"Las armas en La Pamilla son la punta del iceberg, pero no el fondo y ahí nadie se quiere meter"
Algunos centros escolares de la barriada reclaman más recursos humanos y económicos para educación, ya que apuntan que el problema tiene un origen "cultural" y "social"
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Balaceras y tiros al aire para amedrentar al rival son las situaciones que acontecen asiduamente en la barriada de Palma-Palmilla y contra las que los vecinos han decidido alzar la voz. A la petición del desarme de las viviendas, los centros escolares han añadido la dotación de recursos tanto humanos como económicos en educación para atajar el "origen social" del conflicto.
El director del Colegio de Educación Infantil y Primaria Manuel Altolaguirre, Miguel Ángel Muñoz, defiende que una de las soluciones para erradicar el conflicto pasa por "quitar las armas", pero aboga también por "enseñar a las familias cómo tienen que convivir"."Las armas son la punta del iceberg, pero no es el fondo y ahí nadie se quiere meter", asevera.
Una de sus apuestas es potenciar los centros educativos de la zona y, a su juicio, "lo ideal sería unificar todos en uno solo donde se dé la mayor calidad para que puedan venir alumnos de otras zonas y enriquecer a las familias de Palma-Palmilla", manifiesta.
Y es que, para el docente, "no existe el ingrediente secreto para el cambio", simplemente "hay que dejar de hacer lo que se está haciendo porque no funciona". Explica que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no encuentran armas en los inmuebles porque llevan a cabo controles de entrada en los inmuebles después de los tiroteos. "Ellos saben lo que tienen que hacer y no las sacan en un tiempo", manifiesta.
Los menores repiten patrones
Mientras tanto, dentro de los aulas, Muñoz lamenta que se limitan a "sobrevivir", ya que "los alumnos copian el comportamiento de sus familias y aprenden que tienen que ocupar la posición que suelta su padre", señala. Dependiendo del clan al que pertenezcan, "son peces grandes o chicos, y eso genera remordimientos y rencores que van a mantener durante años", asegura el director del CEIP Manuel Altolaguirre.
De esta manera, Miguel Ángel Muñoz insiste en que "no es solo un problema de armas", sino que también se trata de una cuestión cultural. Considera que "estos problemas se mantienen y se alargan en el tiempo porque pasan de generación en generación". Una perspectiva que también comparte la directora de colegio Doctor Gálvez Moll, Virginia Arjona: "El crimen de la Palmilla tiene un origen social. Por ello, si se invierte más en educación habrá menos conflictos y menos uso de armas".
Por su parte, el alcalde de la capital, Francisco de la Torre, ha negado que las balaceas puedan atribuirse a un contexto social, y destaca que lo urgente es que la Policía Nacional, conocedora, a su juicio, de los puntos conflictivos en los que puede encontrarlas, retire las pistolas. "Hay una queja clara de que la Policía no ha estado presente en la búsqueda e incautación de armas. Dos clanes enfrentados llegan a usarlas y, para utilizarlas, hay que tenerlas", ha remachado.
Si bien, el subdelegado del Gobierno en Málaga, Javier Salas, ha subrayado que el problema es también "social y no solo de seguridad o punitivo". Al tiempo, ha defendido que la Policía Nacional "es muy profesional" y que el número de efectivos se ha reforzado tras la salida del Gobierno de Mariano Rajoy, "que nos dejó con un 20 o 30% menos de Policías en Málaga". "Todos los malagueños sabemos lo que es Palma-Palmilla", ha recalcado, para, a renglón seguido, arremeter contra el Ayuntamiento, al que culpa de la situación conflictiva: "En 20 años no ha hecho nada. Hasta que eso no se ataje, no se solventará el problema de seguridad ciudadana en la zona".
A las manifestaciones del máximo responsable de la Subdelegación del Ejecutivo, el proyecto comunitario del barrio, Proyecto Hogar, ha asegurado que es la zona "donde más acciones de intervención social se desarrollan para reducir las desigualdades y las causas que originan la delincuencia y otros problemas sociales en Málaga".
Aunque aseguran que "siempre faltan recursos", indican que en Palma Palmilla "es donde más estamos luchando por la erradicación de la pobreza mediante medidas no punitivas e innovadoras. Si bien, reconocen que "no es suficiente", por lo que solicitan a la Subdelegación que "erradique las armas de fuego".
"Queremos hacer un llamamiento a todas las administraciones para que nadie intente llevar este problema a la típica disputa entre instituciones y partidos que distrae y obstaculiza la resolución de lo que realmente preocupa a la gente", han destacado desde el colectivo de vecinos de la barriada.
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