Vestimenta sin fronteras
La expulsión de una joven de un instituto de Madrid por llevar el velo en clase reabre la polémica sobre la conveniencia de regular los símbolos religiosos en la educación
El caso de Najwa, la joven de 16 años expulsada del instituto donde estudia en Pozuelo de Alarcón (Madrid) por llevar velo en clase, ha reabierto el debate sobre la conveniencia o no de permitir el uso de esta prenda de vestir que algunos consideran que, más que un símbolo religioso, supone un ejemplo del sometimiento de la mujer en determinadas culturas. Pero por encima de esa puntualización, la opinión generalizada es que se trata de una decisión "desproporcionada" porque por encima de todo debe prevalecer el derecho a la educación.
En una provincia como Málaga, en la que tanto sindicatos y profesores como la propia Administración andaluza coinciden en que no se han dado casos de ese tipo, se ha logrado que los centros regulen sus propias normas de funcionamiento y convivencia sin mayores problemas. El presidente de la Asociación de Profesores de Instituto de Andalucía (Apia), Gonzalo Guijarro, tiene claro que "no tiene sentido" prohibir a un alumna que lleve velo que "al fin y al cabo es un pañuelo envolviendo la cabeza cuando se permite que el resto pueda elegir su indumentaria".
Siempre que este tipo de elementos no interfiera en el sistema de enseñanza ni en las actividades de los centros, no entiende por qué no se respeta su uso cuando, en su opinión, la elección a la hora de vestir debe ser "algo estrictamente personal". Sí hay institutos, en cambio, donde sí se prohíbe el uso de piercings o de gorras. El Reglamento de Ordenación y Funcionamiento (ROF) del colegio Maravillas de Benalmádena lo recoge expresamente, sin mencionar nada acerca del velo. En un centro donde conviven alumnos de 13 nacionalidades distintas, su director, Ramón Alberto Seco, aseguró que el objetivo es que "la educación esté garantizada para todos, sin tener en cuenta el ideario de cada uno".
Tampoco se hace ninguna alusión al velo musulmán en el colegio Miguel Hernández de Benalmádena. Sí se señala expresamente que los niños tienen que venir con ropa cómoda y con la vestimenta adecuada para realizar Educación Física. Distinto sería, según la secretaria general de Enseñanza del sindicato UGT, María Teresa Blanca, que al permitir el uso del velo "llegue un día en que aparezca una alumna con burka". Es por esta razón por la que señaló que se debe resolver una situación muy compleja de resolver "si no queremos convertir la escuela pública en un lugar de discriminación y proselitismo religioso".
La solución pasaría, a su juicio, por establecer un campo de juego en el que "todos podamos jugar por igual. Y eso requeriría, según la responsable sindical, "no dejar a los centros a su libre albedrío" y que sea el Gobierno central el que legisle este asunto para preservar la educación de cualquier tipo de símbolo religioso. Félix Martín, secretario de Enseñanza Pública de CCOO, también abogó por una escuela laica pero "siempre preservando el derecho a la educación" y que sean los propios centros los que tengan la potestad de decidir en cada caso "en función de su realidad social".
La expulsión del centro no puede ser la alternativa, según el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Málaga Ángel Rodríguez, si la decisión se basa en una mera cuestión religiosa cuando "hay otros alumnos que pueden llevar un crucifijo colgado del cuello". La jurisprudencia establece un concepto claro, indicó, y es que no se puede favorecer la discriminación indirecta cuando "trata de aplicarme una norma igual para todos pero cuyo efecto no es el mismo en unos y otros". Es decir, no es lo mismo prohibir llevar una gorra en clase o un velo, lo que podría atentar contra el derecho de libertad religiosa.
La presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos Mainake, Ana María Cruzado, sin embargo, lo tiene claro cuando asegura que "son centros públicos, y como tales, laicos e igual que pedimos que se retiraran los crucifijos del aula, también deben ir fuera los velos porque no es un elemento que promueva la igualdad".
Pero por lo general ese equilibrio se mantiene en la mayoría de los centros de la provincia donde conviven adolescentes con velo y sin velo. En el Instituto de Educación Secundaria Guadaiza en San Pedro Alcántara, su director Francisco Gutiérrez, admitió que sólo lo utiliza una alumna de ciclo formativo superior, cuya edad rebasa los 20 años. Aunque también reconoció que hay "un grupo relativamente grande de alumnas de religión islámica que no lo utilizan". Considera que el asunto se ha sobredimensionado porque "no es tanto una cuestión del instituto como de la enorme presión social externa".
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