El adelanto del calor hace prever una “mala” primavera para los alérgicos

Especialistas recomiendan a los pacientes tener su medicación preparada para atajar los síntomas y seguir la pauta de vacunas a fin de evitar el empeoramiento progresivo cada año

Especialistas confirman en Málaga que cada vez hay más alergias y de mayor gravedad

La Unidad de Alergias de Málaga es reconocida como centro de excelencia mundial

La jefa de Alergología del hospital Quirónsalud Málaga, Leticia Herrero, con una paciente.
La jefa de Alergología del hospital Quirónsalud Málaga, Leticia Herrero, con una paciente.

Málaga/Las buenas temperaturas de las últimas semanas están permitiendo disfrutar a la población en general de unos días espléndidos. Pero para muchos alérgicos tienen un precio alto: estornudos, mocos, picor en la garganta y ojos enrojecidos.

Los especialistas prevén una “mala” primavera para estas personas y la jefa de Alergología del Hospital Quirónsalud Málaga, Leticia Herrero, explica las razones: “Por el calor, la primavera empezó antes de tiempo y ya se prepara la polinización”. Precisa que la del ciprés está terminando, que este es el mes de la del plátano de sombra y que empieza la de las gramíneas. También esta es la época en la que arranca la de la parietaria, sobre todo en zonas de la Axarquía y el Guadalhorce. “Y después, en torno a abril, viene la del olivo”, recuerda. Herrero insiste: “El aumento de temperaturas hace prever una mala primavera para los alérgicos y por eso deben estar preparados”.

Para ello, los pacientes diagnosticados deben tener disponible su tratamiento habitual de antihistamínicos y gotas para el picor de los ojos; a la vez que seguir la pauta del especialista de inmunoterapia. Ésta consiste en vacunas durante tres a cinco años que frenan el avance progresivo de la enfermedad. Para los no diagnosticados, el consejo es que no dilaten acudir al alergólogo. “Porque cuanto más dejen que avancen los síntomas, más medicación necesitaremos luego”, advierte la responsable de Alergología del hospital.

Las alergias respiratorias –que afectan en torno al 30% de la población– empeoran con los años. Al comienzo atacan nariz, garganta y ojos. Es decir, la parte superior de las vías respiratorias. Pero con el transcurso del tiempo pueden progresar a los pulmones. La inmunoterapia o vacuna frena e incluso reduce los síntomas.

Las alergias suelen debutar en la juventud. Herrero apunta que incluso, en la infancia. De hecho, detalla que tiene pacientes de “dos o tres años”. Su consejo a los padres es que no retrasen la consulta con el alergólogo porque cuanto antes se ataje la enfermedad es mejor para la evolución del paciente.

La especialista recuerda que esta época hace estallar las alergias respiratorias a los pólenes, pero recuerda que las de los ácaros están todo el año y empeoran tanto en primavera como en otoño. En la provincia de Málaga estos dos son los alérgenos respiratorios más habituales: los pólenes –que castigan a los alérgicos en exteriores– y los ácaros –que los afectan en interiores dado que están “dentro de casa”.

Herrero insiste en la importancia de las vacunas porque explica que lo normal es una progresión a peor de la alergia año tras año. Ello, debido a las propias característica de la enfermedad y también por las condiciones ambientales, cada vez con más polen. Los síntomas más habituales de las alergias a pólenes suelen ser estornudos seguidos (en salvas), picor de garganta y de ojos, enrojecimiento de estos, lagrimeo, congestión nasal y accesos de tos.

Para su tratamiento de fondo se aplica la inmunoterapia o vacuna. Se suele administrar una vez al mes entre febrero y junio. Según los casos, la aplicación puede prolongarse hasta unos cinco años. La vacunación es complementaria con el tratamiento habitual de antihistamínicos. La administración de la inmunoterapia coincidiendo con los meses en torno a la primavera contribuye a que los alérgicos experimenten síntomas menos intensos y que año tras año, en vez de aumentar, disminuyan.

La utilización de mascarilla por el Covid hizo de filtro

El uso de la mascarilla durante la pandemia influyó de forma positiva sobre las alergias respiratorias. Porque esta protección hizo de filtro para los alérgenos, amortiguando su impacto. De hecho, algunas personas alérgicas ya antes de la pandemia utilizaban tapabocas para protegerse de sus efectos.

De ahí que los especialistas destacan que su utilización contribuyó a que los pacientes se sintieran mejor. Incluso aconsejan su uso cuando haya altos niveles de pólenes, aunque ya no sea necesario por el coronavirus. También recomiendan la utilización de gafas como método barrera para evitar los efectos de los alérgenos en los ojos.

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