábar que da nombre a este (afortunado) accidente geográfico de la Axarquía. Una ruta circular de unos 13 kilómetros que arranca y finaliza en la localidad tejona y que nos permitirá apreciar un hermoso exponente del Arco Calizo Central de Málaga.
La senda arranca, como hemos dicho, desde Alfarnatejo. Enfilados hacia el pico del Tajo del Fraile, el primer tajo que nos encontramos en nuestro camino, y tras pasar por la Fuente del Conejo, donde rellenar nuestras cantimploras es una buena idea, comenzará una subida de importante inclinación. Esta ruta no es especialmente dificultosa en su trazado, ni peligrosa -siempre y cuando extrememos la precaución, claro está-, pero sí debemos tener en cuenta que es exigente a nivel físico. Y un buen recordatorio de por qué debemos dejar de fumar de una vez por todas.
Continuamos ascendiendo por la ladera del Tajo del Fraile, con algunas zonas discurriendo entre paredes rocosas, los que no hará sentir como un aventurero de Dungeons & Dragons, pero justo antes de llegar a la cima, nos desviaremos y se abrirá ante nosotros el paisaje mostrándonos los Tajos de Doña Ana y de Gómer.
Tras tomar las consabidas fotografías y selfies, comienza la bajada hacia la separación entre el Tajo del Fraile y el de Doña Ana. Una vez hayamos descendido, dos puntales de roca muy tolkianos señalan el punto en el que deberemos comenzar a ascender de nuevo por la ladera del segundo tajo, tras atravesar el pequeño collado que separa ambos relieves.
Continuamos avanzando sobre la arista de Doña Ana y llegamos hasta su zona más elevada, donde podremos disfrutar de unas vistas igual de espectaculares, lo que nos recordará rápidamente por qué uno se deja la piel subiendo hasta estos lares, y, tras recuperar el aliento, comenzaremos de nuevo la bajada hacia el Tajo de Gómer.
Para localizar la subida a este tajo tendremos que bordearlo por su base, lo que nos proporcionará una buena visual de sus paredes escarpadas donde con suerte veremos cabras montesas. Hay que decir que la flora y la fauna de los entornos de los Tajos de Sábar son prolíficas, ya que son espacios donde la vida encuentra refugio. De hecho, estos tajos son rutas muy señaladas en las agendas de los ornitólogos.
Una vez rodeado el Tajo de Gómer, localizamos un acceso entre rocas que señalan su subida empinada y pedregosa. Alcanzar la cima de Gómer es quizás, sobre todo para los excursionistas primerizos, un tanto complicado, por lo que se recomienda que cada cual llegue hasta donde pueda. No es problema, porque para regresar, se corone o no la cima de Gómer, hay que tomar el mismo camino.
Una vez abajo sólo tenemos que enfilar hacia Alfarnatejo atravesando un terreno menos abrupto, perfecto para dar concluida, en unas condiciones más suaves, la ruta y que, entre olivos, quejigos y praderas, formando un bucólico escenario, nos devolverá a la localidad tejona donde podremos tomar un refrigerio que sobrepase con creces la grasa quemada durante la caminata.
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