La importancia de la IA en la educación

TECNOLOGÍA | QUANTUM BABYLON

Para aprovechar al máximo las posibilidades de la inteligencia artificial y minimizar sus riesgos hay que tener a profesionales capacitados que puedan supervisar su desarrollo con cabeza

2023: El año de la Inteligencia Artificial

¿Tiene ética la inteligencia artificial?

La importancia de la IA en la educación.
La importancia de la IA en la educación.
Juan Pablo Castillo Cubillo

03 de julio 2023 - 07:02

HAN pasado casi dos meses desde que Sam Altman, el creador de ChatGPT, alertara sobre los riesgos reales de hacer un uso indebido de su nueva creación, lo que podría provocar la extinción de la vida tal y como la conocemos. Dicho aviso apareció en un comunicado conjunto, donde un grupo de científicos firmó dicho documento. Esto nos lleva irremediablemente a pensar en la saga cinematográfica de ciencia ficción Terminator, donde en un futuro postapocalíptico no tan lejano, se vivía una guerra entre los seres humanos y las máquinas debido al descontrol que había existido en la Inteligencia Artificial que se había creado años antes, denominada Skynet.

Sea como fuere, personalmente estoy esperando el anuncio de los primeros “Premios Altman” a modo de expiación, como en su día hizo Alfred Nobel. Está muy bien ser capaz de identificar el problema como primer paso para encontrar una solución, pero quedarse ahí no ayuda a nadie.

Para poder hablar con perspectiva de lo que esta nueva tecnología recién llegada a nuestras vidas es necesario ser consciente de que a la población general le cuesta comprender cómo funcionan este tipo de tecnologías, sus posibilidades y peligros. El 2022 fue el año de los metaversos, mientras que este año es el de la Inteligencia Artificial, y en ambas se presenta la misma situación.

La forma de abordar esta situación presenta aspectos positivos y otras muchas áreas que pueden mejorarse. Con su capacidad para procesar grandes cantidades de datos y aprender de ellos, la IA puede ayudar a resolver problemas complejos en una amplia variedad de campos, desde la medicina hasta la ingeniería o la educación. Sin embargo, también es una tecnología que plantea importantes desafíos éticos y sociales que deben ser abordados con cuidado. Para aprovechar al máximo las posibilidades de la IA y minimizar sus riesgos, es necesario, más bien vital, que se formen profesionales capaces de controlar y supervisar su desarrollo con cabeza.

Por ejemplo, en el mundo del deporte, los resultados del análisis de los datos obtenidos de los partidos y las acciones de los deportistas, colocadas sobre una fría hoja de cálculo, pueden recibir una aproximación diferente, gracias a la Inteligencia Artificial, pudiendo detectar los parámetros que determinan quién será un buen jugador en el futuro o las claves del éxito en un partido, sirviendo a ojeadores y entrenadores de herramienta específica para seleccionar los deportistas, estrategias o metodología idónea que les conduzca al éxito.

Además a día de hoy uno de los obstáculos con el que se han encontrado todas las personas involucradas en estos proyectos ha sido el de saber transmitir a la opinión pública la situación en la que se encuentra esta tecnología y las aristas que pudiera tener. Para ilustrar esto, ¿alguna vez ha tenido un familiar enfermo y ha necesitado servicios médicos? ¿Cómo fue la conversación con el profesional de la salud? Probablemente no fue muy fluida debido al uso de términos técnicos. Esto puede generar incomodidad más allá del diagnóstico en sí. Con la Inteligencia Artificial ocurre algo similar en este momento.

Para evitar la desinformación, los temores infundados y para asegurarnos de que la población sea consciente de las posibilidades y los retos que presenta esta tecnología, así como su uso y funcionamiento, es fundamental contar con una persona capacitada que pueda interactuar con desarrolladores de estás tecnologías y el público en general de manera efectiva. De igual manera, una de las tareas esenciales sería tener la capacidad de interactuar adecuadamente con la nueva herramienta. Es importante tener en cuenta que no estamos tratando con una simple máquina como las que hemos visto en los últimos 30 años, sino con una herramienta capaz de aprender. Por lo tanto, cómo la enseñemos y cómo interactuemos con ella dependerá enteramente de nosotros.

Es necesario ser conscientes que en la ecuación de la situación que estamos tratando también entrarían intereses posiblemente contrapuestos en lo que se refiere a un bien común. Ya sea por una inversión en su desarrollo, motivaciones económicas o simplemente por la creencia de que pueden hacerlo y lo hacen, estas partes actúan en consecuencia. De todas formas, todavía nos encontraríamos lejos de la “transcendencia” o en un punto similar al que se describe en la serie creada por Jonathan Nolan, Person Of Interest.

Hablando sobre la importancia de tener profesionales cualificados en el campo de la Inteligencia Artificial para que todo funcione de manera más efectiva, es importante mencionar que empresas como Microsoft ofrecen cursos en línea abiertos para cualquier persona interesada en aprender sobre este tema emergente. Aunque cada compañía enseña de acuerdo a sus propias creaciones, el proceso de aprendizaje no es muy diferente al de aprender idiomas o lenguajes de programación diferentes.

Esto significa que tanto instituciones educativas públicas como privadas participarán en el proceso, y de hecho, ya lo están haciendo. La Universidad de Málaga, por ejemplo, ofrece actualmente un Grado en Ciberseguridad e Inteligencia Artificial en su plan de estudios. El objetivo es atraer a futuros estudiantes al mundo del conocimiento de esta nueva tecnología y sus diversos usos, y enseñarles cómo aplicarla de manera efectiva.

En conclusión, es evidente que la Inteligencia Artificial es una tecnología emergente con un gran potencial para resolver problemas complejos en diversos campos. Sin embargo, también es importante tener en cuenta los desafíos éticos y sociales que plantea su desarrollo. Para aprovechar al máximo las posibilidades de la IA y minimizar sus riesgos, es fundamental contar con profesionales capacitados que puedan controlar y supervisar su desarrollo con cabeza. Además, es necesario que se informe adecuadamente a la población sobre las posibilidades y los retos que presenta esta tecnología, para evitar la desinformación y los temores infundados. Las empresas y las instituciones educativas ya están tomando medidas para preparar a la próxima generación de profesionales en este campo, lo que es un paso importante hacia un uso responsable y efectivo de la inteligencia artificial.

Podemos obtenemos enormes beneficios trasladando la Inteligencia Artificial a nuestras vidas, pero para que esto ocurra con una conclusión verdaderamente positiva para la sociedad, nos queda un largo camino por recorrer. Una correcta educación en esta disciplina jugará un papel determinante para impedir algo parecido a una distopía apocalíptica en la que perdamos el control sobre nuestro futuro por no comprender a que nos enfrentamos.’

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