Ángeles sin alas de las víctimas del machismo en Málaga: “¿Cómo avisa una mujer sorda a Emergencias? Ahí estamos nosotras"
El Equipo de Atención a la Mujer asiste las 24 horas a personas con discapacidad auditiva o de cualquier otro tipo: se desplazan hasta su domicilio, el hospital o la Comisaría
Málaga lidera, un año más, el número de mujeres asesinadas por la violencia machista en Andalucía
Poner nombre a una situación de violencia de género es un reto para quienes la sufren, sometidas, por lo general, a un proceso de aniquilación de su autoestima. Si a la condición de mujer víctima del machismo se le suma una discapacidad, el panorama se les torna aún más desolador. Para romper su silencio y reconstruir su vida, la red de apoyo se antoja clave: policías, médicos, familiares, amigos, administraciones…Y entidades especializadas en esta atención a las más vulnerables. “Imagina a una mujer sorda. ¿Cómo se comunica con los servicios de emergencia? O una persona impedida que va en silla de ruedas y cuyo cuidador es su agresor”. La que habla es Arancha Mohand, portavoz de Equipo de Atención a la Mujer Málaga (EAM), que se define como un recurso social especializado en esta violencia, el “único en la comunidad de Andalucía, con intérprete las 24 horas para asistencia a mujeres con discapacidad auditiva”. Son nueve las profesionales que acompañan a las víctimas desde el primer momento en que contactan con el equipo.
Pero, ¿cómo se activa la maquinaria? “Ellas nos exponen la situación en la que se encuentran y activamos los recursos. Valoramos su situación”, explica Arancha Mohand, jefa de servicio y coordinadora del Servicio urgente de atención ante violencia de género. El primer paso es ofrecerle seguridad, confidencialidad. Y ganarse su confianza. Hay casos urgentes, en los que el equipo tiene que desplazarse de forma inmediata al lugar desde el que da la voz de alarma la víctima “en riesgo inminente de muerte”. Acuden “en cualquier momento, a cualquier hora y cualquier día" hasta su domicilio, el centro sanitario en el que estén siendo asistidas o a dependencias policiales o judiciales.
El equipo multidisciplinar atendió hasta octubre de este 2024 un total de 2.352 peticiones de ayuda a víctimas en riesgo. La media cada año asciende a 3.000. Entre ellas, mujeres en silla de ruedas, con discapacidad visual o incluso de la tercera edad. “Esas personas tienen un grave problema al acceder a los servicios de emergencia. ¿Cómo van a un hospital o a una Comisaría? Ahí es donde estamos nosotras para facilitarles el recurso”, asegura la responsable. La asociación organizan dispositivos especiales en eventos con aglomeraciones como la Feria de Málaga o la noche de San Juan, “cuando el riesgo” de que alguna mujer necesite su ayuda es mayor.
El caso más impactante que el Equipo de Atención a la Mujer Málaga recuerda es el de una señora ciega a la que su marido agredía física y sexualmente. “Si por el hecho de ser mujer ya estamos sobreexpuestas a sufrir cualquier tipo de violencia, ¿qué ocurre con una persona ciega que desconoce los recursos?”, se cuestiona Arancha, que subraya la colaboración ciudadana para destapar los hechos. “Los vecinos nos alertaron y ya comenzamos las indagaciones. Con la información que nos dieron pudimos adentrarnos un poco más”, recuerda la portavoz. Una "exitosa intervención que tuvo muy buen desenlace”.
Esperas de hasta cinco años
Arancha denuncia, eso sí, el periplo judicial al que las víctimas se ven sometidas, y subraya todos los obstáculos que, todavía, deben sortear. “Falta mucho por hacer en cuanto a la coordinación judicial y la revictimización que sufren. Hablamos de procedimientos que pueden durar hasta cinco años”, recalca. Y ello conlleva “un desgaste emocional y un impacto psicológico inmenso”, además de la “incertidumbre” a la espera de una sentencia. “Evidentemente hay unas medidas cautelares, pero no se les impone a todas las víctimas. Falta mucha implicación de las instituciones y de los recursos”, advierte la jefa del servicio. Mientras tanto, la entidad lucha contra esa “cifra negra” de mujeres que no se atreven a denunciar a su agresor. Deben saber que, una vez lo hacen, tendrán, por lo general, “protección a nivel policial y social”. “Muchas se preguntan a dónde van cuando lo denuncie, qué van a comer sus hijos o dónde se van a duchar. Aquí las ayudamos en la medida de lo posible. Las vamos a acompañar siempre. Es importante darle visibilidad a nuestro servicio”, sostiene la jefa.
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