Volver a casa de los padres tras un divorcio en Málaga: "Me fue imposible alquilar algo"
Aspectos como la subida de los precios de la vivienda y el estancamiento de los salarios está tras la vuelta a la vivienda familiar de separados/as y divorciados/as
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La orla de graduación de Bachillerato seguía luciendo en la pared. En los cajones del escritorio, algunos casettes de Roxette y Jon Bon Jovi. Las estanterías con algunos de los libros que eran de lectura obligatoria en aquel entonces, como 'Tiempo de Silencio' o 'La Celestina'. Las cortinas, el edredón de la cama, el flexo con el que estudiaba hasta tarde... La habitación de Francisco seguía prácticamente intacta casi 30 años después de que la dejara. Se iba a vivir con su entonces novia y empezaba a trabajar como fotógrafo, con un sueldo que, sumado al de su pareja, le permitiría ser independiente y dejar el domicilio familiar.
La historia de amor duró varias décadas pero finalmente llegó el The End. Una vivienda en común -"una casa mata"-, dos hijos nacidos del matrimonio que vivirían con la madre y un acertijo por resolver: ¿quién se queda con la casa? El artículo 96 del Código Civil lo deja claro: "el uso de la vivienda familiar y de los objetos de uso ordinario de ella corresponderá a los hijos comunes menores de edad y al cónyuge en cuya compañía queden, hasta que todos aquellos alcancen la mayoría de edad". Francisco S. lo entendió, lo aceptó, y empezó a hacer cuentas: "Tenía que pagar la manutención de mis niños, los gastos extra que se iban dando, la mitad de la hipoteca del inmueble que compramos en su momento y añadir lo que me correspondía de IBI y otros tributos, así que me resultaba imposible alquilar algo". Fue entonces que decidió dar el paso y regresar a casa de sus padres.
Es en ese instante que le asaltaron sentimientos un tanto contradictorios. "Era como volver a atrás. Dejar de evolucionar para, en cierta medida, involucionar", nos cuenta. "Estas personas experimentan una ruptura muy fuerte con la vida que llevaban. No solo se rompe una relación, sino que se interrumpen proyectos de futuro, planes para viajar, el tiempo que compartían con sus hijos...". Son palabras de Eva Clavero, psicóloga malagueña que acompaña a pacientes en procesos deruptura como estos.
Antonio Chaiz cuenta a Málaga Hoy que él sintió lo que Clavero explica: "Me resultó difícil adaptarme. Nos han educado a la mayoría en ese concepto de familia tradicional y luego te ves casi con 45 años en el hogar en el que te criaste, con tu padre como compañero de piso, y esto es algo que cuesta". En su caso, tras divorciarse, su ex mujer y él decidieron vender el inmueble pero con los incrementos que se han ido dando en el sector inmobiliario no ha podido irse a vivir solo. "Eso me imposibilita continuar con otras facetas, convivir con mi pareja actual, no se. Ir avanzando en lo personal", añade.
Tanto Francisco como Antonio vieron que la ecuación se hacía especialmente compleja porque había menores en la operación, pero hay ocasiones en las que, aunque no haya descendencia, la separación se complica. María Vega es una malagueña de 35 años que, tras un año de casada, decidió divorciarse. Ella tuvo claro desde el primer momento que no era capaz de afrontar sola las cuotas hipotecarias del inmueble, por lo que, recurriendo igualmente a ese artículo 96 del Código Civil que regula la atribución de la vivienda en caso de nulidad matrimonial, separación o divorcio, acordó con su ya ex marido que este se hiciera cargo de la misma. "Hicimos cuentas, me abonó lo que me correspondía a mi, y él siguió en el piso", reseña. Ella hizo las maletas y su madre la recibió con los brazos abiertos.
Tanto en unos casos como en otros, estas personas requirieron de ayuda de profesionales especializados. "Con terapia fui aceptando el cambio, entendiendo que volver a convivir con mis padres no era un fracaso, sino una etapa vital más", comenta María V. "Al final son personas que están pasando por un duelo, eso lo primero, por la relación que se acabó. Y luego está el adaptarse a lo que están viviendo, a sentir de nuevo el control paterno, por ejemplo, pero hay maneras de salir indemnes de estas situaciones", aclara la psicóloga Eva Clavero.
Cómo afrontar la vuelta
Eva Clavero trata en terapia a personas como Antonio, Francisco y María. Entre las estrategias para afrontar este proceso de la mejor manera posible destaca que hay que transmitirles que esta situación es un paso intermedio hacia una nueva realidad. "Es importante entender que ese regreso al hogar familiar es una solución intermedia, a corto o medio plazo. Hay que tomarlo como un escalón hacia la independencia futura que se desee", señala la psicóloga.
Por otra parte, la paciencia es la mejor compañera en tales situaciones. "Tiempo para adaptarse a las dinámicas familiares que quedaron en la adolescencia -especifica Clavero-. Probablemente regrese la necesidad de protección de tu madre o el control paterno, se dan otras rutinas en cuanto a horarios de comidas, gustos frente a la televisión, el ocio, etc. Lo dicho. Temple y comunicación para llegar a un término medio en el que todos los miembros de la unidad estén cómodos".
Un tercer consejo es el atender al presente y no dejar ciertas aficiones y rutinas por el cambio de domicilio. "Es algo que facilita el que la persona sienta que tiene control otra vez sobre ciertas facetas de su día a día. Así, está el apuntarse al gimnasio en la zona donde estés viviendo ahora, aunque sea temporal, encontrar ese lugar para el desayuno que te gustaba antes. Generar rutinas es muy saludable en estos momentos de impasse", concluye esta psicóloga.
Francisco añade algo que a él le resultó muy útil, y es el poner el foco en lo positivo de esta fase. Desde ahorrar de cara a la futura compra de una casa hasta contar con la ayuda de los padres para echar una mano con los hijos, de haberlos, o en relación a "las comidas", añade Francisco.
Divorcios y separaciones en Málaga
Tanto Francisco F. como Antonio Chaiz y María Vega no son casos aislados, obviamente. Cada día se acuerdan una media de ocho divorcios en Málaga. En 2022, según el INE -aún por conocer la cifra de 2023-, en la provincia fueron 3.122 las relaciones matrimoniales que llegaron a su fin. La media de edad de quienes deciden dar este paso -Estadística de Divorcios, Separaciones y Nulidades en Andalucía (IECA)- está entre los 40 y los 49 años y la duración media de los matrimonios malagueños es de 16,2 años.
El Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) arroja otros datos a este respecto, añadiendo la cifra de 127 separaciones y situando a Málaga a la cabeza de disoluciones en la comunidad. La encuesta también muestra un mayor número de divorcios entre las parejas que llevaban casadas cuatro, siete y cinco años.
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