Urbanismo ordena el desalojo de un edificio por el abandono del dueño

Dos de las ocho familias que viven en el inmueble deberán abandonar sus casas antes de la jornada de mañana · Los vecinos llevan meses reclamando "el arreglo urgente"

Rocío Sánchez muestra el trozo de suelo que se cayó la semana pasada en su casa.
Rocío Sánchez muestra el trozo de suelo que se cayó la semana pasada en su casa.
Raquel Garrido / Málaga

09 de julio 2009 - 01:00

El futuro de ocho familias pende de un hilo si el número 11 de la calle Hinestrosa del centro histórico de la capital donde llevan años viviendo en alquiler es declarado finalmente en ruina por el abandono de su propietario. A dos de ellas ya les ha llegado la orden de desalojo y tendrán que abandonar sus casas antes de mañana. Pero el resto de los inquilinos podrían recibir hoy la misma noticia en la reunión a la que han sido convocados en la Gerencia Municipal de Urbanismo. Una pareja con tres hijos pequeños y un hombre que vive solo deberán ser los primeros en salir de este inmueble según la notificación que recibieron del Ayuntamiento el martes por la tarde. Aunque no están dispuestos a irse a cualquier precio. Rocío Sánchez tiene claro que no saldrá de su casa con sus hijos "si no es la Policía la que me saque a rastras".

Su marido está en paro y ella sólo gana 500 euros al mes. No sabe qué va a pasar a partir de mañana pero por si acaso ha empezado a empaquetar sus pertenencias. "No quiero que me echen de prisa y corriendo de aquí y me quede sin lo poco que tengo", aseguró ayer con la preocupación por el panorama de incertidumbre que se cierne sobre su familia. Únicamente pide una solución para su preocupante solución porque "con los 1.200 euros que me ofrecen de ayuda dime adónde vamos cinco personas".

Llevan años reclamando al propietario del edificio que lo arregle y no han tenido respuesta. De hecho, desde el mes pasado no ha aparecido ni siquiera para cobrarles el alquiler. El pasado jueves ocurrió lo inevitable después de tantos años de abandono y parte del suelo de la cocina del piso de Rocío cayó en el de abajo. Todo se precipitó desde entonces. Unos tablones de madera cubren desde entonces el enorme agujero por el que necesariamente hay que pasar para ir al resto de la casa. Los técnicos de Urbanismo que visitaron la semana pasada la vivienda para valorar los daños ante la dejadez del dueño ordenaron el apuntalamiento del techo, pero el riesgo de derrumbe ha acelerado el desalojo urgente de estas dos viviendas.

El futuro del resto de las familias que viven allí se desvelará hoy mismo. Todos han sido convocados a una reunión con representante de la Gerencia Municipal de Urbanismo y el Instituto Municipal de la Vivienda en la que también les acompañará el Defensor del Ciudadano, Francisco Gutiérrez. Ellos se imaginan cuál va a ser el desenlace del encuentro, aunque albergan un pequeño atisbo de esperanza porque no quieren abandonar el que ha sido su hogar desde hace tanto tiempo.

Isabel González tiene 75 años y no puede evitar emocionarse mientras cuenta cómo llegó a este céntrico edificio hace ya 19 años. Fue por su hijo, con problemas de drogadicción, por lo que decidió dejar la casa mata donde vivía y trasladarse con él a este piso del centro para que le concedieran el alquiler. Pero su hijo murió hace seis años y, aunque tiene otra hija, no quiere convertirse en una carga para nadie. "Quiero seguir viviendo sola pero no se cómo lo voy a poder hacer con los 300 euros que tengo de paga al mes", explicó.

Los vecinos de este edificio saben que las condiciones en las que viven no son las deseables. A las ratas correteando por sus casas, a las grietas dibujando las paredes y la imposibilidad de usar agua caliente para ducharse nunca han llegado a acostumbrarse, aunque son conscientes que al menos ahora tienen un techo bajo el que resguardarse.

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