Análisis
Santiago Carbó
Algunas reflexiones sobre las graves consecuencias de la DANA
Málaga/La envergadura del casi eterno reto de Málaga para suturar la herida del río Guadalmedina a su paso por la ciudad empieza a tomar forma y a cuantificarse. A la espera de que sobre la mesa del alcalde, Francisco de la Torre, se ponga el plan especial con el que ordenar la operación de regeneración de los seis kilómetros lineales que hay entre la presa de El Limonero y la desembocadura, los técnicos municipales sí disponen ya de unas primeras estimaciones económicas del esfuerzo que implicará soterrar los tráficos en las avenidas Rosaleda (sentido norte) y Fátima (sentido sur), alcanzando los 88 millones de euros.
Si bien se trata de un elemento más de la actuación global, la cuantía aportada ayer, en el marco de la presentación del II Cuaderno del Guadalmedina, elaborado por la Fundación Ciedes, da muestra del calado de la intervención. La misma se sustentará en un plan especial que, según apuntó el gerente de Urbanismo, José Cardador, podría estar listo para su revisión antes de mediados del año que viene. Antes, en lo que resta del mes de diciembre, el ente municipal quiere culminar el pliego de condiciones que regirá el concurso mediante el que se encargará a una asistencia técnica la redacción del planeamiento.
Un documento que, bien es cierto, queda sensiblemente acotado con las propuestas de Urbanismo, que viene trabajando en este tema desde hace más de un año. Cardador señaló que para dar encaje a la extensión del cauce en su traza urbana se ha optado por definir seis escenarios de ordenación, en cada uno de los cuales se plantean opciones a desarrollar, caso de al menos siete plazas puente mediante los que conectar las márgenes.
No obstante, a priori, la obra que mayor impacto puede tener es la relacionada con el enterramiento de los tráficos de existentes en los laterales del cauce desde los puentes de Tetuán y Armiñán. En ambos casos, los datos aportados ayer por la gerente de Ciedes, María del Carmen García, inciden en la posibilidad y necesidad de ejecutar esta infraestructura en tres fases de espacio y tiempo.
El proyecto supone la construcción de un túnel de algo más de un kilómetro en cada uno de los lados, mediante los que se ganarían en superficie 61.700 metros cuadrados (35.500 en la margen izquierda y 26.200 en la derecha). En cuanto al presupuesto, que deberá ser afinado en el marco del plan especial, de los 88,3 millones calculados, 73 se corresponden con el túnel necesario para llevar los coches; los otros 15,3 con la urbanización. La zona afectada tiene una media diaria superior a los 32.500 vehículos. La propuesta mantiene en superficie el paso de los autobuses de la EMT o de cualquier otro medio de transporte colectivo "con plataforma reservada".
Según relata el cuaderno, el soterramiento del tráfico en el eje sur-norte (margen izquierda del río), se iniciaría en la Avenida Comandante Benítez, donde se destaca la necesaria conexión con el eje litoral. De este modo se lograría ir cerrando al tráfico de paso del Ensanche Centro, reduciendo la aportación de la calle Córdoba a la Alameda Principal, así como la entrada de vehículos a la Alameda desde la zona este buscando el eje norte por Puerta del Mar y Atarazanas. A lo largo del eje hasta el Puente de Armiñán se garantizarían carriles de salida del túnel y de acceso al mismo a la altura del Puente de la Misericordia, Esperanza, Pasillo de Santa Isabel, entre otros.
En el eje norte-sur (margen derecha), la actuación se iniciaría en la Avenida de Fátima, al rebasar el Puente de Armiñán, donde dispondrá de dos carriles soterrados. Asimismo se prevén salidas y/o accesos al túnel en las confluencias con el Puente de la Aurora hacia Mármoles; Perchel Norte; Hilera; Puente de la Misericordia, entre otros. El túnel finalizaría en el Pasillo del Matadero.
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