La amenaza de cierre se cierne sobre Lepanto tras más de 40 años en la emblemática calle Larios de Málaga

Los trabajadores no han tenido todavía noticias sobre la operación y desconocen cuál será su futuro

El portavoz de la plantilla recalca que si pretenden "deshacerse" de ellos exigirán la indemnización que les corresponde

Los últimos negocios tradicionales del Centro de Málaga

La cafetería Lepanto, este domingo
La cafetería Lepanto, este domingo / M. G.

Lepanto, uno de los últimos negocios históricos que sobrevive en la principal arteria comercial de la ciudad como es calle Larios, está planeando bajar la persiana de su cafetería-pastelería. La empresa malagueña pondría de esta forma fin a su actividad tras más de 40 años. Aunque todavía no ha trascendido si la operación ya se ha materializado, el hecho es que el posible cierre de la cafetería que se ha mantenido impertérrita en el Centro de la ciudad estas cuatro décadas es de sobra conocido entre los trabajadores desde hace ya unos meses.

Pero la plantilla, que integran 20 empleados, por el momento, no ha tenido conocimiento oficial de la decisión ni tampoco el propietario los ha reunido para trasladarles cuál será su futuro una vez se proceda a la clausura del emblemático local, según ha explicado a este periódico el encargado de la cafetería y también representante de los trabajadores de hostelería y comercio, José Luis Moreno. "Hasta ahora ha habido rumores que nos han negado", apostilla. Todo apunta a que Lepanto incluso ya tendría sustituto: se trataría de otro local de la hostelería con gran proyección en la capital malagueña: la Canasta, publica Sur.

Mientras tanto, la plantilla, según ha señalado su portavoz, mantiene un conflicto laboral con la empresa que podría llevarles a convocar una huelga. El origen de las denuncias, que han presentado este año, en palabras de Moreno, ha sido el "retraso en los pagos de las nóminas". "Estamos inmersos en un proceso judicial. Cobrábamos tarde, los días 15 y 20 del mes. Y este año nos han llegado a tener tres meses y medio sin hacerlo", apostilla. El representante del comité recalca que la empresa alega falta de capital, pero considera que este argumento no es más que una "excusa". "Si acaban las Navidades con ventas muy superiores al año anterior y los trabajadores cobran el mes de diciembre en febrero la excusa no puede ser que no hay dinero", subraya.

La tensión que mantienen los empleados con el empresario es tal que se plantean salir a las calles en señal de protesta. "Si quieren deshacernos de nosotros, pretendemos conseguir al menos la indemnización que nos corresponde. Quieren, después de llevar trabajando 40 años, solo 20 días por cada uno y, si no lo aceptamos, vamos a juicio", critica. Al tiempo, denuncia la "dejadez" de la empresa, lo que, dice, evidencia que la amenaza de cierre cobra cada vez más fuerza. Y ello pese a que todavía la restan "17 años de contrato de alquiler". "Ya han vendido tiendas en Marbella, Fuengirola y Torremolinos", detalla. Este periódico ha intentado, sin éxito, conocer la versión del empresario.

La desaparición de Lepanto en Larios se suma a la caída de otros gigantes. El Centro Histórico de Málaga cada vez es menos histórico. En los últimos años, ha sido invadido por apartamentos turísticos y modernas franquicias al servicio de extranjeros. Son muchos, aunque cada vez menos, los comercios que están resistiendo a esta embestida y otros tantos que han quedado en el camino, como Calzados Hinojosa, Cosmópolis o Café Central

Tan solo cinco establecimientos históricos y tradicionales permanecen casi impasibles al paso del tiempo en la vía principal de la zona centro: además de la pastelería Lepanto, Farmacia Mata y la heladería Casa Mira, una verdadera institución malagueña en su sector, el Quiosco Arturo y la Joyería Marcos. El resto, incluso firmas de postín, han caído como los grandes imperios ante la revolución que ha vivido la calle con el paso del tiempo.

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