El Supremo revisa la condena a un monitor que embaucó a niños para obtener fotos sexuales
Los hechos ocurrieron en un campamento de verano de Ronda entre 2014 y 2016
La Fiscalía alerta de la subida de delitos sexuales cometidos por menores
Málaga/El Tribunal Supremo vota y falla esta semana el recurso de casación contra la sentencia que condenó a un monitor a 25 años y seis meses de prisión por embaucar a varios menores con los que se relacionó en un campamento de verano de Ronda entre 2014 y 2016 para que, así, le mandaran fotografías íntimas.
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ratificó en mayo de 2020, aunque fijó un máximo de 15 años de cumplimiento de cárcel, fallo en primera instancia de la Audiencia Provincial de Almería que le considero autor de seis delitos de embaucamiento, ocho de difusión pornográfica a menores de edad, tres delitos de elaboración de material pornográfico infantil agravados y un delito de exhibicionismo.
No obstante, el hombre continuó el libertad provisional a la espera de sentencia firme hasta que fue detenido en septiembre de 2021 cuando ejercía como entrenador de fútbol en San Fernando (Cádiz) acusado de exhibicionismo y abusos sexuales.
El tribunal de la Sala Primera de lo Penal votará y fallará el recurso de casación interpuesto por la defensa del acusado el miércoles, día 14, y el ponente será el magistrado Manuel Marchena.
El fallo del Alto Tribunal andaluz, de mayo de 2020, confirmó además la pena de inhabilitación especial para el ejercicio de cualquier oficio sea o no retribuido que conlleve contacto con menores por un tiempo superior en seis años al de duración de la pena privativa de libertad en relación con los delitos de embaucamiento y elaboración de pornografía infantil, decretándose asimismo libertad vigilada a concretar en el momento de ejecución de sentencia una vez cumplida la privación de libertad.
Según consta como probado en la sentencia fue durante el verano del año 2016 monitor de un campamento en Ronda donde tuvo a su cargo a 47 menores, todos ellos con residencia en Andalucía, cuyas edades oscilaban entre los diez y los 17 años.
Allí desempeñó concretamente la función de monitor de cabañas, es decir, "responsable de dormitorios", según especifica la sentencia de origen, en la que se detalla que en anteriores ediciones del campamento también realizó labores de enfermería.
Con motivo de esta actividad de tiempo libre el acusado generó lazos de confianza con los menores, teniendo hasta tal punto ganada la confianza de los mismos que les solicitó sus teléfonos y datos de contacto para poder chatear por las aplicaciones Whatsapp e Instagram durante los meses en que no se vieran personalmente.
En ese contexto y una vez finalizado el campamento de verano del año 2016 y "con fines exclusivamente libidinosos", el acusado aprovechó los lazos de confianza que había establecido con los menores, cuyos contactos telefónicos había conseguido, para pedirles fotografías de contenido sexual a los menores, con quienes generó conversaciones de carácter íntimo y a quienes remitió vídeos con contenido pornográfico.
El monitor, sobre el que también recaen distintas órdenes de alejamiento e indemnizaciones por valor de 19.500 euros a favor de las víctimas, comenzó a contactar a partir de septiembre de 2016 con las víctimas a través de Instagram y Whatsapp e iniciaba con ellos conversaciones de temática sexual a partir de juegos de preguntas y respuesta hasta que comenzaba a pedir y enviar fotos de desnudos, consiguiendo que algunos menores le remitieran documentos gráficos.
Asimismo, llegó a quedar con alguna de las víctimas tras el campamento para verse, lo que aprovechó para mantener conductas obscenas ante la misma, como masturbarse. La investigación policial permitió entonces encontrar en la vivienda del acusado, ubicada en San Fernando, diferentes equipos informáticos, un disco duro y un teléfono móvil donde guardaba fotografías.
Por estos mismos hechos sumó una nueva condena tras un juicio con una de sus víctimas en mayo de este mismo año. La Audiencia Provincial de Almería le impuso en primera instancia la pena de un año y nueve meses de cárcel por corrupción de menores.
Fue en la ciudad gaditana donde fue arrestado por última vez en septiembre de 2021 acusado de exhibicionismo y abusos sexuales a menores, siendo su víctima un chico de 11 años de edad, con el que contactó a través de una red social utilizando su posición en el cuerpo técnico de un equipo de fútbol, para ganarse la confianza del menor y mantener e intercambiar conversaciones e imágenes.
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