La innovación malagueña que dice adiós a las tarjetas de visitas con esta iniciativa que lee tu móvil
El smartphone lee la ficha a través de la tecnología NFC que guarda automáticamente el contacto
La firma, idea de joven emprendedor en Málaga, ya trabaja con más de 50 empresas
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Importar carne de oso desde Finlandia requiere de una operativa ardua. Equiparable a encontrar la última tarjeta de visita que recibiste. Son el primero y el último proyecto de Pablo Azorín. Este emprendedor ha encontrado la solución a sus problemas. "Cada vez que cambiábamos de proyecto teníamos que hacer nuevas tarjetas", recuerda. Una victoria a la enésima iniciativa: comercializa tarjetas de visitas que un móvil escanea y guarda automáticamente el contacto. En lo sencillo, está el éxito.
Y en la crisis, la oportunidad. Azorín, CEO del proyecto, es alumno de de la Universidad de Mondragón, una entidad privada que en Málaga forma a jóvenes emprendedores en una metodología en la que deben facturar desde el primer minuto. El incremento de los costes variables de las tarjetas de visita de los proyectos fallidos de Azorín fueron el detonante. "La idea es tener algo físico, que dé presencia, pero que a la vez sustituya el papel y sea más operativo", argumenta.
Greencards ofrece tarjetas virtuales que un móvil lee a través de la tecnología NFC, característica que ya está presente en la mayoría de la dispositivos y que es la que, entre otras cosas, también permite pagar con el teléfono inteligente. "Cuando la pasas sobre un smartphone, se abre una página en el navegador en la que aparecen una serie de opciones como la de guardar contacto o escribir un WhatsApp", explica a Málaga Hoy este joven, que cursa su segundo año en el grado de Liderazgo Emprendedor e Innovación (LEINN) de la universidad citada.
El usuario modifica su información
Las tarjetas están disponibles en varios materiales: metal o madera. "Todo lo hacemos nosotros. Imprimimos las tarjetas con una máquina láser y ahí trabajamos toda la parte online", explica Azorín desde su oficina en el edificio de Promálaga en el que se incuba el proyecto. En la parte tecnológica, la de la lectura virtual, reconoce que se ha apoyado en profesionales externos, aunque el próximo objetivo es incorporar a un nuevo socio a ese área. De momento, el proyecto lo lidera él y su socio Santiago Castellanos.
En cuanto a las posibles modificaciones, el usuario puede cambiar en cualquier momento la información que desea compartir. Lo puede hacer a través de una intranet que facilita el propio proyecto Greencards. Además, la misma tarjeta prevé en su reverso un código QR para aquellos dispositivos que no admitan la tecnología del escaneo virtual. Con 6 meses de vida, esta firma malagueña ya trabaja con más de 50 empresas, "la mayoría en Málaga y Granada".
Un árbol plantado por cada tarjeta
Por ahora, Greencards es una sociedad sin ánimo de lucro que se configura bajo el paraguas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la responsabilidad social corporativa, es decir, las actuaciones sociales y medioambientales que las empresas pueden llevar a cabo para compensar su impacto. "Por un lado, ayudas al medioambiente al no consumir papel y por otro también plantamos un árbol por cada tarjeta que vendemos", amplía Azorín.
El primero ya lo plantaron en las inmediaciones del centro de innovación La Noria en Málaga, cerca del Hospital Materno Infantil. El objetivo que se plantea es plantar un millón de árboles para 2030. "Estamos buscando zonas que han sido quemadas y que necesitan reforestación", afirma. Una oportunidad para un ecosistema en crisis. Reducir el papel y plantar árboles. En lo sencillo, está la virtud.
Metodología learning by doing
La metodología learning by doing inundó la mentalidad de Pablo Azorín desde su primer día en TeamLabs, el laboratorio de aprendizaje cuya sede mantiene en Málaga la Universidad de Mondragón. Ubicada en MálagaTech Park, y con 4.290 metros cuadrados, obliga al alumnado a nadar en el emprendimiento desde el primer día. "Es buscarse la vida y con el dinero que vas consiguiendo hacer nuevos proyectos", comenta Azorín, que consiguió los primeros 3.000 euros vendiendo botellas de agua en playa "como locos". Habla en plural porque el itinerario lo comenzaron una veintena de personas, cifra que se ha reducido a 5 en la actualidad. "Iba a estudiar ADE, pero sabía que esto era totalmente diferente a todo lo normal y decidí venirme a Málaga", explica este emprendedor de origen granadino, cuya admisión al programa fue mediante entrevista. "No tenemos clases como tal, tenemos entrenadores", comenta. Y entre las destrezas entrenadas también se encuentran las famosas soft skills. Se trata de aquellas habilidades no técnicas y, a menudo, cercanas a las emociones. "Tienes que aprender a comunicarte con tu equipo, un problema que teníamos era que nos daba miedo a decirnos las cosas", ejemplifica.
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