La regla 3-30-300
Opinión | Territorio Comanche
Que sí, que en Málaga se vive muy bien, pero las diferencias entre quienes viven mejor respecto a los que viven peor se van ampliando, y con estas estrategias de sostenibilidad infográfica cuando no de indolencia, nuestro Consistorio no está por paliarlas
Sabor a Málaga
Una de las cuestiones que de forma recurrente se plantea en los entornos urbanos mediterráneos es la necesidad de incrementar los espacios verdes, los naturales claro, no aquellos que se pintan o se enmoquetan como se viene llevando por aquí. De hecho, es uno de los empeños del Observatorio de Medio Ambiente Urbano (Omau) mediante diversos proyectos, que normalmente no dejan de ser sino una declaración de intenciones, dado que, en realidad que no en la infografía, el actual consistorio en este tema va por otro lado.
Vivir en entornos con zonas verdes se ha asociado siempre con una mejor calidad ambiental, más sombra, mejor temperatura, y de hecho son los barrios que tienen unos mayores espacios de vegetación, aquellos que tradicionalmente se han considerado como de viviendas cuyos habitantes tenían un mayor poder adquisitivo.
Hagan un breve repaso mental respecto a los barrios de Málaga que cumplen con esta premisa, porque pueden estar en la mente de todos: muchos en la zona este, mas los de nueva construcción en el entorno Teatinos, junto al Atabal y algo en el entorno Guadalhorce. Pero a estas ventajas hay que añadir como según un estudio reciente, son precisamente los barrios con unas mayores áreas verdes, los que sus habitantes poseen una mayor salud mental y tienen un menor consumo de medicamentos (Nieuwenhuijsen M, Dadvand P, Márquez S, Bartoll X, et al. The evaluation of the 3-30-300 green space rule and mental health. Enviromental Reserch, Volume 215, Part 2, 2022, 114387. https://doi.org/10.1016/j.envres.2022.114387).
Esto obedece a que estas zonas verdes urbanas tienen muchos y conocidos beneficios para la salud de las personas, empezando por la reducción del estrés, mejor desarrollo cognitivo, incrementando la calidad del sueño, lo que se traduce en una mayor esperanza de vida y una reducción de los problemas de salud mental.
En dicho estudio se ha evaluado la relación entre una mejor salud mental y la denominada regla 3-30-300 de espacios verdes, muy utilizada por los urbanistas que creen en eso de la sostenibilidad y que los recursos naturales se agotan. Ésta implica que todas las personas puedan ver al menos tres árboles desde su casa, que haya un 30% de cobertura arbórea en su barrio y que no se viva a más de 300 metros del parque o espacio verde más cercano. Esto se asoció de forma estadísticamente significativa con una mejor salud mental. Los datos recogidos en el estudio, aplicado a Barcelona, indican que sólo el 4,7% de la población encuestada cumplía con la regla de espacios verdes.
Debiera estar claro que hay una necesidad urgente de proporcionar más espacios verdes a la ciudadanía, como fue demostrado justo después del confinamiento durante el Covid19. En esta estrategia igual es necesario hacer más permeables espacios urbanos que en su día se sellaron en beneficio del tráfico, y que ahora debiera ser eliminado el asfalto en pro de la vegetación arbórea, que aparte de mejorar la salud reducirá los efectos de la isla de calor y contribuirá a equilibrar el balance de carbono. Las denominadas supermanzanas. Como plantea Nieuwenhuijsen. “Cualquier iniciativa que lleve a una ciudad más verde supondrá un paso adelante, lo importante es que necesitamos más y más rápido reverdecimiento”.
Según el equipo investigador, deberían realizarse estudios similares en ciudades con más cobertura arbórea que Barcelona, ya que la falta de espacios verdes, especialmente de suficiente cobertura arbórea, limita la capacidad de evaluar el aspecto del 30% de la regla 3-30-300. “La cuestión es hasta qué punto es factible un 30% de cobertura arbórea, especialmente en ciudades compactas”, concluyen las y los investigadores.
En Málaga, si analizamos los datos de OMAU de metros cuadrados de zonas verdes, públicas y privadas, por habitante, las zonas con menos renta son precisamente aquellas que tienen menos zonas verdes públicas. De hecho, solo 3 distritos (Málaga-Este, Churriana y Campanillas) cumplen con la condición de que la media de m2 de zonas verdes públicas por habitante sea de al menos 15m2. Churriana es uno de los pocos en el que la media es mayor de 15 m2/hab.
En Bailén-Miraflores tienen solo 1,71 m2/hab de zona verde publica y solo 5,71 m2/hab de privada. El distrito de una mayor nivel de renta, Málaga-Este de media tiene más de 10 veces más m2/hab de zonas verdes que Bailén-Miraflores.
Pero especial atención merece la zona de afección al Bosque Urbano, al que el equipo de gobierno municipal niega el pan y la sal, puesto que en estos barrios colindantes, la media de zona verde publica oscila entre 2,72 y 7,13 m2/hab, mientras que en los distritos de Málaga-Este, esta es superior a 21 m2/hab. Ahora usted puede denominarlo como le venga bien, pero esto, le guste o no a nuestro regidor, puede también denominarse segregación social, básicamente porque incluso sumando las zonas verdes públicas del ámbito de afección directo del Bosque Urbano no llega a la MITAD de la media que existe en Málaga Este.
Pero sacamos pecho de sostenibilidad, pagamos publirreportajes, sin considerar que no puede haber sostenibilidad sin estrategias inclusivas, o si la diferencia entre los vecinos a los que les va bien con respecto a los que no tanto es cada vez más grande. Y aquí, haciendo los números de la señorita Pepis, pretenden vendernos que en vez de un bosque urbano lo que a los terrenos de Repsol y su entorno le vienen bien, son unos rascacielos de oficinas. Que sí, que en Málaga se vive muy bien, pero año tras año las diferencias entre quienes viven mejor respecto a los que viven peor se van ampliando, y con estas estrategias de sostenibilidad infográfica cuando no de indolencia, nuestro Consistorio no está por paliarlas.
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