Aquel Halloween portuario en Málaga

Málaga/EL domingo 31 de octubre de 2021, el puerto de Málaga amaneció con tres buques de crucero, tres mercantes y un ferry. Pero con independencia de esta propuesta marítima, lo que realmente llamó la atención en aquella jornada portuaria fue la imagen de unos empleados de una empresa de eventos engalanando la capilla del mar para festejar Halloween.

Efectuada esta decoración en dos fases, en aquella mañana, una serie de astillas, cuñas de madera, presillas de plástico y pegotes de silicona sirvieron para fijar en las históricas piedras de la fachada principal de este monumento telas de araña, murciélagos y esqueletos; unos aderezos que se completaban con dos figuras que aparecían en el balcón de este edificio amén de otra utilería que se podía apreciar en la puerta de la capilla.

Completada aquella ornamentación, la tarde del domingo 31, este monumento se convirtió en un hervidero de gente; un lugar donde personas con o sin disfraces esperaban para realizar sus respectivas fotografías de móvil teniendo como escenario de fondo un histórico edificio decorado para la ocasión. Y si bien este hecho ya lo referí en esta misma columna en 2021 y volví a hacerlo en 2022, hoy, este recuerdo regresa para no olvidar una acción para la cual me cuesta mucho trabajo encontrar un calificativo; una actuación errónea que alguien pensó y alguien autorizo y que constituye una de las circunstancias más incomprensibles vividas dentro del recinto portuario malagueño en toda su historia.

Frente a aquella horripilante imagen, muy acertada para Halloween y que afortunadamente ya no ha vuelto a repetir y, ante la idea del proyecto de la restauración la capilla del puerto, permítanme una propuesta un tanto excéntrica que también podría hacerse extensible a la farola.

De una forma controlada, quizás, no estaría mal que los malagueños pudieran ver el estado en el que se encuentra el interior de la capilla; un lugar que como ya escribí, poco a poco se ha ido pudriendo por dentro y por fuera sin el más mínimo interés institucional. Un monumento que, en 2021 con astillas, cuñas de madera, presillas de plástico y pegotes de silicona fue decorado para la celebración de un terrorífico Halloween.