"Sobran hoteles que no se han renovado y faltan habitaciones de calidad"
Cristóbal Peñarroya · Fundador del Grupo Peñarroya
El Grupo Peñarroya cumple 50 años desde que su fundador construyera su primera sociedad en 1966.
Nos recibe en la puerta del hotel Polynesia y nos conduce hasta su despacho, donde nos enseña los planos del futuro hotel Venecia, que finalmente se construirá en Benalmádena, junto al hotel París. Es dado a conversar aunque en sus 50 años como empresario ha preferido no conceder entrevistas a los medios de comunicación. Y no desaprovecha la ocasión para presumir de sus cuatro hijas, quienes le acompañan en el negocio, y de haber dado con la clave para combatir la estacionalidad. Por primera vez, sus hoteles no echarán el cierre este invierno, para el que ya espera una ocupación de entre el 70 y el 75%.
-Se cumplen 50 años desde la fundación de su primera sociedad allá por 1966.
-Reconozco que no me esperaba adónde iba a llegar. Lo único que sé es que trabajo 24 horas al día y que si una persona quiere conseguir algo solo tiene que luchar por ello.
-Descubrió su vocación emprendedora muy joven.
-Empecé a los 14 años siendo botones del banco Siero, de la familia Rato. Pero no ganaba dinero y me puse a comprar y vender ladrillos, y como tampoco ganaba dinero a los 17 me puse a construir, aunque no fue hasta el año 1966 cuando se montó la sociedad. Entonces la vida de inmobiliaria no era la de ahora, o uno era muy bien visto en la ciudad o uno se tenía que financiar por letras. Construí una primera promoción de varias viviendas en El Ejido, en Málaga, y después me vine a la Costa.
-¿Por qué?
-Muy fácil, porque en la Costa se vendía más caro y se ganaba más.
-Desde la puesta en marcha de esa primera inmobiliaria hasta la construcción del complejo Holiday World han sido muchas las urbanizaciones y proyectos puestos en marcha.
-Yo empecé a construir en los Boliches, Fuengirola. Le compraba terrenos a mi padre y se los pagaba cuando vendía. Una vez me dio un terreno que llevaba 15 años sin vender y estando aún en cimentación me lo compraron unos alemanes. Le compré muchísimas parcelas. Luego construí otra gran urbanización en Mijas Costa, la llamada el Faro de Calaburras.
-Apostó desde un principio por el cliente extranjero.
-Tenía un amigo con una agencia inmobiliaria en el extranjero que me ayudó a vender a ingleses y nórdicos sin ni siquiera haber empezado la construcción de los chalets. En la costa había, y hay, más interés por parte de extranjeros que por el cliente nacional. Si uno lo piensa, la mayoría de los ingleses y nórdicos tienen la idea de pasar aquí su jubilación. El clima lo hace todo.
-¿Y no cree que el Brexit puede afectar de alguna manera?
-En absoluto. Es posible que los hoteleros ganemos un poco menos, también los touroperadores y los vuelos aéreos, pero estoy seguro de que cada vez seguirán viniendo más extranjeros ingleses con Brexit y sin Brexit. No hay más que ver que ellos ya están contratando las vacaciones del año que viene mientras que nosotros los españoles todavía no sabemos ni qué día nos vamos a ir de vacaciones.
-Fue el primero en apostar por el sistema del todo incluido, una fórmula muy criticada por las asociaciones de comerciantes.
-En el año 2002, cuando lo propuse, un consejero de la Junta me dijo que me lo iban a quitar y aún hoy muchas asociaciones quieren luchar contra el todo incluido. Yo les digo que están muy equivocados. El libre comercio no se puede prohibir. En mi bufé se pueden encontrar hasta 115 variedades de comida distintas y de primeras marcas. Damos calidad pero, además, aquí no se le dice a nadie que no salga a la calle, todo lo contrario. Tenemos autobuses gratuitos que llevan a nuestros clientes a Córdoba, Granada, Sevilla e incluso a la playa, a Puerto Marina o a municipios vecinos. Si lo que queremos es que salgan, no ve que saliendo la gente gasta menos aquí y me ahorro dinero.
-¿Cómo ha evolucionado el turismo en los últimos 50 años?
-A más y a mejor. Pero tenemos que concienciarnos de que si al turista se le mira con malos ojos en la calle ese ya no vuelve por mucha calidad que se le dé en los hoteles.
-¿Cuándo decide dar el salto del mundo la construcción a la hotelera?
-En el año 2002 me di cuenta de que el turismo se podía venir abajo ya que la mayoría de las ventas que hacíamos era para el extranjero y este estaba dejando de comprar porque los precios subían. Y entonces compré varias fincas en Benalmádena, más de 400.000 metros cuadrados de terreno, donde hoy se encuentra el Holiday World, del que han llegado a decir que era de unos americanos al principio y luego de unos rusos.
-Pero antes ya había probado suerte en el sector.
-En 1982 le compré la suspensión de pago a Sofico. Fueron 960 apartamentos en estructura que yo construí y dediqué a cosas hoteleras. Pero cometí un error, que es que lo vendí. Y luego me quedé con la primera venta que hizo Patrimonio del Estado de Rumasa, otros 1.051 apartamentos, unas 4.000 camas hoteleras, y volví a equivocarme y de nuevo lo vendí. Después fui construyendo en Marbella y fui vendiendo hasta que llegué a estos terrenos y ya dije que no vendía más y aquí estoy a día de hoy con mis cuatro hijas, que son las que están llevando el negocio en realidad.
-¿Y qué hay de la lucha contra la estacionalidad?
-Ahora mismo tengo 4.500 plazas hoteleras llenas. Y mientras en invierno el 80% de los hoteles cierran nosotros, por primera vez, no lo vamos a hacer. ¿Cómo se consigue eso? Teniendo un buen equipo, rompiendo zapatos y saliendo al extranjero. Ya tenemos vendedores en Alemania, Inglaterra y países nórdicos buscando operadores para que vengan en invierno.
-¿Qué ocupación hay prevista para los meses de invierno?
-Ahora mismo entre un 70 y un 75% en los tres o cuatro meses malos, el resto lo tenemos lleno. Los meses de verano tenemos un 98,95% de ocupación.
-¿Acaso han dado con la fórmula que muchos llevan años buscando?
-El turismo que viene en invierno es diferente al de verano porque los niños no están de vacaciones con lo que se trata de un turista sin hijos o hijos mayores, o tercera edad. El turismo de invierno es un turismo de bicicleta, de senderismo, de salud, de golf.
-Habla de turismo de bicicleta cuando la costa precisamente no puede presumir de carriles bici.
-Sí, no solo hay un déficit sino que además no estamos educados. En Lanzarote no hay carriles bici y los coches respetan a los ciclistas. Es cierto que en Benalmádena no hay carriles bici mientras que en otros municipios como Marbella ya están en marcha, y en Málaga creo que se está haciendo bastante por la bicicleta. Pero eso es algo que nos demandan nuestros clientes.
-¿Qué más le hace falta a la Costa del Sol?
-Todo lo que le falta a los demás hoteles y que tienen que asumir los municipios, como guarderías infantiles, auditorios… El turista extranjero todavía tiene que seguir yendo al Cervantes cuando hay conciertos y ópera. ¿Por qué no hacen eso en la Costa? Los Ayuntamientos no se gastan nada en el extranjero.
-Hablando de ocio, entre los futuros proyectos del grupo destacan la creación de varios campos de fútbol y el ansiado hotel Venecia, ambos en Benalmádena.
-Hace unas semanas dije en una entrevista que si no me daban la licencia para hacer el Venecia en Benalmádena me iría a Marbella. Seguramente habría sido un malentendido, pero a raíz de aquellas declaraciones me citaron en el Ayuntamiento y lo cierto es que a principios de agosto firmamos el acuerdo para que nos den la licencia. Es un proyecto de 2.500 plazas hoteleras en el que recrearemos la plaza de San Marcos. No olvidemos que el extranjero cuando viene a la costa lo que quiere es respirar y sentarse a comer en una terraza y eso es lo que queremos conseguir.
-¿Aún le quedan terrenos y ganas para seguir construyendo?
-Otro más, y más grande, que es el hotel París, con la torre Eiffel. Ya se está redactando el proyecto y tiene 3.700 plazas hoteleras. Al final Holiday World será un resort que va a tener unas 11.000 camas hoteleras.
-¿Cree que todavía hay espacio para nuevos hoteles?
-En la Costa lo que sobran son hoteles antiguos que no se han renovado y faltan habitaciones de calidad.
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