"Siempre hablaba con Enrique que hace falta conciencia social"
Rafael Alba, que conocía desde hace años al joven atropellado el domingo cuando iba en bicicleta, solicita que el caso "no caiga en el olvido" y denuncia el "peligro" que corre el colectivo.
Dolor e indignación entre los ciclistas de Málaga por la muerte de Enrique, el joven policía nacional que el domingo perdió la vida al ser atropellado mientras iba circulando en bicicleta por la avenida José Ortega y Gasset. Rafael Alba, uno de sus compañeros de ruta más allegados y apodado por el colectivo como El italiano, le conocía "desde que era un niño" y le consideraba un "amigo de toda la vida". "Era muy popular en el mundo del ciclismo y una persona maravillosa y servicial, amigo de sus amigos y no le ponía mala cara a nadie", precisó ayer a Málaga hoy el ciclista, que considera necesario más "sentido cívico por parte de los conductores" a fin de evitar este tipo de tragedias. "Nos jugamos la vida cada vez que nos subimos a una bicicleta. Siempre hablaba con Enrique que se trata de una cuestión de ética y respeto, porque es raro el día en que salimos y no nos pasan los vehículos raspando o nos gritan de todo", resaltó.
Y es que, en su opinión, el accidente mortal que se cobró la vida de Enrique "podía haberle ocurrido a cualquier ciclista" de los clubes de Málaga. "Estas cosas no pueden seguir pasando. No nos referimos a que un coche choque con otro; si es un golpe menor, los daños son materiales. Hablamos de una persona que tiene una familia, como es este caso", aseveró Rafael, quien se pregunta si los conductores "no son conscientes" de que llevan un volante en sus manos o bien "se transforman cuando se suben a un vehículo". "Sólo pensamos en correr. Uno pierde 30 segundos, pero por lo menos llega a casa. Los ciclistas siempre buscamos rutas seguras y, sin embargo, es inevitable que alguien nos dé un susto con una pitada o un frenazo", destacó. También él fue víctima de un atropello, aunque por suerte, recalcó, tiene la posibilidad de contarlo. "La persona que me arrolló me dijo que yo había atropellado a su coche. Tenemos que pensar que no estamos solos. La vía pública es para todos los vehículos", subrayó el ciclista.
A su juicio, la sociedad es "analfabeta en educación vial", un problema para el que espera que con los años se ponga solución. "Siempre le echamos la culpa a los ciclistas que van en fila y ocupan mucho espacio. Es comprensible, yo también soy conductor, pero por encima de todo está la vida de una persona", apostilló Rafael. Una opinión que comparte con otros miembros de clubes de ciclistas de Málaga, que creen que hay "mucho desconocimiento" sobre las normas de circulación de las bicicletas, al tiempo que ven necesarias campañas de concienciación al respecto.
Según el testimonio de este aficionado, Enrique, que fue padre hace unos meses, podría haber salido de casa el domingo a primera hora de la mañana para dirigirse hacia el Refugio de Juanar, en Ojén, con la intención de regresar temprano, pero el destino quiso que su vida se truncara antes. Tenía 33 años, aunque las competiciones en las que había participado avalaban su experiencia. Ahora estaba "muy ilusionado". "Era tan bueno haciendo bicicleta que no podía ir con cualquiera, sino con alguien bien fuerte", manifestó Rafael, que recuerda con cariño el día en que llegaron juntos hasta El Torcal de Antequera.
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