Ventilar el aula, esencial entre las medidas de protección frente al coronavirus

Francisco Javier Pérez, profesor del IES Poetas Andaluces de Benalmádena y experto en riesgos laborales, advierte de la necesidad de limpiar el aire de la clase de aerosoles con ventanas abiertas o filtros

Alumnos con mascarilla y distancia de seguridad en una clase de Primaria. / Javier Albiñana

Málaga/Las temperaturas bajan a primera hora de la mañana y en la clase de la profesora Laura hace tanto frío que tiene que impartir Inglés con la cazadora puesta. A los alumnos que peor lo llevan les ha autorizado a traer de casa una pequeña manta o ropa de abrigo para que estén más cómodos. Pero la ventana hay que dejarla abierta. La ventilación de las aulas resulta esencial para luchar contra el coronavirus, según explica Francisco Javier Pérez, docente del instituto Poetas Andaluces de Benalmádena y experto en prevención de riesgos laborales.

“Al pasar tantas horas en un lugar cerrado, con ratios elevados y donde no puede haber la distancia social suficiente, la ventilación es fundamental”, comenta Pérez, que también es coordinador Covid de su centro. Con la regeneración del aire no sólo mejora su calidad y disminuye la cantidad de CO2. Lo principal, asegura, es que desciende la carga viral de los aerosoles que hay en el aire.

“Si la persona está infectada y emite aerosoles pueden durar hasta horas en el aire, dependiendo del tamaño de la gota”, afirma el especialista. “Las gotas de una micra pueden permanecer suspendidas hasta 3 horas, las de diez micras, que son diez veces más pesadas, unos 10 minutos”, agrega.

Si estas partículas llevan el virus en su interior son potencialmente infectivas, agrega Pérez. Lo que realmente no se sabe es la concentración necesaria para contagiarse. “Si hay cinco personas infectadas habrá cinco veces más carga viral, así que es muy importante la ventilación porque diluye los aerosoles”, señala el experto.

De esta manera se suma en protección. Sobre todo porque tampoco se sabe si los convivientes en esa clase están utilizando correctamente las mascarillas, si están homologadas o no y si les dan el número de usos o de horas indicadas por sus fabricantes.

La recomendación de los expertos es mantener una ventilación constante, dejar unos ocho centímetros la hoja de la ventana abierta siempre y entre clase y clase, abrir por completo durante al menos 15 minutos. “También es muy importante limitar el tiempo en espacios cerrados y procurar sacar al exterior todas las materias que se pueda, si llega un profesor de guardia, por ejemplo, que baje a los alumnos al patio”, indica Pérez.

En el recreo y en estas horas fuera del aula, hay que dejar ventanas y puertas abiertas para que se regenere por completo el aire de la habitación. Así, procurar varios vacíos durante la mañana sería una buena herramienta para favorecer una buena calidad del aire.

Pero ahora llega un problema importante, el invierno. Así que no es lo mismo poder ventilar en Málaga capital que en Ronda. “En aquellos sitios donde las condiciones sean totalmente adversas, habrá que combinar la ventilación con la filtración, con filtros HEPA”, dice el docente y destaca que la ventilación mete aire limpio del exterior hacia dentro y la filtración hace que el aire del interior pase a través del filtro y lo limpie.

En aquellos sitios donde el frío impida una ventilación adecuada se va a tener que combinar ventilación más filtración, considera Pérez. Pero para disponer de este material en cada aula se tendrá que hacer una inversión que ronda los 200 euros por aparato. Mientras tanto, “tenemos que cambiar la mentalidad, vamos a tener que estar con los abrigos puestos en clase”, concluye el docente y destaca el buen hacer de los alumnos ante los protocolos Covid.

El peligro de las mascarillas poco seguras y de los espacios comunes

Mascarillas de tela sin filtro y sin estar homologadas, exceso de tiempo de uso de las quirúrgicas y la concentración de hasta 30 alumnos en un aula dificultan la protección frente al virus. “Las mascarillas no siempre están en las condiciones óptimas para garantizar que no haya transmisión”, asegura el experto. Además del aula, se convierten en puntos conflictivos las entradas y salidas, los recreos, el comedor y el aula matinal, en los que es complicado mantener el grupo burbuja. “Estamos intentando que los grupos tengan el menor contacto entre sí posible pero luego comparten cuarto de baño o comedor, es una cuestión complicada”, añade Pérez, que casi a diario tiene que atender síntomas sospechosos y decidir si abre o no el protocolo Covid. “La sensación que tenemos los docentes es que la administración ni está ni se le espera. No tuvimos directrices para hacer los protocolos, dejamos todo en manos de Sanidad pero los padres nos piden explicaciones a nosotros”, lamenta y asegura que es abrumador el trabajo que hay que hacer para luchar contra la propagación en los centros.

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