Diez años de Moneo, diez años sin Moneo
La operación sigue parada a la espera de que la promotora disponga de financiación y de que Urbanismo apruebe la urbanización y la licencia
El desbloqueo se espera en semanas con un nuevo acuerdo de pago
Málaga/La ruina, palpable aún en muchos rincones de la Málaga presente, se apodera de una esquina privilegiada, asomada al río sin agua que es el Guadalmedina. La parcela, sobre la que se levanta la controvertida y antigua pensión La Mundial, fue bautizada como Hoyo de Esparteros, por tratarse del lugar donde se trataba el esparto muchos años atrás, cuando los oficios aún tenían memoria. Hoy no hay esparto, pero sigue la cochambre y un hueco urbano repleto de coches.
Esta es la realidad de un escenario del casco antiguo llamado a ser transformado al son del lápiz de Rafael Moneo, referente de la arquitectura nacional e internacional. Pero su obra envejece, como todos los seres vivos, con el paso de los años. Diez ya desde que se pusieron las bases de lo que debía haber sido y sigue sin ser. Una década después de que la empresa Promociones Braser y el Ayuntamiento de Málaga firmasen el acuerdo para desarrollar un hotel de diez plantas de altura (el doble de la autorizada en origen), dos edificios de oficinas y un aparcamiento con capacidad para más de 200 plazas, el proyecto sigue sin nacer.
No hay una sola piedra puesta, no hay un movimiento de tierra sobre el terreno. Todo sigue en el plano de la teoría, de los compromisos largamente incumplidos y que ahora se quieren cumplir. No hay ejemplo parecido al del hotel de Moneo en una ciudad acostumbrada a los proyectos empantanados, a las ideas dejadas en el cajón. La mezcla de la burocracia urbanística, la necesidad de alterar el planeamiento y la incapacidad económica del actor privado generó un cóctel dilatador, que mantiene parado uno de los grandes proyectos de ciudad de la última década.
El reparto de responsabilidades, no obstante, decanta la balanza en lo negativo hacia Braser en los últimos ejercicios, en los que se ha visto incapaz de hacer frente a las obligaciones económicas contraídas con la Administración local. La letra mayúscula del acuerdo concretaba la exigencia de que hiciese entrega a las arcas municipales de 4,8 millones de euros en febrero de 2015. Desde ese momento hasta el actual transcurren ya más de tres años sin que haya depositado la suma necesaria.
Son muchas las sombras que pesan sobre una transformación necesaria en un espacio abandonado. Muestra del trasiego por el que viene deambulando esta iniciativa fue la necesidad de modificar el planeamiento para dar encaje al diseño de Moneo, con una altura muy superior a la permitida en el Pepri Centro. La Gerencia de Urbanismo aceptó variar los criterios del planeamiento al objeto de autorizar un edificio de baja más ocho plantas y ático (casi el doble de lo fijado). La propuesta contó con varios informes negativos de la Junta de Andalucía, que se oponía por el impacto que generaba en la zona.
El traspiés en la tramitación se alargó en el tiempo hasta julio de 2010, cuando la Consejería de Cultura validó el incremento de altura tras acordarse con el Ayuntamiento una modificación de toda la fachada izquierda del río, autorizando mayor altura en todo ese espacio. En aquel entonces se pensaba que era posible arrancar los trabajos en 2012, con una inversión global de unos 60 millones de euros.
A mediados de 2012, Rafael Moneo, en un desayuno informativo organizado por Grupo Joly, explicaba por primera vez en Málaga los pormenores de su propuesta para Hoyo de Esparteros. No fue la única vez que lo hizo. En plena polémica por su propuesta de eliminar La Mundial y copiarla ladrillo a ladrillo en el interior de la parcela, Moneo regresó a Málaga en octubre de 2015 después para mantener un encuentro con los grupos municipales en la Casona del Parque. Dos lecciones maestras que, por el momento, han servido de poco.
En mayo de 2014 se dio a conocer incluso el nombre de la cadena hotelera que iba a explotar el nuevo establecimiento: Vincci. En ese momento la fecha que se ponía como referencia para la apertura era el año 2016. Otra muesca más en el largo listado de calendarios destrozados.
Pero el escenario ya de sí complejo al que se enfrentaba el proyecto se convirtió en imposible tras las elecciones de 2015 y la pérdida de la mayoría absoluta del Partido Popular. De hecho, fueron muchas las mociones desatendidas por el Ejecutivo local en las que la mayoría de la Corporación demandaba la anulación del acuerdo con Braser y la salvación de la pensión de La Mundial. Las tesis proteccionistas de algunas de estas formaciones acabaron siendo consolidadas por el incumplimiento de Braser a la hora de abonar el dinero comprometido. La alianza del Ayuntamiento con el socio privado empezaba a resquebrajarse.
Hasta que llegó el día clave. El 12 de julio de 2016, todos los grupos de la oposición municipal, incluido Ciudadanos, socio de investidura de De la Torre, votaron en contra de los informes técnicos emitidos por la Gerencia de Urbanismo favorable a la aprobación del proyecto de urbanización y la licencia (condicionada al pago de la deuda acumulada). El bloqueo, activo hasta el momento actual, tuvo consecuencias inmediatas sobre la iniciativa, al punto de que, según Braser, cerró la puerta a la financiación de la que iba a disponer para avanzar en la obra.
Y obligó a la promotora a buscar un camino alternativo. Una vía que ahora, diez años después de la firma del convenio original, podría ver la luz con la rúbrica de una segunda adenda al acuerdo. La propuesta inicialmente aceptada por Urbanismo autoriza a la promotora a hacer frente a los 4,8 millones de euros de manera partida. Dos millones de euros tras disponer de la licencia, mientras que los 2,8 millones restantes se abonarían al finalizar la obra, lo que se espera para septiembre de 2020. Este hito, en cualquier caso, sigue a la espera de avanzar de manera definitiva. A la espera de que tenga todos los parabienes, parece posible que el trámite final tenga lugar este mismo mes.
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