Viaje a la 'zona cero' del incendio en Sierra Bermeja
Castastrofe medioambiental
Lágrimas y ánimos se fundieron ayer en un mismo abrazo entre los vecinos de Genalguacil
Negro, animales muertos y daños materiales configuran el paisaje tras el paso de las llamas
Málaga/En las proximidades de Genalguacil comenzó todo y sus vecinos han sido los últimos en volver a sus casas tras darse por controlado el gran incendio de Sierra Bermeja.Sierra Bermeja En las calles los sentimientos este martes eran encontrados y se mezclaba la alegría por poder volver y las lágrimas que muchos no podían reprimir al comprobar la magnitud de los daños ocasionados por las llamas a escasos metros de su localidad.
El alcalde del municipio, Miguel Herrera, que se quedó en el municipio junto a un pequeño grupo de vecinos para colaborar en lo necesario con los servicios de extinción durante la evacuación, recibió innumerables muestras de cariño. Muchos le agradecieron la defensa que hizo del pueblo durante estos días y el trabajo incansable día y noche para colaborar con ellos en todo lo que fuese necesario.
Un gesto que no solo se producía dentro del casco urbano. Los vecinos que habían acudido a la carretera entre Genalguacil y Estepona para ver los daños producidos por el incendio al percatarse de su presencia detenían sus coches para bajarse a darle ánimo y felicitarle por el esfuerzo realizado. En esta localidad existe un sentimiento muy generalizado entre sus habitantes, más allá de lo expresado por el alcalde, de que se les dejó abandonados frente al incendio o, cuanto menos, que no contaron con todos los medios necesarios para intentar haber evitado la gran catástrofe medioambiental y económica que se produjo como sí creen que tuvo la zona más próxima a la Costa del Sol.
Mientras tanto, el viaje entre Genalguacil y Estepona pasó de ser un paseo por un frondoso bosque verde a un camino lleno de destrucción, negro y con un fuerte olor a humo. A ambos lados de la carretera quedó un rastro de explotaciones ganaderas calcinadas, animales muertos, coches quemados, casas que se salvaron en el último momento y miles de hectáreas de bosque público y privado convertido en carbón por las llamas.
Un paisaje que ni los propios lugareños son capaces de reconocer. “No lo conozco ni yo, parece que estoy en otro lugar”, confesaba uno de los vecinos que ayer regresaba desde Estepona junto a su familia tras abrirse las carreteras y que se paró en uno de los miradores de esta, hasta ahora, carretera paisajística.
A pocos metros de allí una granja de cabras quemada pone de relieve el gran daño económico que han sufrido algunas familias de la zona que han perdido fincas completas de las que obtenían buena parte de sus ingresos.
“Ellos tienen nombre propio, tienen cara”, explica el regidor mientras promete que luchará con “todas mis fuerzas” para que las administraciones públicas también respondan y ayuden a estos vecinos. En el camino el propio Consistorio también perdió una importante inversión porque existía una empresa interesada en realizar una importante inversión pare reabrir el abandonado hotel de la sierra. Ahora, totalmente rodeado por el negro de su pinar quemado emerge como una especie de isla blanca y se antoja bastante complicado que la operación salga adelante, aunque el regidor no pierde las esperanzas.
No muy lejos también se encuentra la balsa de agua, casi rodeada por el negro de los pinos quemados, y que el alcalde defiende que fue el punto en el que se originó buena parte del desastre al no sofocarse “a tiempo” un foco de llamas que se habría producido en sus proximidades y sobre el que asegura que advirtió en reiteradas ocasiones de su peligrosidad por su proximidad a una gran masa forestal.
Un desastre natural al que este martes también se añadía otro problema, y es que la localidad que quedó sin agua potable y los vecinos tuvieron que recurrir a agua embotellada para poder beber. Tras tener conocimiento de la situación el Consistorio repartió el agua que tenía en un almacén y recibió nuevos envíos que fueron donados desde Ronda.
De igual modo, al regresar a sus casas también se encontraron que no había pan en la localidad, aunque nuevamente la solidaridad se hizo presente y un horno de la vecina localidad de Benalauría realizó una donación para que los vecinos pudiesen tener pan. Unos problemas que no lograron borrar la sonrisa de los vecinos nada más llegar a la entrada de la localidad y sin todavía bajarse de sus coches.
Además, al igual que al resto de localidades, tras asegurarse la zona regresaron los vecinos que tenían problemas de movilidad y que habían sido alojados en residencias de Ronda o en el propio hospital de la Serranía de Ronda. Un trabajo en el colaboraron los voluntarios de protección civil y de Cruz Roja.
Mientras , el reparto de las ayudas es ahora un eje central, ya que de ellas depende en buena medida el futuro de la localidad, por lo que muchos de los vecinos que ayer se cruzaron con su alcalde le pedían que luche por ello y que les tendrán como respaldo.
Un aspecto en el que el regidor y todavía más contundente que con la gestión del incendio. “No vamos a permitir que nadie desde la silla de un despacho nos diga cómo tenemos que vivir los lugareños, hay que contar con la gente de aquí y con su forma de ver las posibles soluciones a esta catástrofe”, afirmó.
Además, defiende que sea en el interior donde se destinen gran parte de estos recursos al ser la zona más afectada, rechazando que se puedan utilizar argumentos como la población de los municipios a la hora de realizar los repartos.
De igual modo, también lanzó un llamamiento a realizar una reflexión sobre todo lo ocurrido para detectar los errores cometidos y así tratar de evitar que se pueda volver a producir. “Seguro que nos hemos equivocado todos, pero tenemos que analizar lo ocurrido y corregir los errores, de lo contrario esta situación se volverá a producir”, dijo.
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