"En Málaga se deberían rodar, no sólo una serie como 'Malaka', sino series de asesinatos, 'thrillers' y comedias románticas"
Salva Reina | Protagonista de la serie 'Malaka'
El actor afronta en la serie rodada íntegramente en Málaga el papel de un policía un tanto 'perla' que ninguno quisiéramos que nos atendiera en comisaría cuando vamos a renovar el carné
Salva Reina tenía dos retos a la hora de enfrentarse a Malaka: interpretar un papel alejado de su habitual zona de confort, la comedia, e interpretar el papel de un merdellón malagueño con muy malapipa metido a policía. Y aunque Reina jugaba en casa, eso, en ocasiones, es más un obstáculo que un trampolín.
Coprotagonista junto a Maggie Civantos y Vicente Romero de este relato noir abonado por la sucia realidad de una Málaga bastante sucia, Salva Reina ha logrado salir mas que victorioso del envite construyendo un personaje sobrecogedoramente auténtico.
–Ahora que sólo queda un capítulo, y ya se sabe quién está de la muerte de Noelia, ¿que sensación le deja la serie?
–La verdad es que Malaka me ha gustado desde el principio. Me encanta como espectador, creo que su narrativa está escrita de una manera muy cuidada y la manera de contar la historia es fantástica, al igual que su fotografía. Y las interpretaciones de mis compañeros son espectaculares. Estoy deseando que llegue la semana que viene para ver cómo se recibe su capítulo final.
–En cuanto al recibimiento que ha tenido entre el público, ¿ha sido el esperado?
–Lo cierto es que sí. Es tal y como imaginamos, sobre todo cuando algo se hace con cariño para que se vea y se disfrute. Y en este aspecto Malaka es una serie que no deja indiferente a nadie. Hay a quien le gusta más y a quien le gusta menos, pero es una serie que ha dado que hablar en toda España y eso es algo muy bonito porque, al final, convertirte en tema de conversación es relevante e importante.
–Se habla de Malaka en toda España, pero en Málaga ¿cómo ha sido la respuesta?
–Pues la mayor parte de lo que me ha llegado es gente encantada. Porque Malaka cuenta con un plus motivacional para el espectador malagueño ya que éste reconoce lugares y personas cercanas y familiares. Y, sin embargo, a pesar de eso, Malaka no ha caído en localismos, sino que su historia tiene tanta fuerza que la mayor parte de los telespectadores, incluidos los de aquí, se han metido en ella. Y están disfrutando del relato, y no sólo del escenario que es la ciudad.
–La ciudad es el escenario y eso ha generado una corriente crítica hacia la serie por la supuesta imagen que exporta de Málaga. ¿Qué opina de estas críticas?
–Me parece que todas esas críticas parten de prejuicios que no tienen en cuenta que Malaka es una ficción y que no hemos hecho un documental sobre Málaga. No creo que nadie deje de ir a Nueva York porque piense que se va a topar con un asesino en serie que colecciona huesos. Y si alguien se cruza con Liam Neeson en un tren camino a Murcia tampoco pensará que está en mitad de una venganza, digo yo. Creo que se debe diferenciar la ficción de la realidad, y creo que en Málaga se deberían rodar, no sólo una serie como Malaka, sino siete series de asesinatos, catorce thrillers y cuatro comedias románticas. Porque los rodajes son fuente de riqueza, en todos los sentidos. Lo importante aquí es que hay una serie ambientada en Málaga, que es Malaka, y que se ha realizado íntegramente en la ciudad, en escenarios naturales, con todo lo que ello conlleva de repercusión positiva. Eso es lo que hay que tener en cuenta.
–Estamos acostumbrados a verle en un registro más cómico, ¿cómo ha afrontado el papel de Darío, un papel, digamos, más serio? Aunque con golpes de humor muy malagueños...
–(Ríe) Tiene golpes de humor pero desde la realidad. Porque es un personaje evidentemente malagueño y, como sabemos, también existe ese malagueño malapipa de cuyas bromas yo no me reiría mucho. A mí 'El Gato' me daría más miedo que risa. Pero la verdad es que he afrontado este papel con mucha ilusión por poder interpretar un personaje diferente. En el fondo, lo que queremos los actores es contar historias y, a ser posible, siempre historias diferentes, mientras más alejadas de lo que uno hace normalmente, mejor. Es la única manera para seguir aprendiendo y creciendo a nivel profesional y personal.
–Su trabajo con el personaje de Darío recuerda un poco a lo que hizo Alfredo Landa en 'El crack' de Garci.
–Bueno, esas son palabras mayores. Pero es cierto que estás en el imaginario de las personas por las historias que has contado anteriormente y parece que no puedes salir de un determinado registro. Sin embargo, los actores y las actrices somos profesionales que estamos dispuestos a contar cualquier historia, da igual que sea comedia, drama, thriller, ciencia ficción... lo importante es darle rigor a tu trabajo, veracidad al papel que estás haciendo y remar en la misma dirección que quiere el director. Es bonito que alguien vea a un actor en otro registro y valore su trabajo por lo que vale. Es bonito que pasen estas cosas porque así abrimos nuestras mentes y nuestras expectativas.
–La pregunta es un cliché pero ¿qué es más fácil, hacer reír o hacer llorar?
–Se usan técnicas diferentes: en mi opinión la comedia es matemática, que se suma a algo más -llámalo como quieras, llámalo vis cómica si quieres- una cierta intuición para la comedia. Por su parte, el drama hace uso de otras tácticas y modos. Al final, como te digo, se trata de contar historias y de darle veracidad a un personaje. No me planteo que un personaje cómico tenga menos importancia, como muchas personas parecen creer. En la mente de mucha gente un personaje cómico se hace de una manera más ligera que uno dramático y, no obstante, creo que hacer reír es un poco más complejo.
–Trabajar con el acento malagueño, ¿le ha facilitado el afrontar este papel, o ha tenido que contenerse?
–Es un cúmulo de cosas, porque no se trata sólo de buscar el acento de Málaga, sino que hay que encontrar una forma de hablar, de andar, de actuar... la manera que tiene el personaje de sentir... Quizás en ese aspecto sí ha sido más fácil para mí por la cercanía que tengo con Málaga, pero el personaje hay que crearlo.
–¿Qué es lo más interesante del personaje de Darío, cómo lo ha enfocado?
–Me he planteado el papel de 'El Gato' como un personaje que siempre está en una encrucijada. Está a un paso de cagarla completamente y de caer en la oscuridad absoluta, mientras trata de hacerlo bien, de arreglar las cosas, aunque sabe perfectamente que es demasiado tarde. Eso ha sido para mí lo más importante a la hora de construir el personaje en cualquier aspecto al que se enfrenta: su familia, su trabajo, sus trapicheos...
–Sin desvelarnos nada: ¿cree que queda margen en Malaka para una segunda temporada?
–Ojalá haya una segunda temporada. En el capítulo siete que se acaba de emitir ya parece que queda claro quién es el responsable, pero todavía queda un último episodio que creo que no va a defraudar a ningún espectador que esté siguiendo la serie. Y es una historia que se cierra, pero que deja a los personajes situados en un punto ideal para que sigan evolucionando hacia otros relatos por lo que creo que habría espacio para una segunda temporada, a ver si hay suerte.
–¿No teme que El Chule les haga sombra a los actores profesionales?
–(Ríe) Es tan grande que hace sombra por donde va. El Chule es un tío estupendo y tiene una presencia que ofrece realismo. Creo que otro de los aciertos de la serie ha sido el grabar en escenarios naturales y con figuración que destila autenticidad, como ha sido el caso de El Chule. Con su sola presencia en pantalla da mucha fuerza a cualquier plano.
–Entonces rodar en La Palmilla ha sido un disfrute.
–Sí, el barrio se ha volcado con nosotros, hemos estado a gustísimo, todos los vecinos estaban por la labor de facilitar nuestra tarea. A pesar de que rodar en un barrio siempre altera su rutina y se puede convertir en una gran molestia: se cortan calles, no se puede aparcar en muchas zonas, ni hacer ruido cuando uno quiere celebrar un gol del Málaga... Al final la vida de un barrio se trastoca, pero a pesar de ello allí hemos estado muy a gusto y nos hemos sentido muy bienvenidos. Creo que la gran mayoría de los vecinos nos vio con mucho cariño.
–En este momento, ¿cuál es su futuro inmediato, en qué está embarcado?
–Ahora estoy a la espera de que salgan algunos proyectos en los que he intervenido como la película Adiós de Paco Cabezas, donde tengo un papel pequeñito; o La lista de Álvaro Díaz Lorenzo que llegará a las pantallas el año que viene. También participo en Hasta que la boda nos separe de Dani de la Orden. Tres colaboraciones en papeles secundarios y algunas otras cosas en el aire, por concretar, y que no están aún en firme, por lo que no me gusta hablar de ellas, por si luego se caen.
–Y con La Cochera Cabaret, ¿qué tal?
–Pues ahí seguimos luchando por tener una programación variada y de calidad. Apostando por el teatro, por la música, por la danza, por el circo, por el cine, por otras artes escénicas... Estamos abiertos a la producción de las compañías locales que quieran utilizar el espacio para sus estrenos, para sus ensayos... Es un proyecto personal muy bonito en el que siempre estamos trabajando. Seguimos currando para mantener este espacio para Málaga, ya que se hizo por y para Málaga y los malagueños y las malagueñas, para que tuvieran un espacio independiente donde poder disfrutar de la cultura.
–Y los malagueños ¿están respondiendo?
–Pues creo que La Cochera Cabaret es un espacio que se ha acogido con mucho cariño. Hay programaciones que llenan más que otras, pero esto funciona así: la oferta de Málaga es enorme y nosotros estamos trabajando para crear público y fidelizarlo, para que la gente sepa que tiene un teatro en su barrio, en Carretera de Cádiz. Un teatro que es de todos los malagueños. Un teatro que está a su entera disposición y que permanece siempre abierto a sugerencias. De hecho, parte de nuestra programación se forma partiendo de las ideas que nos propone el público. Pero ahí seguimos, luchando poco a poco.
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