Con el amargo recuerdo de 1983, 1995 y 2009
La provincia ha sufrido graves periodos de sequía en las últimas décadas La de los 90 obligó a aplicar drásticas restricciones de agua
Málaga es una zona acostumbrada a ser castigada por prolongados y extremos periodos de escasez de lluvia. Las más recientes dejaron situaciones muy delicadas imposibles de olvidar por quienes las sufrieron. El amargo recuerdo de 1995 y 2009 aún sigue latente y mas conviene no olvidarlo.
Era finales de enero de 1995 cuando el entonces ministro de Comercio y Turismo, Javier Gómez Navarro, sorprendió a todos con unas contundentes declaraciones en las que afirmaba que Málaga y la Costa del Sol necesitarían abastecerse con camiones cuba si la falta de lluvias se prolongaba.
Las medidas puestas en marcha por las distintas administraciones entonces llegaron demasiado tarde para afrontar un periodo de sequía que ya arrastraba la provincia desde 1992. Las primeras restricciones de agua en la capital comenzaron el 9 de enero de 1995 .El caudal se redujo a la mitad y los cortes se repetían durante seis horas diarias para reducir el consumo de 1.600 a 1.400 litros por segundo, ya que si no llovía el abastecimiento sólo podía garantizarse hasta abril.
Los cortes se sucedieron a lo largo de toda la provincia, aunque Fuengirola fue uno de los municipios que se llevó la peor parte de los efectos de un periodo seco que no parecía tener fin.
La situación era realmente dramática porque el estado de los pantanos era extremo. El 4 de diciembre de 1995 los pantanos malagueños -entonces eran seis porque el de Casasola entró en funcionamiento en 2007- se situaron en mínimos históricos. Entre los seis embalses sólo almacenaban 27 hectómetros cúbicos, es decir, se encontraban al 4,5 por ciento de su capacidad.
El caso más significativo se produjo en el pantano del Conde del Guadalhorce que llegó a vaciarse por completo, la única vez que este embalse con capacidad para almacenar 70 hectómetros cúbicos de agua ha estado completamente seco.
Pero el estado del resto no era mucho más alentador. Los pantanos del Guadalteba y Guadalhorce llegaron a almacenar 11 y 30 hectómetros cúbicos, respectivamente, aunque de recursos salinos que en esa época no se podían tratar al no disponer de una planta desaladora. Sólo La Viñuela y La Concepción tenían agua apta para el consumo, aunque entre los dos apenas si rozaban los 30 hectómetros cúbicos.
En noviembre de 1983, durante la otra gran sequía, los pantanos malagueños también alcanzaron mínimos históricos al disponer apenas de 63 hectómetros cúbicos. Aunque en aquel momento la presa de La Viñuela, que abastece a la Axarquía, aún no había sido construida.
Pero más recientemente, aunque parece que haya pasado ya una eternidad, Málaga capital y seis municipios de la comarca del Guadalhorce estuvieron durante unos 40 meses consecutivos bajo las restricciones de un decreto que la Junta de Andalucía se vio obligada a aprobar de forma urgente en noviembre de 2005 por la preocupante escasez de las reservas hídricas.
También estuvieron sometidos a este decreto, aunque menos tiempo y en distintas etapas, 18 municipios de la Axarquía y 11 de la Costa del sol occidental por culpa de una sequía que se prolongó durante cuatro años.
Las restricciones en el consumo de agua que fijaba el decreto de sequía entraron en vigor el 7 de noviembre de 2005 cuando los embalses contaban con 165,8 hectómetros cúbicos (27,5 por ciento de su capacidad).
Ese documento establecía la prohibición de no superar los 230 litros de agua por persona y día en los municipios afectados por la sequía, así como usar el agua potable para cualquier otro f in distinto al del abastecimiento de la población. Aunque estrictas, estas medidas surtieron efecto y en su primer año de vigencia permitieron el ahorro de 60 hectómetros cúbicos. O, lo que es lo mismo, el consumo anual de la capital.
La contención del gasto durante ese año se notó más en la Costa del Sol occidental, donde los 11 municipios afectados ahorraron diez hectómetros cúbicos, un 15 por ciento menos del agua que gastó en 2005. Lo que les permitió salir del decreto de sequía el 1 de junio de 2006 por el aumento de las reservas embalsadas del pantano de La Concepción.
A la capital y al Guadalhorce les costó más superar la escasez de lluvias, a pesar incluso de que se interrumpieron por completo el riego de los cultivos de la zona y hasta finales de 2009 duró la pesadilla.
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