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En Adís Abeba, donde se cultiva una imponente arquitectura impulsada por China, la Unesco ha festejado el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Libertad de Prensa.“En un momento en que se multiplican los discursos de desconfianza y desinformación de la prensa y la labor periodística, resulta fundamental garantizar la libertad de opinión mediante el intercambio de ideas y de información basada en verdades fácticas”, afirma Audrey Azoulay, directora general de la organización de Naciones Unidas, en la sesión inaugural celebrada en la sede de la Unión Africana. Azoulay se refirió a los 99 periodistas asesinados en 2018, que suman 1307 entre 1994 y el pasado año.
A diferencia de encuentros anteriores, en los que se ponía el foco en la seguridad de los periodistas en el ejercicio profesional, en esta ocasión se ha ampliado la mirada a los nuevos problemas que afectan a la población mundial. La combinación de la polarización política y los cambios tecnológicos han facilitado la rápida expansión de la desinformación y las noticias falsas, con consecuencias negativas para la libertad de expresión.
La mala calidad de la información y la vulnerabilidad de las audiencias ante los excesos del acoso digital y la degradación de la credibilidad en los nuevos medios fueron otros de los aspectos abordados. Cuestiones que afectan también a las sociedades que emergen a una relativa modernidad, como es el caso de las naciones africanas muy presentes y activas entre los más de 1.200 asistentes al evento de la Unesco.
El encuentro de este año lleva por enunciado “Medios de comunicación para la democracia. Periodismo y elecciones en tiempos de desinformación”. La Universidad de Málaga, una de las cuatro junto con OsloMet (Noruega), Sheffield (Reino Unido) y Makerke (Uganda), se ha encargado de la organización de la conferencia académica sobre seguridad de periodistas, moderada por la Cátedra Unesco malagueña. En la sesión participaron académicos de numerosos países, con una fuerte presencia de africanos y asiáticos.
Durante la celebración del Día Mundial se entregó el Premio anual de Libertad de Prensa Guillermo Cano, en memoria del director del diario colombiano El Espectador, asesinado en 1986. En esta edición, los galardonados fueron los periodistas de Reuters Wa Lone y Kyaw Soe Oo por la cobertura de la masacre rohingya, condenados a siete años de prisión en Myanmar.
En la entrega del premio participó María José Medellín Cano, nieta del periodista que da nombre al premio: “Guillermo Cano Isaza no tuvo la oportunidad de ver a su país consolidar un acuerdo de paz, como tanto anheló (…) pero la esperanza que albergamos es que periodistas como él o como Kyaw Soe Oo, Wa Lone, Nizar Nayouf, Mónica González o Anna Politkóvskaya, por mencionar algunos de los galardonados de este premio, sean para siempre nuestro faro en la búsqueda de una libertad de expresión plena y un motivo de inspiración para llenarnos de coraje”.
Pese a que América Latina es una de las regiones más peligrosas para el ejercicio del periodismo, la presencia de representantes de habla hispana y portuguesa fue mínima en el encuentro, razón por la cual los representantes de la Cátedra Unesco de la UMA insistieron en la necesidad de incrementar, en futuros eventos internacionales el protagonismo de periodistas y académicos latinoamericanos.
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