El acusado de matar a un joven de 22 años en el centro de Málaga solo reconoce que lo pudo herir "accidentalmente"

El procesado, que ha dado su versión de lo que ocurrió aquel día atropelladamente, ha reiterado que no le clavó el cuchillo a Adrián

Juzgan a un acusado de matar a puñaladas a un joven que fue a su casa, en Málaga, a comprarle droga

El acusado, en el banquillo, este lunes.
El acusado, en el banquillo, este lunes. / M. J. D. A.

"Nervioso" y a veces, lacrimoso, el acusado de matar a Adrián, un joven de 22 años, en un piso del Centro de Málaga de nueve puñaladas -una de ellas de siete centímetros que le perforó un pulmón y el corazón- se ha sentado, dos años después del crimen, en el banquillo ante un jurado popular, que será el encargado de dirimir sobre su culpabilidad en los hechos. C. M., en prisión provisional desde entonces, ha dado su versión (atropellada) de lo que ocurrió aquel día y ha negado que apuñalara a la víctima. "En ningún momento le clavé el cuchillo", ha repetido en varias ocasiones a preguntas de la fiscal. Aunque en un momento ha reconocido que "accidentalmente" pudo ser, ha asegurado que no vio "ningún corte"; tampoco ser conocedor de que la víctima había fallecido hasta preguntarle a los agentes cuando se lo llevaron detenido.

Ocurrió el 25 de abril de 2022 en una vivienda de la calle Marín García. Dos meses antes, el procesado conoció en la noche a la víctima, un joven universitario que convivía con sus padres, y comenzaron a tener contacto por asuntos de drogas, ha relatado. "Yo era camarero y RRPP (relaciones públicas de algún local de ocio nocturno) y él me vendía cristal". El acusado -que no está obligado a decir la verdad ante el Tribunal- ha asegurado que, días previos al crimen, Adrián fue a su casa para llevarle, siempre según su versión, la citada sustancia estupefaciente y pedirle cuatro o cinco kilos de hachís. "Le dije que conocía a un chico, que me lo podía dar fiado (...). Hice de intermediario (...). Recuerdo que me insistió como tres veces para que fuese en mi casa el trato. No sabía por qué era. Ahora sé que era por un robo. Está clarísimo".

Ha declarado que actuó "en defensa propia"

El encuentro se produjo sobre las 20:30. Adrián llegó a la casa que el acusado tenía alquilada en el centro. Según el procesado, hicieron el trato y el joven supuestamente le dijo que el dinero estaba en el coche. "Se fue para fuera y estaba Mohamed (amigo de la víctima) encapuchado, que se me echó encima" con la intención, ha señalado, de atacarlo para quitarle la droga. A partir de ese momento, C. M. describe hasta tres enfrentamientos con la víctima y su acompañante en los que actuó "en defensa propia".

"Me torturaron vivo. Adrián riéndose disfrutaba mientras me pegaban patadas. Perdí el conocimiento". El único acusado sostiene que el cuchillo (de 22 centímetros de largo y cuatro de ancho) con el que la víctima mortal fue apuñalado en repetidas ocasiones, de acuerdo con los informes forenses, lo cogió por primera vez ella misma en el transcurso de la pelea, que forcejearon y que, después, los amigos trataron de huir con el hachís en la bolsa. "Adrián soltó el cuchillo, yo lo cogí y salí detrás de él a por la bolsa".

"Estaba cagado. Yo tenía una preocupación grandísima por si no le pagaba los 7.000 euros al chico (dice refiriéndose al supuesto camello)". Según su relato, interrumpido por el magistrado de la Sala hasta en dos ocasiones por su celeridad e incomprensión, Mohamed soltó la bolsa con la droga en el "tercer o cuarto piso" del bloque y pudo recuperarla. Después, ha narrado que regresó a su casa, cuya puerta se había quedado entreabierta, y que allí estaba Adrián, al que finalmente "consiguió echar".

Reconoce que tiró el cuchillo a la basura y la droga a los tejados de sus vecinos, que habló con su amigo y mandó un selfie a su novia. Cuando la Policía llamó a su vivienda, trató de esconderse en el baño porque "pensaba que eran ellos (Adrián y Mohamed) de nuevo". Los agentes tuvieron que derribar la puerta y encontraron al procesado tirado en el suelo. "No podía respirar. Me dio un ataque de ansiedad", se ha justificado.

Agentes de la Policía Nacional, en la zona donde se produjo el crimen.
Agentes de la Policía Nacional, en la zona donde se produjo el crimen. / C. F.

A pesar de que ha sido preguntado en reiteradas ocasiones por el Ministerio Público acerca de la sangre que había en su ropa, en el cuchillo y en la entrada de su casa, el acusado ha insistido en que no le clavó el cuchillo en ningún momento y que "no era consciente" de que Adrián estaba herido y se estaba muriendo. "No sé si tenía sangre o no. ¿En esas circunstancias cree que puedo estar atento a todo?", ha replicado a la fiscal.

El Ministerio Público, en cambio, defiende que en un momento determinado de la discusión, hallándose todos en la entrada, el investigado, "tras haber cogido de la cocina un cuchillo" dio varias puñaladas al joven. La víctima, señala el ministerio fiscal, interpuso el brazo para intentar defenderse, aunque sufrió "numerosas lesiones en tórax, cabeza, brazo y antebrazo derecho, penetrando una de estas puñaladas en el pulmón y corazón". A pesar de la gravedad de las lesiones, el joven y el amigo se dieron a la fuga. Supuestamente, fueron perseguidos por el procesado, que esgrimía el cuchillo, aunque no los localizó.

Mientras el amigo huyó, "obviando cualquier tipo de atención médica y humana, pese a coincidir con un sanitario del 061" que había acudido por otra urgencia, Adrián, "gravemente herido" y "sin ayuda de nadie", logró bajar al portal donde se desvaneció y falleció a pesar de ser asistido por el sanitario que no logró reanimarlo.

De esta manera, para la Fiscalía los hechos son constitutivos de un delito de homicidio, por el que solicita que se le imponga una pena de 13 años de prisión y el pago de 200.000 euros a los herederos de la víctima; mientras que, la acusación particular, en representación de los padres de Adrián, piden para el procesado 20 años de cárcel y 300.000 euros en materia de responsabilidad civil, 150.000 para cada uno de los progenitores.

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