Senderos fluviales de Málaga: avanzar con el agua al cuello
Naturaleza y turismo
Rutas de río para tratar de retener lo máximo posible el verano que ya nos dice adiós con la manita
La ventaja: a menor temperatura, menor afluencia de senderistas
No hay dos sin tres. Por lo que antes de que se acabe el verano aprovechamos para reseñar otros cinco senderos fluviales de Málaga: todo sea por avanzar, literalmente, con el agua al cuello, y no sólo metafóricamente. Agosto ha dejado temblando nuestras cuentas corrientes y parece que nos estemos enfrentados a la cuesta de enero otra vez.
Pero si aprovechamos el fin de semana para hacer algo divertido, puede que nuestras preocupaciones se vean mitigadas y la vuelta al trabajo nos parezca menos dura.
Spoiler: no.
Podemos tratar de regresar tras las vacaciones a la oficina poco a poco, tal y como entraremos al agua fresquita de alguna de las rutas de río que en esta ocasión recorren las localidades de Yunquera, Ronda, Montejaque, El Burgo y Júzcar, y aprovechar estos días de verano prestado en el que el buen tiempo todavía acompaña.
Seamos positivos. Pero, sobre todo, seamos cívicos: como siempre recordamos, las rutas fluviales son patrimonio de todos, mantengamos limpio sus cursos y respetemos la sobrecogedora naturaleza que el Destino le ha otorgado a la provincia de Málaga.
Senda del río Grande, en Yunquera
Sendero del río Turón, en el Burgo
Ruta del río Guadalevín, en Ronda
Sendero del río de las Zúas, en Júzcar
Ruta del río Gaduares, en Montejaque
Senda del río Grande, en Yunquera
La senda del río Grande en Yunquera arranca desde el mismo punto en el que este camino fluvial nace. Porque río Grande mana de las entrañas de la tierra a través de grandes fisuras, escapando de un acuífero de Sierra de las Nieves y vertiendo su caudal al Guadalhorce.
Es por ello que la cueva de Zarzalones, ubicado en el nacimiento de río Grande, es todo un ícono del paisaje de la Reserva de la Biosfera Sierra de las Nieves.
Dicha cueva ha despertado siempre la curiosidad del colectivo espeleológico a nivel internacional. Desde las primeras inmersiones llevadas a cabo por buceadores de Fuengirola en 1978 hasta nuestros días, han sido numerosas las expediciones que han explorado sus galerías sifonadas y aéreas.
La Sociedad Excursionista de Málaga es quien mejor conoce esta cavidad, que posee el cuarto sifón en profundidad de España y el primero de Andalucía, y cuyas galerías suman un recorrido que supera los dos kilómetros.
A partir del nacimiento, el caudal de río Grande discurre encajado entre cultivos abancalados y un angosto cañón calizo con preciosas cascadas. Este pasaje agreste, que acaba en las proximidades de la central eléctrica de San Pascual, se conoce como cañón de Zarzalones.
A partir de aquí, río Grande se constriñe entre empinadas laderas cubiertas de olivos, almendros y pinos, mientras en las riberas de la ruta crece una boscosa galería formada por sauces, álamos, tarajes, cañas, adelfas... entre otras muchas especies vegetales que dan cobijo a la fauna floral.
De hecho, tanto el curso del río como las diferentes zúas, presas y acequias que se reparten por todo el trazado de la excursión son importantes hábitats para la fauna, especialmente para los insectos.
Otro de los puntos fuertes de la ruta de río Grande es que acoge la mayor concentración de barrancos deportivos de la provincia malagueña.
Así, el aliviadero de la presa de San Pascual es una de estas propuestas; tal y como la orografía y la abundancia de agua se conjugan para permitir a los amantes de este deporte disfrutar de barranco de Aguainjerta.
Situado justo por encima de la cueva de Zarzalones, en el tramo final del arroyo homónimo, y en el que podremos disfrutar de diferentes rápeles, toboganes, zonas de oscuros y un volado final de 37 metros, sólo apto para los excursionistas más experimentados. Si no eres uno de ellos, empieza por algo más facilito: río Grande lo permite.
El itinerario de esta senda es circular y cuenta con dos variantes: la primera nos conduce por el propio lecho del río hasta la última cascada del cañón de Zarzalones, mientras la segunda se acerca al conocido como barranco de Aguilera.
Este barranco es otro atractivo descenso, con un rápel inicial de 33 metros de caída. Para realizar estas actividades es más que recomendable contratar los servicios de alguna de las empresas de turismo activo de la zona.
Se haga la ruta que se haga, ambas comienzan y acaban en Yunquera.
Recordad que si hacéis el tramo acuático, se requiere ropa de baño y zapatillas de deporte que podamos mojar. No os pongáis las deportivas premium que reservamos para las ocasiones importantes.
También tenemos que tener en cuenta dos últimas cosas. La primera es que esta ruta discurre cerca de fincas y campos de cultivo de los que está prohibido afanarse los frutos; no vayamos a tener un conflicto con los lugareños.
La segunda es que también está totalmente prohibido bañarse en las zúas y canales del complejo hidroeléctrico. Si os bañáis, y os pasa algo, no digáis que no os advirtieron.
Sendero del río Turón, en El Burgo
Comenzamos el recorrido del río Turón en El Burgo. Este camino fluvial es el resultado de la unión de varias cañadas y barrancos ubicados en el Parque Natural Sierra de las Nieves, siendo su principal valedor desde el sur el arroyo de la Higuera, alimentado por diferentes manantiales y las precipitaciones.
Teniendo como eje la Gran Senda de Málaga hay dos rutas en el río Turón que se pueden complementar en la medida de las ganas que tengamos de andar.
Ganas que seguramente irán disminuyendo conforme marchemos, así que debemos seguir este consejo: vamos a elegir los itinerarios con la misma prudencia con la que nos llenaríamos un plato en un bufé: que lo que nos entre por el ojo no sea más de lo que podamos tragar.
¡Seamos consecuentes con nuestro estado físico y nuestro nivel de flojera! Temet nosce.
En cualquier caso, en sendas rutas senderistas siempre iremos pegados al río, por lo que podremos darnos algún que otro chapuzón.
De hecho, existen dos zonas de baños permitidas, una en el Dique y otra en el Largo del Dique, ambas contiguas.
Aunque la poza del Dique es bien profunda y la tentación de saltar desde el muro nos llame como el vacío nos llama desde el fondo de los ojos de nuestro vecino de arriba, no lo recomendamos en absoluto.
Para evitar la tentación sólo tenemos que acordaros del malogrado Ramón Sampedro. No es una advertencia baladí: ya se han producido algunos accidentes con lesiones graves.
Para los que van en familia y con menos ganas de hacerse el Macho Man, el charco del Largo es ideal para reponer fuerzas, pues tiene una zona que no cubre, muy apropiada para los más pequeños.
El Turón es uno de los ríos con mayor riqueza ictícola del territorio malagueño, siendo la más significativa, de entre todas las especies que arropa, la trucha común, en peligro de extinción.
Además, el Turón presta su líquido elemento al embalse Conde de Guadalhorce que, junto a otros como el de Guadalteba y Guadalhorce, conforma el principal entramado hidrológico de la provincia.
Ruta del río Guadalevín, en Ronda
En la plaza de María Auxiliadora de Ronda arranca la ruta del río Guadalevín. En uno de los extremos de esta plaza comienza el camino de los Molinos, una de las antiguas entradas a la ciudad, que es el inicio del recorrido y un inmejorable mirador para vislumbrar el paisaje que vamos a recorrer: la Hoya del Tajo rondeño.
Todo el trayecto coincide con la Gran Senda de Málaga y la Gran Senda de la Serranía, ambas solapadas.
En el primer medio kilómetro de bajada por el camino de los Molinos descubriremos un par de senderos que se desprenden hacia la base del Puente Nuevo y a las ruina de los viejos molinos harineros.
En los últimos años ha tomado gran auge la actividad barranquista en el cañón del Tajo de Ronda, pero, como siempre decimos, sólo es apta para deportistas muy experimentados. Igualmente, se ofertan dos vías ferratas: la Escalerilla de la Muerte (nivel bajo) y La Sevillana (nivel medio).
Tanto para una como para otra, si no se tienen los conocimientos necesarios y cierta experiencia, lo recomendable es contactar con alguna de las empresas de turismo activo de la zona.
La riqueza ornitológica del paraje del Tajo es una de las grandes sorpresas de esta ruta en la que desfilaremos junto a antiguos molinos, y siempre y en todo momento disfrutando de una bonita panorámica del conjunto del Tajo.
De hecho, El Tajo engloba un ecosistema de una gran relevancia ecológica para las aves. Si a ello sumamos la proximidad del río Guadalevín, con un importante soto fluvial, y la presencia de huertas y campos de cultivos, entenderemos perfectamente el interés que este enclave despierta en ornitólogos empeñados en fotografiar las diferentes especies presentes en el terreno. Que tire la primera piedra quien no sea freak de algo.
Para avistar aves cómodamente, recomendamos todas las balconadas de la Alameda del Tajo, el Paseo de los Ingleses, el Puente Nuevo, el Paseo de Blas Infante, los miradores que rodean el Parador Nacional y los jardines de Cuenca.
Esta es una ruta circular, y en el río Guadalevín podremos disfrutar de refrescantes chapuzones en diversas pozas, siendo la más conocida el Charco de Malillo y Charco Azul.
Sendero del río de las Zúas, en Júzcar
El inicio de ruta del río de las Zúas -llamado también de la Súa o de las Súas- lo hallamos en el ya conocido (al parecer para siempre) pueblo Pitufo: Júzcar. Esto, dependiendo de a quien se le pregunte, es una suerte o una desgracia.
La senda comienza en el camino de las Alcoberías, el cual comienza en el punto más bajo de la calle San José, calle a la que se llega desde la plaza donde se eleva la iglesia de Santa Catalina.
La ruta de río de las Zúas -que es el principal aporte del Genal- posee el nombre de ruta de la Fábrica de Hojalata y tiene dos variantes de interés: la primera es recorrer la orilla del Genal por el exterior del vallado del camping Moclón, para posteriormente realizar una marcha acuática por el propio cauce y su afluente, el de las Zúas, hasta llegar a las cascadas finales de la Sima del Diablo.
Éste angosto cañón de tolkiano nombre está labrado de modo natural sobre rocas, y permanece en continuo proceso erosivo debido al arrastre de cuatro hermosas cascadas.
La segunda variante consiste en alargar la opción anterior hasta el pueblo de Júzcar, siguiendo para ello la vereda de las Alcoberías.
Ambas opciones están condicionadas al caudal del Genal -practicable para senderismo acuático sólo en el periodo veraniego.
De la suma de la excursión propuesta y sus variantes, resulta una senda circular de algo menos de siete kilómetros.
El camping Moclón está cerrado de modo permanente en la actualidad, por lo que entrar en su parcela para visitar algunos de los edificios de la antigua fábrica que había en la zona es hoy en día complicado.
A lo largo del curso de este río nos veremos amparados por una importante maraña vegetal de sauces, chopos e higueras tapizadas de enredaderas. En sus laderas son frecuentes también los quejigos, alcornoques y castaños.
Poco después de salvar la Sima del Diablo, el río de las Zúas entrega su caudal al Genal, muy cerca de las ruinas de la fábrica de hojalata, en la Junta de los Ríos, de ahí que esta ruta reciba dicho nombre.
Por último, reseñar que tanto el tramo bajo del arroyo Majales, como la Sima del Diablo, han sido equipados para su descenso deportivo. De hecho, la Sima del Diablo siempre acarrea un volumen de agua abundante, sorprendente para un curso mediterráneo, por lo que es muy frecuentado durante el periodo estival.
Ruta del río Gaduares, en Montejaque
Con la ruta del río Gaduares de Montejaque nos enfrentamos a uno de los cursos fluviales más curiosos de Andalucía. El punto de partida de esta senda lo encontramos junto a la fuente Marchal, donde podremos llenar la cantimplora.
Desde ahí llegamos al mirador del pantano de Montejaque y avistamos el imponente cerro Tavizna, rodeado por el cauce del Gaduares antes de penetrar en el cañón de los Castillejos, donde se construyó el dique de la presa.
¡Ojo!, los primeros metros del recorrido se recorren por el arcén de la carretera.
El siguiente hito de interés es el mirador de la Fuensanta, lugar idóneo para vislumbrar los restos de un puente de época romana conocido como La Puente.
Según las crónicas, en 1810, en ese lugar aconteció una cruel batalla entre las tropas de Napoleón y un grupo de patriotas al mando del guerrillero José de Aguilar. A pesar de estar en desventaja, los serranos consiguieron vencer a las tropas francesas, quizás debido a que en la batalla tuvieron especial protagonismo las mujeres de Montejaque.
Continuamos caminando y pasamos junto a la fuente Himbro, el cortijo de los Calabazales y penetramos en el paraje de los Cucaderos. Aquí los prados dan pie a un bosque de quejigos y alcornoques.
Seguidamente llegamos al puente de la Dehesa, que pudiera parecer antiguo, pero en realidad se edificó en el primer cuarto del siglo XX tras la construcción del embalse. Es tan fake vintage como la Alcazaba de Málaga.
La ruta acaba medio kilómetros más adelante, en el llano de los Cucaderos, donde suele pastar el ganado vacuno junto a un pilar ganadero. ¡No molesten a los animales!, que bastante tienen ya con lo que tienen.
Esta ruta es muy suave, por lo que dado su perfil llano ha sido especialmente adaptado para el tránsito de personas invidentes. De hecho, la cartelería distribuida en varios miradores contiene textos en Braille.
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