"Trabajar en una UCI te hace disfrutar más de la vida, del sol y de los amigos"

La facultativa considera un acierto que se haya ampliado la oferta de sol y playa con el turismo cultural Defiende el Metro como una infraestructura que modernizará la ciudad

La facultativa, en el Hospital Clínico.
La facultativa, en el Hospital Clínico.
Leonor García

03 de abril 2016 - 01:00

PILAR Martínez trabaja como médico en la UCI del Hospital Clínico. Cada día pone sus conocimientos en una lucha que se dirime en la fina línea entre la vida y la muerte. Por eso es vital, alegre y prefiere no enfadarse por nimiedades. Su labor en la UCI la acerca a los momentos difíciles -y a veces últimos- de las personas. Su desempeño como coordinadora de los especialistas en formación, la mantiene en contacto con esos jóvenes que empujan con ilusión por ser mejores profesionales para curar a los demás.

-Es responsable de los especialistas en formación. ¿Qué siente estando en contacto con gente joven que entra con tantos bríos?

-Son médicos, enfermeros, psicólogos y farmacéuticos en formación. Es apasionante. Descubres que la expectativa de la gente joven ha cambiado respecto a la que teníamos nosotros cuando empezamos. Ahora le dan más valor al tiempo libre y al ocio y no toleran que se les engañe ni que se les manipule. Nosotros no teníamos posibilidad de protestar porque nos parecía normal que nos tiraran a Urgencias a ver pacientes.

-¿Cambia la perspectiva estar en contacto con savia nueva?

-A mí me emociona gente tan ilusionada. Siempre es una alegría ver gente tan fresca. En general, es gente muy trabajadora y son buenas personas.

-Muchos siguen emigrando...

-Es verdad que la oferta laboral ha disminuido considerablemente. Málaga tiene la suerte de que tiene mucha sanidad privada y por lo tanto hay más posibilidades de trabajo que en el resto de Andalucía. Cuando yo acabé la carrera, mi promoción se tuvo que ir toda a trabajar a Portugal.

-Como responsable de formación ve la feminización de la Medicina...

-Indiscutiblemente. Nosotros tenemos en formación como residentes 114 mujeres y 68 varones. Y ese avance de la mujer va en aumento. Eso está cambiando la organización de los servicios porque hay bajas maternales y reducciones de jornada para conciliar la vida laboral y familiar.

-¿O sea que la conciliación sigue siendo cosa de mujeres?

-Sí. Pero hay que potenciar la maternidad. Yo no tengo hijos, pero creo que es algo a lo que no se debe renunciar porque es una experiencia personal única. En periodo de formación, se considera que hay que estar muy centrado en entregarlo todo, pero sin embargo es el periodo de más estabilidad laboral. Entonces las residentas se encuentran con el dilema de si quedarse embarazadas durante la residencia o dejarlo para más tarde, cuando ya son más mayores. Yo creo que la vida personal está por encima de cualquier deber formativo o laboral.

-¿Y va a cambiar la Medicina con esta feminización?

-La sanidad lo va a notar para mejor porque las mujeres vemos muchos aspectos, sobre todo en el entorno de los cuidados que hasta ahora pasaban desapercibidos.

-¿Qué nivel tiene la formación aquí?

-Muy bueno. Me baso en las rotaciones externas. Nosotros mandamos profesionales a La Paz, al Vall d´Hebrón, a la Clínica Mayo, al Maimónides en Nueva York, al Royal Hospital de Londres. El año pasado hicimos 78 rotaciones externas entre España y el extranjero, en centros de prestigio, centros de referencia en técnicas específicas. Nosotros exigimos que vengan evaluados y echan flores de nuestros residentes. El nivel es siempre excelente.

-¿Se ve la vida diferente trabajando en una UCI ?

-Nos hace ser diferentes al resto. Por un lado, tenemos muchas guardias y nuestro ritmo de vida es diferente al de una persona normal. Por otro lado, estamos muy en contacto con la muerte y con los últimos momentos de las personas. A mí me aporta ver la vida de una forma más responsable, pero más disfrutona. Disfrutas de un día de sol, de tus amigos. Disfrutas más intensamente de las cosas. Porque te recuerda que no sabes cuando te va a llegar el momento, lo tienes siempre presente. Además, te hace ser muy humilde porque estás viendo que no somos nada [Risas]. Cuando ves llegar a una persona joven, que está en la plenitud de su vida y por un accidente o una enfermedad, se está apagando, te planteas muchas cosas de tu propia vida.

-¿Y qué otras cosas ha aprendido de su tras 13 años trabajando en Cuidados Intensivos?

-A gestionar las emociones porque no tiene sentido enfadarse por tonterías. Me ha enseñado a vivir la vida más intensamente. He aprendido lo sorprendente que es la naturaleza porque a veces hay pacientes con disfunciones multiorgánicas que de pronto tiran para adelante y se recuperan... He descubierto la grandeza de las personas, tanto de los familiares como del enfermo; de su generosidad, de la aceptación, de la capacidad de perdonar; hay familias que se reúnen después de haber estado separadas durante años. Por eso yo no me enfado con nadie porque no tiene sentido. Diría que el trabajar con personas que se enfrentan a la muerte de forma inesperada -sea por accidentes o enfermedades agudas- nos hace valorar todo en su justa medida. Todos los que nos dedicamos a esto, tenemos presente la caducidad de la vida. A mi me invita a disfrutar de cada momento, a valorar las pequeñas cosas, a vivir en paz conmigo misma, con los demás y a intentar hacer la vida más amable a los que me rodean.

-¿La Medicina está deshumanizada?

-Gracias a sus profesionales, no. Porque el sistema es una cadena de producción. Tú ves esto, diagnosticas; lo pasas al otro, luego pasa al cirujano y después lo revisa otro... Lo bueno del sistema es que es universal con mayúsculas. Hemos tenido ingresado a un extranjero, indigente, que según la legislación tendríamos que haberle prestado servicio urgente y ya está. Sin embargo, el hombre ha estado en la UCI y cuidado como un paciente más. Un hombre que no tiene papeles, un hombre de la calle. Atendemos a todo el mundo de la misma forma. Lo que dan el médico, los enfermeros y la gente que trabaja aquí es mucho porque son buenos profesionales y buenas personas. ¿Que podríamos mejorar? Sí, se puede mejorar.

-¿Y es sostenible el sistema sanitario?

-Se supone que sí, aunque yo creo que no. Para eso están los gobernantes. La Medicina que se hace hoy en día es muy cara. Hay que depositar cierto grado de confianza en los gestores que son los que manejan los números. Pero la Medicina está cada vez más tecnificada y la esperanza de vida se alarga cada vez más. Por lo tanto, cada vez los pacientes son mayores, con más necesidades de fármacos, de cirugía y de cuidados.

-¿La formación universitaria es deficitaria?

-Hay muchos déficits. Los residentes cuando llegan al hospital vienen con mucho desconocimiento de lo que es sentarse delante de un paciente; no todo es estudiar y tener todos los conocimientos. Hay que saber preguntar, escuchar, valorar, diagnosticar, hacer una historia clínica en condiciones. Además, el residente debe dar un paso mas e investigar. Porque eso es lo que los va a diferenciar. Tenemos muy poca historia de investigación, no tenemos recorrido, pero es un déficit en toda España. La sanidad española está muy volcada en la asistencia y si hay profesionales que tienen publicaciones es sacándolo de su tiempo libre. La investigación es un área en la que hay que avanzar.

-¿Ha sufrido agresiones?

-Yo no he recibido ningún tipo de agresión. Conozco casos en mis compañeros. Recuerdo a un compañero de Urgencias del Hospital Juan Ramón Jimenez que recibió una puñalada de un paciente. Las secuelas obviamente no fueron solo físicas; te marca psicologicamente. El área de Urgencias es complicada y las emociones están a flor de piel. Una de las cosas que se aprende en Urgencias es a gestionar las emociones. Nuestros profesionales se convierten en auténticos catalizadores de situaciones difíciles.Desgraciadamente las personas agresivas existen y cuando se les reconoce es demasiado tarde. Para preservar la intimidad del paciente y atenderlos adecuadamente es necesario hacerlo en un espacio cerrado (las consultas). Así atendemos a nuestros pacientes independientemente de su enfermedad, de su aspecto, de sus antecedentes.... ¿Un riesgo? Forma parte de nuestro trabajo.

-¿Acepta la eutanasia?

-No. La eutanasia supone que el paciente quiere que se le dé algo para provocar su muerte. Y nadie me tiene que obligar a hacer algo en contra de lo que yo defiendo, que es la vida.

-¿Qué le parece el paso del Metro en superficie frente al Clínico?

-[Risas]. Es un poco desesperante, pero entiendo que el Metro es una mejora para la ciudad.

-¿Se atascarán las obras en la Alameda?

-Yo confío en que los gobernantes tengan un poco de sentido común. Yo he vivido las obras del Metro en Valencia, Granada y Sevilla. He soportado todas esas obras. Luego me he ido a vivir a otra ciudad y cuando he vuelto, he visto a esas ciudades más bonitas. Creo que es un servicio para los ciudadanos y moderniza la ciudad.

-¿Qué le mejoraría a Málaga?

-Le falta limpieza. Málaga me encanta, llevo viviendo ocho años y me encanta. Tiene atractivos culturales, eventos deportivos... Es una ciudad bastante completa, pero le pondría las playas de Huelva.

-Las playas no se puede, pero de lo que se le puede poner, ¿qué le pondría?

-Yo le pondría un centro oceanográfico grande, como el de Valencia, y un Hyde Park, como el de Londres, para que tuviera mucho verde.

-¿Málaga tiene demanda para tanto museo?

-Málaga recibe mucho turismo, no hay que contar solo con la población de Málaga. Habría que ver las entradas. Pero creo que ha sido una buena idea. Ampliar el turismo de sol y playa con oferta cultural es un acierto sin lugar a dudas. Además, ahora con los cánceres de piel que hay, la gente toma menos sol. Se sigue tomando el sol y es bueno a dosis razonables, sí. Es el mejor desinfectante que hay y para algunas enfermedades dermatológicas va fenomenal. Pero eso que hacíamos hace unos años de embadurnarnos de aceite, eso ya no se hace.

-¿Desea añadir algo más que no le haya preguntado?

-Que la formación de los residentes en este hospital no sólo está asegurada, sino que además es muy buena. Es una residencia difícil, pero salen muy bien formados. Y la prueba son las evaluaciones de nuestros residentes en las rotaciones externas, que son muy buenas.

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