Adiós a Rosa Mari, ('Tita'), alma máter de El Pimpi Florida en Málaga
Rosa Mari López, encargada de la cocina y también hija del fundador del mítico bar de El Palo, ha fallecido este domingo
El Pimpi Florida: 70 años de coplas, sabor y alegría
Era el alma máter de El Pimpi Florida, el mítico bar de El Palo. Rosa Mari López, tía del actual dueño, Pablo López, ha fallecido este domingo 3 de noviembre. Así lo han confirmado desde la clásica marisquería a través de sus redes sociales. Conocida cariñosamente como 'Tita', era la encargada de marchar las comandas en la cocina. Y especialmente sus clásicas empanadillas. "Esta madrugada se nos fue. Gracias a todos por el cariño que siempre le habéis mostrado", recoge el mensaje difundido en Facebook.
Los restos de la que fuera hija del fundador, que falleció hace ya una década tras permanecer 36 años al frente del negocio, descansan en el cementerio San Juan de El Palo, donde será enterrada este lunes a las 10.00 horas. El velatorio es en la tanatosala número 2.
En 2022, soplaba sus 70 velas uno de los lugares más míticos de la hostelería malagueña. El clásico bar paleño cumplía años siendo fiel a un sello muy personal. Tras la muerte de Jesús, su hijo Pablo cogió el testigo y, desde entonces, capitanea uno de los grandes tesoros de Málaga, con el mismo cariño que ya lo hizo su abuelo. Son numerosos los encantos de este sitio “mágico”, como definía el responsable en una entrevista reciente con este periódico. Entre ellos, su reducido espacio, aunque todo el mundo cabe. Un pequeño local con forma de L. Una L de la lealtad de su clientela, con la que reconocen tener mucha suerte “porque viene feliz y con ánimo de pasarlo bien” o L de largas, como las colas que se forman desde un rato antes de abrir.
Cuando la noche avanza, en El Pimpi Florida ya se han servido una buena cantidad de gambas al pilpil, a la plancha, navajas y las socorridas tortillas de patatas que sirven a los clientes para comer mientras llegan los platos calientes. Las botellas de vino vacías parecen desfilar tras la barra como si de una procesión de Semana Santa se tratara y el ambiente es una fiesta. Canción que suena, canción que se canta. Sea cual sea el tema, más de la mitad de los presentes no dudan en corear su letra.
La cocina cierra, es tarde, pero la noche no acaba en el mítico local. Abren sólo de 21:00 a 2:00 de miércoles a domingo, pero las cinco horas que se están dentro -quienes llegan tarde o se van antes del cierre son los menos- se aprovechan al máximo. Es ahora, con el trabajo en barra dando cierta tregua, cuando más se ve que quienes trabajan allí disfrutan con lo que hacen. Igual te sirven una copa de vino que te tocan las palmas, siempre con una sonrisa. Ahora lloran la muerte de Rosa Mari, cuyo recuerdo permanecerá grabado en la retina de todos los paleños.
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