Los árboles de Chipperfield junto a la torre del puerto de Málaga tardarían 60 años en llegar a esa altura

El experto botánico Salvo Tierra opina que la infografía es "capciosa, en ningún caso un árbol de este tamaño puede tapar una torre de 144 metros"

Chipperfield, operación camuflaje: va más allá de la torre del puerto de Málaga para vender su sostenibilidad

Una vista del hotel desde el paseo de la Farola.
Una vista del hotel desde el paseo de la Farola. / M. H.

Si bien es cierto que las infografías hasta ahora distribuidas por los promotores de la torre del puerto tras la llegada del arquitecto estrella David Chipperfield no son para nada completas y habrá que esperar al 6 de marzo para vislumbrar el proyecto final, sí que se pueden discernir algunos detalles. Entre ellos los árboles que fija en la urbanización desde la plataforma a la Farola –que exceden el propio proyecto y forman parte de su operación camuflaje–. Y si el render (infografía) lo aguanta todo, que dicen los arquitectos, lo difícil es trasladar esas características al resultado final. Uno de los factores que más echará en falta Chipperfield es el tiempo: 60 años tardarían los pinos marítimos que dibuja en sus infografías en alcanzar ese porte y altura.

Enrique Salvo Tierra, profesor doctor del Departamento de Biología Vegetal de la Universidad de Málaga (UMA), explica que los más de 12 metros que se perciben en los pinos marítimos deben tener "tranquilamente 60 años de edad". Puntualizando, además, que no es posible trasplantarlos con ese porte y esa altura, sino que, como mucho puede hacerse cuando miden "dos o tres metros para que enraícen".

Este árbol, típico en California, más precisamente en la zona de Monterrey, según indica el experto botánico, sí que "crece bien en zona de arenales y no le importa la intrusión marina que pueda haber de salinidad", por lo que sería una buena elección para estos espigones.

Sin embargo, hay otra característica de este punto de la ciudad por la que nunca lo recomendaría: los temporales de viento de Levante. "Aguanta bien las inclemencias del litoral, pero igual que las palmeras pueden crecer sin tener descompensaciones los pinos tienen un mantenimiento mucho más complicado", indica.

No sería difícil que con el paso del tiempo, apunta, acaben con un "efecto bandera", es decir, se doblen hacia el oeste (la derecha si el espectador mira hacia el mar desde la ciudad). Contando que no caigan al suelo directamente fruto de los vendavales, "ya lo vimos en Filomena, no tienen un soporte lo suficientemente rígido como para soportar todo el volumen hacia arriba". Por esto mismo necesitarían unos alcorques –el hoyo o espacio en el que se planta el árbol– "alto para que le sirva como basamento". De lo contrario augura un final común, "árboles tumbados o que no crecerían tanto" como se ve en las proyecciones.

El arquitecto Ángel Asenjo también señala las dificultades ambientales de la zona para las plantaciones de árboles, "todos conocemos los vendavales de Levante, es muy difícil que asiente allí ningún árbol", señala.

Salvo Tierra, sobre la infografía en la que los árboles superan y tapan la torre opina que es "capciosa, en ningún caso un árbol de este tamaño puede tapar una torre de 144 metros. Han cogido un día con taró [en referencia a la niebla que se aprecia en torno a la torre] y está medio tapada, pero eso no va a camuflar la altura del edificio, que va a ser predominante. Eso no hay vegetación que pueda taparlo".

Para esa zona, el experto botánico aconseja "árboles más pequeños", poniendo como ejemplo los metrosideros, "ya se pone en los manglares y es una vegetación de protección frente a la subida del mar y los vendavales, además, la floración aquí sería casi permanente".

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