La apertura del pantano del Limonero arrastra a una piara de jabalíes en Málaga

Una mujer fotografía el cauce del río Guadalmedina. / Javier Albiñana

Desde hace semanas, los jabalíes han hecho del cauce urbano del río Guadalmedina de Málaga su hábitat. Campan a sus anchas por este espacio, al que acuden a buscar alimentos, de hecho, hay personas que, en contra de todas las indicaciones, les dejan comida. Este miércoles, coincidiendo con el desembalse de la presa del Limonero, varios de estos animales se han visto sorprendidos por la crecida del agua.

Algunos de ellos han podido subirse a una zona más alta, pero otros han sido arrastrados por la corriente, a la altura del conservatorio Manuel Carra, según los vídeos que se han podido ver en las redes sociales. La apertura del Limonero se lleva a cabo el primer miércoles de cada mes para mantener operativos los desagües de esta presa, que sirve para proteger a la ciudad de una inundación en caso de las avenidas del Guadalmedina.

En Málaga sigue abierto el debate sobre cómo controlar a los jabalíes, a los que cada vez es más fácil verlos por zonas urbanas de la capital, incluso a plena luz del día. Lo último que se hizo por parte del Ayuntamiento es aparcar la caza con arco, para lo que contrató a una empresa por 15.000 euros, y optar por hacerlo usando dardos narcotizantes y, finalmente, la eutanasia.

Es decir, a partir de ahora, se dispararán dardos narcóticos con efecto anestesiante a los ejemplares que posteriormente serán eutanasiados por un veterinario, según anunció la concejala de Sostenibilidad Medioambiental, Penélope Gómez, en la comisión celebrada el pasado mes de octubre. Una nueva forma de proceder, que todavía tiene que autorizar la Junta de Andalucía, a la que se llega tras las críticas de las asociaciones animalistas, que protestaron a las puertas del Consistorio y con las que el ejecutivo municipal se ha reunido en distintas ocasiones.

La nueva discordia en este punto reside en que tanto los ecologistas como los cazadores rechazan que sedarlos para administrarles una dosis letal sea una solución óptima. Es lo que opina, entre otras fuentes consultadas, el coordinador de GENA-Ecologistas en Acción, Rafael Yus, que parte de la base de que "no hay que llamar eutanasia a un acto que no es elegido", a lo que añade que se trata de una medida "a la desperada y contraria al derecho de los animales". Aunque le encuentra su parte positiva porque el animal "no sufre" y es "menos peligroso" que los arqueros, que, cabe recordar, no están autorizados a actuar en las calles. 

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